-
Diré yo al SEÑOR: “¡Refugio mío y castillo mío, mi Dios en quien confío!”.
-
Porque él te librará de la trampa del cazador y de la peste destructora.
-
Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas te refugiarás; escudo y defensa es su verdad.
-
No tendrás temor de espanto nocturno ni de flecha que vuele de día
-
ni de peste que ande en la oscuridad ni de plaga que en pleno día destruya.
-
Caerán a tu lado mil y diez mil a tu mano derecha pero a ti no llegará.
-
Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.
Continúa después de la publicidad