Pero codiciad fervientemente los mejores dones; y sin embargo os muestro un camino más excelente.

A partir del v. 12, Pablo había dado cuenta detallada de la interrelación de los miembros y órganos en el mecanismo humano, indicando, sin embargo, incluso en el v. 13, que quería que la aplicación se hiciera en el caso de la Iglesia. Y aquí declara que todo el pasaje debe aplicarse a la congregación cristiana: Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros por separado; con Cristo tenéis la relación de un cuerpo, unos con otros tenéis la relación de miembros.

Por lo tanto, las lecciones del descontento de los miembros menos nobles, del orgullo de los miembros más dignos y del cuidado y solicitud mutuos de los miembros en general deben ser atendidas en la Iglesia. Y Pablo declara abiertamente que en la Iglesia hay diversidad de talentos, de ministerios, de efectos. Fue Dios quien hizo esta distinción; Él fue quien escogió y estableció ciertos oficiales en la Iglesia, ocuparon el cargo por Su voluntad, Atti degli Apostoli 20:28 .

Fueron, primero, los apóstoles, los maestros de toda la Iglesia hasta el fin de los tiempos, primero por la palabra hablada, luego por su doctrina transmitida por escrito. Había, en segundo lugar, profetas, hombres que tenían el don de profecía, vv. 8 -10. Había, en tercer lugar, maestros, hombres que eran capaces de enseñar la doctrina transmitida, para aplicarla a los casos individuales. Estos tres representaban las órdenes de enseñanza.

Y en la congregación en general, y sin distinción de oficio, se hallaban poderes milagrosos, dones de sanidades, vv. 9 -10; raciones, el trabajo que era realizado principalmente por los diáconos; gobernaciones, el trabajo que hacían los oficiales ejecutivos en la organización de la congregación; y finalmente, especies de lenguas, v. 10. Nota: El apóstol aquí evidentemente se está refiriendo a la organización de la iglesia visible, a la cual ha confiado la administración de los medios de gracia. Si una persona que se dice cristiana muestra el espíritu del independentismo, sosteniendo que puede ignorar la obra del ministerio, no está conforme con este pasaje de las Escrituras.

Dios ha dado los oficios y distribuido los dones, pero Él mismo ha hecho la distinción, escogiendo los vehículos de Su gracia como mejor le parecía. El descontento con la posición asignada a cualquiera en la Iglesia es rebelión contra Su gobierno: ¿Son todos apóstoles? todos los profetas? todos los maestros? todos los poderes? ¿Tienen todos los dones de sanidad? ¿Todos hablan con las lenguas? ¿Todos interpretan? En la Iglesia de Cristo todos los cristianos no pueden ser todo, no pueden ocupar todos los oficios, no pueden tener todos los mismos dones; el Señor ha distribuido los dones, y ante Él todos son responsables, ya sea que el talento que les ha sido confiado sea grande o pequeño en su apariencia ante los hombres.

Que el apóstol, el profeta, el maestro, el sanador, el intérprete, el diácono, cada uno haga su trabajo en su lugar designado sin celos y sin estar descontento con su suerte. Todas estas posiciones son necesarias y son mutuamente interdependientes; todos ellos deben servir para la gloria del Señor y para el bienestar de Su pueblo. El engrandecimiento propio y los celos son la muerte de la verdadera obra de la iglesia.

En lugar de fomentar el orgullo y la presunción, los cristianos de todos los tiempos deben emplear sus esfuerzos de otra manera: Pero sean celosos de los mejores dones, busquen aquellos dones del Espíritu que son de mayor beneficio para la obra del Señor en el Iglesia. Si los cristianos están realmente ansiosos por servir en la obra del Señor, con una labor completamente desinteresada, entonces el Señor recompensará este celo de oración; a tales personas se les dará la oportunidad de poner sus talentos a disposición del Rey de Gracia.

Y con este fin Pablo no sólo quiere exhortar a sus lectores, sino que también quiere mostrarles un camino excelente, un camino sin igual, por el cual puedan alcanzar el cumplimiento de su deseo y ser colocados en una posición en la que puedan servir a la Iglesia en todos sus miembros, para la gloria de Dios.

Resumen. El apóstol habla de la diversidad de los dones del Espíritu que contribuyen a la vida de la Iglesia, siendo todos necesarios y todos honrosos en su debido uso, como lo muestra en una detallada comparación de los miembros del organismo humano y sus funciones, pero ninguno para buscarse con espíritu de emulación.

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