Ahora os alabo, hermanos, porque os acordáis de mí en todas las cosas y guardáis las ordenanzas tal como os las entregué.

El versículo inicial realmente pertenece al capítulo anterior, ya que se refiere al ejemplo dado por Pablo al hacer uso del tacto cristiano apropiado en todas las circunstancias. A través de su propio modelo, dirige a sus lectores hacia el de su Maestro y el de ellos: Sed imitadores míos, como yo de Cristo. Quiere que sigan el ejemplo que les ha dado con su conducta, en la que renunció a todo interés egoísta en aras de ganar almas para Cristo.

Pero de paso no quiere que se apeguen a su persona, sino que reconozcan en su conducta la influencia del Cristo exaltado; deben imitarlo en la medida en que exponga ante ellos la imagen de Cristo. Esto requeriría tiempo y aplicación constante, ya que un cristiano siempre está en formación, pero su modelo era tal que los incitaba a la emulación, para estimular su ambición cristiana en todo momento.

Y para inspirarlos a sus esfuerzos más persistentes, el apóstol no duda en dar a los cristianos corintios todo el crédito por su actitud en ciertos asuntos: Pero os alabo porque os acordáis de todas las cosas que os he dado, que os han sido guardando en todo recuerdo mi memoria, y que habéis estado observando las instrucciones tal como os las he entregado. Los corintios, aunque en general muy por detrás del apóstol en abnegación, sin embargo, en general estaban conscientes de las ordenanzas divinas que él les había entregado.

Estas instrucciones, 2 Tessalonicesi 2:15 ; 2 Tessalonicesi 3:6 , que se transmitían tanto oralmente como por carta, se referían a la doctrina y la vida, e incluían también costumbres de adoración y ceremonias. Aunque estos últimos no son en absoluto equivalentes a los primeros, sirven sin embargo para la edificación de la Iglesia, y su adopción puede ser aconsejable incluso en este momento.

Marcos: El Papa no tiene asidero en este pasaje por su insistencia en el valor de la tradición oral, porque la palabra se usa en la Biblia solo para las instrucciones inmediatas de hombres inspirados y nunca para un conglomerado de principios sobre los cuales el Papa reclama el derecho. de árbitro único.

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