Explicación, estudio y comentario bíblico de Zacarías 7:1-12 verso por verso
Aconteció que en el cuarto día del mes noveno, es decir, en Quislev, del cuarto año del rey Darío, vino la palabra del SEÑOR a Zacarías.
Entonces enviaron a Sarezer, a Reguem-melec y a sus hombres a la casa de Dios para implorar el favor del SEÑOR,
y para hablar con los sacerdotes que estaban en la casa del SEÑOR de los Ejércitos y con los profetas, a fin de preguntarles: “¿Debo hacer duelo en el mes quinto y ayunar, como he hecho desde hace algunos años?”.
Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR de los Ejércitos, diciendo:
“Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, diciendo: ‘Cuando ayunaban y hacían duelo en los meses quinto y séptimo durante estos setenta años, ¿acaso ayunaban para mí?
Y cuando comen y beben, ¿acaso no comen y beben para ustedes mismos?
¿No son estas las palabras que ha dado a conocer el SEÑOR por medio de los antiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y en paz, y estaban habitadas las ciudades en sus alrededores, y en el Néguev y en la Sefela?”.
Vino la palabra del SEÑOR a Zacarías, diciendo:
“Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Juzguen conforme a la verdad; practiquen la bondad y la misericordia, cada uno con su hermano.
No extorsionen a la viuda, al huérfano, al extranjero y al pobre; ni ninguno piense en su corazón el mal contra su hermano’.
Pero no quisieron escuchar. Más bien, se encogieron de hombros rebeldemente y taparon sus oídos para no oír.
Y endurecieron su corazón como un diamante para no oír la ley ni las palabras que el SEÑOR de los Ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los antiguos profetas. Por tanto, se desencadenó la gran ira del SEÑOR de los Ejércitos.