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“Entonces daré a los pueblos un lenguaje puro para que todos invoquen el nombre del SEÑOR y le sirvan de común acuerdo.
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Desde más allá de los ríos de Etiopía me traerán ofrenda los que me invocan en medio de la dispersión.
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“En aquel día no serás avergonzada por ninguno de tus actos con que te rebelaste contra mí, porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en su soberbia. Y nunca más te ensoberbecerás en el monte de mi santidad.
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En medio de ti dejaré un pueblo humilde y pobre, el cual se refugiará en el nombre del SEÑOR.
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El remanente de Israel no hará iniquidad ni dirá mentira ni habrá lengua engañosa en boca de ellos. Ciertamente serán apacentados y se recostarán sin que haya quien los amedrente”.
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¡Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel! ¡Gózate y regocíjate de todo corazón, oh hija de Jerusalén!
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El SEÑOR ha quitado el juicio contra ti; ha echado fuera a tu enemigo. ¡El SEÑOR es el Rey de Israel en medio de ti! ¡Nunca más temerás el mal!
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En aquel día se dirá a Jerusalén: “No temas, oh Sion; no se debiliten tus manos”.
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El SEÑOR tu Dios está en medio de ti: ¡Es poderoso; él salvará! Con alegría se regocijará por causa de ti. Te renovará en su amor; por causa de ti se regocijará con cánticos.
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“Yo quitaré de ti el pesar de la festividad que era para ti como una carga.
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He aquí, en aquel tiempo yo convertiré en oprobio a todos tus opresores. Pero salvaré a la que cojea y recogeré a la descarriada. Las pondré como objeto de alabanza y de renombre en todos los países donde han sido avergonzadas.
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En aquel tiempo los traeré; en aquel tiempo los reuniré. Yo les haré objeto de renombre y de alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando les restaure de la cautividad ante sus propios ojos”, ha dicho el SEÑOR.