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con el arpa de diez cuerdas y la lira, con el tono suave del arpa.
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Ciertamente me has alegrado, oh SEÑOR, con tus hechos; grito de gozo por las obras de tus manos.
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¡Cuán grandes son tus obras, oh SEÑOR! Muy profundos son tus pensamientos.
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El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto:
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que los impíos brotan como la hierba, y que todos los que hacen iniquidad florecen para ser destruidos para siempre.
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