Explicación, estudio y comentario bíblico de Zacarías 3:1-38 verso por verso
Después me mostró a Josué, el sumo sacerdote, el cual estaba delante del ángel del SEÑOR; y Satanás estaba a su mano derecha para acusarlo.
El SEÑOR dijo a Satanás: — El SEÑOR te reprenda, oh Satanás. El SEÑOR, quien ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es este un tizón arrebatado del fuego?
Josué estaba delante del ángel, vestido con vestiduras sucias.
Entonces el ángel habló y ordenó a los que estaban delante de él, diciendo: — Quítenle esas vestiduras sucias. — Y a Josué dijo — : Mira que he quitado de ti tu iniquidad y te visto con ropa de gala.
— También dijo — : Pongan sobre su cabeza un turbante limpio. Pusieron un turbante limpio sobre su cabeza y lo vistieron con sus vestiduras. El ángel del SEÑOR estaba de pie.
Y el ángel del SEÑOR advirtió a Josué diciendo:
— Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Si andas en mis caminos y guardas mi ordenanza, tú también gobernarás mi casa y guardarás mis atrios; y yo te daré libre acceso entre estos que están de pie.
Escucha, pues, oh Josué, sumo sacerdote; tú y tus amigos que se sientan delante de ti, puesto que son hombres de carácter simbólico: He aquí yo traigo a mi siervo, el Retoño.
Porque he aquí que yo mismo grabaré aquella piedra que he puesto delante de Josué (sobre esta única piedra hay siete ojos), dice el SEÑOR de los Ejércitos, y quitaré la iniquidad de la tierra en un solo día.
En aquel día, dice el SEÑOR de los Ejércitos, cada uno de ustedes invitará a su amigo para estar debajo de su vid y debajo de su higuera”.