Explicación, estudio y comentario bíblico de Zacarías 13:1-38 verso por verso
“En aquel día habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, a fin de limpiar el pecado y la impureza.
“En aquel día sucederá que eliminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y nunca más vendrán a la memoria, dice el SEÑOR de los Ejércitos. Eliminaré de esta tierra, tanto a los profetas como al espíritu de impureza.
Sucederá que cuando alguno vuelva a profetizar, su padre y su madre que lo engendraron le dirán: ‘¡No vivirás, porque has hablado mentira delante del SEÑOR!’. Y cuando profetice, su padre y su madre que lo engendraron lo traspasarán con lanza.
“En aquel día sucederá que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profeticen. Nunca más se vestirán con manto de pelo para engañar.
Y dirá uno de ellos: ‘Yo no soy profeta; soy labrador de la tierra, pues la tierra es mi ocupación desde mi juventud’.
Le preguntarán: ‘¿Qué heridas son estas en tus manos?’. Y él responderá: ‘Con ellas fui herido en la casa de mis amigos’.
“¡Levántate, oh espada, contra mi pastor y contra el hombre compañero mío, dice el SEÑOR de los Ejércitos. Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas, y volveré mi mano contra los pequeños.
Y acontecerá en toda la tierra, dice el SEÑOR, que las dos partes serán exterminadas en ella y se perderán; pero una tercera parte quedará viva en ella.
Y meteré a aquel tercio en el fuego; los fundiré como se funde la plata y los probaré como se prueba el oro. Ellos invocarán mi nombre y yo los escucharé. Yo diré: ‘¡Pueblo mío!’; y él dirá: ‘¡El SEÑOR es mi Dios!’.