Explicación, estudio y comentario bíblico de Santiago 4:4-59 verso por verso
¡Gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, cualquiera que quiere ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios.
¿O suponen que en vano dice la Escritura: El Espíritu que él hizo morar en nosotros nos anhela celosamente?
Pero él da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.
Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores y purifiquen su corazón, ustedes de doble ánimo.
Aflíjanse, lamenten y lloren. Su risa se convierta en llanto, y su gozo en tristeza.
Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.
Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla mal de su hermano o juzga a su hermano habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si tú juzgas a la ley, entonces no eres hacedor de la ley sino juez.
Hay un solo Dador de la ley y Juez quien es poderoso para salvar y destruir. Pero ¿quién eres tú que juzgas a tu prójimo?
¡Vamos pues ahora los que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año y haremos negocios y ganaremos”!
Ustedes, los que no saben lo que será mañana, ¿qué es su vida? Porque son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.
Más bien, deberían decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”.
Pero ahora se jactan en su soberbia. Toda jactancia de esta clase es mala.
Por tanto, al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, eso le es pecado.