Explicación, estudio y comentario bíblico de Tito 3:1-56 verso por verso
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y a las autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos para toda buena obra,
que no hablen mal de nadie, que no sean contenciosos sino amables demostrando toda consideración por todos los hombres.
Porque en otro tiempo nosotros también éramos insensatos, desobedientes, extraviados. Estábamos esclavizados por diversas pasiones y placeres, viviendo en malicia y en envidia. Éramos aborrecibles, odiándonos unos a otros.
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor por los hombres,
él nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino según su misericordia; por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo
que él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador.
Y esto para que, justificados por su gracia, seamos hechos herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
Fiel es esta palabra.
Pero evita las contiendas necias, las genealogías, las controversias y los debates acerca de la ley; porque de nada aprovechan y son vanos.
Después de una y otra amonestación, rechaza al hombre que causa divisiones,
sabiendo que el tal se ha pervertido y peca, habiéndose condenado a sí mismo.
Cuando yo envíe a ti a Artemas o a Tíquico, procura venir a mí a Nicópolis pues allí he decidido pasar el invierno.
Encamina a Zenas, maestro de la ley, y a Apolos para que no les falte nada.
Y aprendan los nuestros a dedicarse a las buenas obras para los casos de necesidad, con el fin de que no sean sin fruto.
Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos ustedes.