Y muchos creyeron en Él allí.

El argumento de Jesús al menos impresionó tanto que los judíos tiraron las piedras, pero aún tenían la intención de prenderlo; pero Jesús, en el poder de su divinidad, salió de sus manos, que se hundieron impotentes. Había proclamado de nuevo el Evangelio a los judíos, había demostrado de nuevo que Él es verdaderamente el Mesías de Israel. Ahora se dirigió a la región de Perea, donde se habían realizado algunos de los primeros trabajos de Juan el Bautista, donde se quedó por algún tiempo.

Y el efecto de su predicación se hizo evidente al menos en algunos casos. Muchas personas, que habían oído el testimonio de Juan el Bautista acerca de Jesús, habían meditado sobre esos dichos y los habían comparado con la evidencia ante sus ojos en la persona y las obras de Jesús. Aunque Juan no había hecho ningún milagro, sabían que era un hombre bueno y sabio y un gran profeta. Y ahora que vieron la verdad de la predicción de Juan, se convencieron; aprendieron a creer en Jesús el Salvador.

Resumen. Jesús cuenta la parábola del redil, mostrando que Él es tanto la Puerta de las ovejas como el Buen Pastor; Les da a los judíos la evidencia de su filiación divina y escapa de sus intenciones asesinas.

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