Explicación, estudio y comentario bíblico de Zacarías 8:9-19 verso por verso
Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Esfuércense sus manos, ustedes que en estos días oyen estas palabras de la boca de los profetas, desde el día en que fueron puestos los cimientos de la casa del SEÑOR de los Ejércitos para reedificarla.
Porque antes de estos días no había recompensa para el hombre ni había recompensa para el ganado, y a causa del enemigo no había paz para el que entraba ni para el que salía. Yo arrojé a todo hombre, cada uno contra su prójimo.
Pero ahora no haré esto con el remanente de este pueblo como en aquellos días pasados, dice el SEÑOR de los Ejércitos.
Porque su semilla será paz; la vid dará su fruto, la tierra su producto y los cielos su rocío. Y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto.
Sucederá que como fueron maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así los libraré y serán bendición. No teman; más bien, esfuércense sus manos’.
“Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Como pensé hacerles mal cuando sus padres me provocaron a ira, y no cambié de parecer, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos,
así ahora he pensado hacerle bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días. No teman.
Estas son las cosas que han de hacer: Hablen verdad cada cual con su prójimo. Juzguen en sus tribunales con juicio de paz.
Ninguno de ustedes piense en su corazón el mal contra su prójimo. No amen el falso juramento, porque yo aborrezco todas estas cosas’ ”, dice el SEÑOR.
Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR de los Ejércitos, diciendo:
“Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Los ayunos del mes cuarto, del quinto, del séptimo y del décimo serán convertidos en ocasiones de gozo, alegría y buenas festividades para la casa de Judá. Amen, pues, la verdad y la paz’ ”.