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Pues todos nuestros días pasan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un suspiro.
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Los días de nuestra vida son setenta años; y en los más robustos, ochenta años. La mayor parte de ellos es duro trabajo y vanidad; pronto pasan, y volamos.
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¿Quién conoce el poder de tu ira y de tu indignación, como debes ser temido?
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Enséñanos a contar nuestros días de tal manera que traigamos al corazón sabiduría.
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¡Vuelve, oh SEÑOR! ¿Hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos.
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Por la mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
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Alégranos conforme a los días de nuestra aflicción y a los años en que hemos visto el mal.
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Sea manifestada tu obra a tus siervos y tu esplendor sobre sus hijos.
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Sea sobre nosotros la gracia del SEÑOR nuestro Dios. La obra de nuestras manos confirma entre nosotros; sí, confirma la obra de nuestras manos.
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