lo cual también hicieron, y lo enviaron a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo. "En estos días", los días del primer amor, cuando los fuegos del celo por el Señor y del amor por los hermanos todavía ardían alto, también se encontraban extraordinarios dones del Espíritu en las congregaciones. Establecidas relaciones fraternales con la congregación de Jerusalén, descendieron de aquella ciudad a Antioquía algunos profetas, hombres que habían recibido el don especial de poder predecir el futuro.

Uno de estos profetas, un hombre llamado Agabo, por el poder del Espíritu indicó que una gran hambruna estaba destinada a venir sobre todo el mundo. Esta predicción, como señala Lucas, se cumplió en el reinado del emperador Claudio. Como todos los historiadores seculares de renombre, Suetonio, Dion Casio, Tácito y también Eusebio, dan testimonio, una severa hambruna en ese momento golpeó a todo el mundo civilizado, notablemente a los países a lo largo del Mediterráneo.

Pero ahora se manifestó el amor de Cristo que vivía en los cristianos por la fe. Cada uno de los discípulos, según su capacidad individual, se comprometió a enviar, en proporción a sus medios, para el servicio de socorro a aquellos hermanos en la fe que vivían en Judea. Dado que Antioquía era una ciudad próspera, lo más probable es que muchos de los cristianos que vivían allí participaran de esta prosperidad de una forma u otra y, por lo tanto, estuvieran en condiciones de brindar ayuda material a los hermanos que se encontraban en una situación menos afortunada.

Por lo tanto, cuando surgió la necesidad, la congregación de Antioquía envió ayuda, muy probablemente en forma de dinero, a los ancianos de Jerusalén por medio de Bernabé y Saulo. Los ancianos, o presbíteros, incluían a todos los oficiales de la congregación, tanto los que trabajaban en la Palabra y la doctrina, como los que hacían el trabajo de diáconos. Los apóstoles fueron maestros extraordinarios, no solo de la congregación en Jerusalén, sino de toda la Iglesia.

El ejemplo de los cristianos de Antioquía bien puede servir de emulación en todo tiempo. Los cristianos individuales y las congregaciones enteras deben tener en cuenta no solo sus propias necesidades, sino también las de los demás, y recordar especialmente a los que les han servido con dones y bendiciones espirituales, en la predicación del Evangelio.

Resumen

Pedro explica y defiende su acción en Cesarea frente a los escrúpulos de los críticos judaizantes, la congregación de Antioquía es fundada por algunos de los discípulos dispersos y establecida por Bernabé, más tarde con la ayuda de Saulo.

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