Y lo llevó a Jesús. Y cuando Jesús lo vio. Él dijo: Tú eres Simón, hijo de Jona; serás llamado Cefas, que significa piedra.

Se da el nombre de uno de los antiguos discípulos. Era Andrés de Betsaida, el hermano de Pedro. No se da el nombre del otro hombre, pero cualquiera que lea el evangelio de Juan cuidadosamente puede leer entre líneas que el mismo Juan era el otro discípulo que aquí encontró a Jesús. Ahora los corazones de ambos hombres estaban llenos de la felicidad de su salvación. Se sintieron obligados a dar a conocer a los demás la fe que había en ellos y en Aquel que la inspiró.

Antes de hacer cualquier otra cosa, Andrés se dispuso a buscar a su hermano Simón. Su corazón estaba lleno, y de esa plenitud habló su boca. Le dice que habían encontrado al Mesías prometido, el Cristo de las profecías. Ellos, Andrés y Juan, estaban convencidos de que Jesús era el Cristo. Esa convicción fue el resultado de su conversación con Jesús. Si muchas personas que ahora se mantienen alejadas del Evangelio y sus enseñanzas solo escucharan y leyeran la Biblia con una mente abierta, dejando que el Señor mismo les hable, es probable que lleguen a la misma gloriosa certeza.

Y Andrés no se conformó con la mera noticia. Debe traer a su hermano Simón a Jesús. El mismo celo misionero debe llenar el corazón de los cristianos de hoy. Hay demasiado distanciamiento de la obra real del Evangelio entre los miembros de las congregaciones cristianas. La creencia en Cristo como Redentor, la palabra misionera y la acción misionera deben ir de la mano.

Jesús miró hacia arriba cuando Simón se acercó. Pronunció una palabra por obra de Su divina omnisciencia. Le dio a Simón su nombre correcto; Le dijo el nombre de su padre, Jona, de Betsaida; leyó su carácter y su futuro, y le dio un nombre adicional para adaptarse al futuro, el nombre arameo Cephas, que es el mismo que el nombre griego Pedro. Tendría necesidad de la naturaleza y firmeza de una roca, y sería mejor que pusiera el fundamento de su fe en la gran Roca Jesús, antes de que los peligros y las pruebas de la enemistad venidera del mundo lo abrumaran.

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