• Santiago 1:16

    Mis amados hermanos, no se engañen:

  • Santiago 1:17

    Toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces en quien no hay cambio ni sombra de variación.

  • Santiago 1:18

    Por su propia voluntad, él nos hizo nacer por la palabra de verdad para que fuéramos como primicias de sus criaturas.

  • Santiago 1:19

    Sepan, mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira

  • Santiago 1:20

    porque la ira del hombre no lleva a cabo la justicia de Dios.

  • Santiago 1:21

    Por lo tanto, desechando toda suciedad y la maldad que sobreabunda, reciban con mansedumbre la palabra implantada la cual puede salvar su vida.

  • Santiago 1:22

    Pero sean hacedores de la palabra, y no solamente oidores engañándose a ustedes mismos.

  • Santiago 1:23

    Porque cuando alguno es oidor de la palabra y no hacedor de ella, este es semejante al hombre que mira su cara natural en un espejo.

  • Santiago 1:24

    Se mira a sí mismo y se marcha, y en seguida olvida cómo era.

  • Santiago 1:25

    Pero el que presta atención a la perfecta ley de la libertad y persevera en ella sin ser oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.

  • Santiago 1:26

    Si alguien parece ser religioso y no refrena su lengua sino que engaña a su corazón, la religión del tal es vana.

  • Santiago 1:27

    La religión pura e incontaminada delante de Dios y Padre es esta: cuidar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha del mundo.

Continúa después de la publicidad