Explicación, estudio y comentario bíblico de Santiago 4:7-59 verso por verso
Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores y purifiquen su corazón, ustedes de doble ánimo.
Aflíjanse, lamenten y lloren. Su risa se convierta en llanto, y su gozo en tristeza.
Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.
Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla mal de su hermano o juzga a su hermano habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si tú juzgas a la ley, entonces no eres hacedor de la ley sino juez.
Hay un solo Dador de la ley y Juez quien es poderoso para salvar y destruir. Pero ¿quién eres tú que juzgas a tu prójimo?
¡Vamos pues ahora los que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año y haremos negocios y ganaremos”!
Ustedes, los que no saben lo que será mañana, ¿qué es su vida? Porque son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.
Más bien, deberían decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”.
Pero ahora se jactan en su soberbia. Toda jactancia de esta clase es mala.
Por tanto, al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, eso le es pecado.