Explicación, estudio y comentario bíblico de Santiago 3:5-59 verso por verso
Así también la lengua es un miembro pequeño pero se jacta de grandes cosas. ¡Miren cómo un fuego tan pequeño incendia un bosque tan grande!
Y la lengua es un fuego; es un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros y es la que contamina el cuerpo entero. Prende fuego al curso de nuestra vida y es inflamada por el infierno.
Pues fieras y aves, reptiles y criaturas marinas de toda clase pueden ser domadas, y han sido domadas, por el ser humano.
Pero ningún hombre puede domar su lengua; porque es un mal incontrolable, lleno de veneno mortal.
Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres que han sido creados a la semejanza de Dios.
De la misma boca salen bendición y maldición. No puede ser, hermanos míos, que estas cosas sean así.
¿Será posible que de un manantial brote agua dulce y amarga por la misma abertura?
Hermanos míos, ¿puede la higuera producir olivas, o la vid higos? Tampoco de una fuente de agua salada brota agua dulce.
¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? ¡Que demuestre por su buena conducta sus obras en la mansedumbre de la sabiduría!
Pero si en su corazón ustedes tienen amargos celos y contiendas, no se jacten ni mientan contra la verdad.
Esta no es la sabiduría que desciende de lo alto sino que es terrenal, animal y diabólica.
Porque donde hay celos y contiendas, allí hay desorden y toda práctica perversa.
En cambio, la sabiduría que procede de lo alto es primeramente pura; luego es pacífica, tolerante, complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial y no hipócrita.
Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.