Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?

A la mañana siguiente del milagro de los panes hubo gran emoción y asombro en la orilla nororiental del lago. La gente que había pasado la noche en ese barrio, esperando agarrar a Jesús por la mañana, estaba profundamente perpleja. Sólo una barca había estado en el lugar de la alimentación milagrosa, y esa era en la que habían ido los discípulos. Este barco no había tenido a Jesús como pasajero, y no había regresado.

Por lo tanto, la pregunta era: ¿Cómo se había escapado Jesús? No sabían cómo explicar Su ausencia. Pero mientras tanto, otras barcas de Tiberio desembarcaron en las cercanías del lugar donde se había realizado el milagro. De modo que el pueblo aprovechó la oportunidad que así se le ofrecía. Estaban decididos a encontrar a Jesús a toda costa, por lo que tomaron algunas de las barcas y cruzaron el lago hasta Cafarnaúm.

Cuando finalmente hubieron localizado el objeto de su búsqueda al otro lado del lago, comenzaron a preguntarle acerca de Su manera de llegar allí, porque el cuándo incluye el cómo. Siempre estaban olfateando lo anormal, lo milagroso, en relación con este hombre; era lo único que hacía que su búsqueda valiera la pena, en su opinión. Pero los propósitos de Jesús no concuerdan con su curiosidad, por lo que no les dio una respuesta directa. Su narración del caminar sobre el agua habría precipitado una crisis en ese mismo momento.

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