Y su misericordia es sobre los que le temen, de generación en generación.

El saludo de Isabel había colmado a María de la más alta alegría, de la alegría de la fe, la estimulaba a un canto que respira el espíritu de la fe humilde, dando toda la gloria sólo a Dios. Nota: Tan completamente familiarizada estaba María con los escritos del Antiguo Testamento que su himno se funde, casi involuntariamente, en las palabras de los poetas del Antiguo Testamento. Todos los salmos que se habían cantado en honor del Mesías sirvieron para darle los pensamientos y frases de su gran himno del Nuevo Testamento.

Isabel había alabado su fe, pero ella da toda la gloria y el honor solo a Dios. Su alma se engrandece, engrandece, exalta, alaba al Señor; Él es el tema de su canción; y su espíritu se regocija, es muy feliz en Dios, su Salvador. Ella no se consideró a sí misma sin pecado o más allá de la necesidad de redención. Ella sabía que el Salvador, a pesar de ser su propio hijo, tendría que ganarse su salvación así como la de todas las demás personas del mundo.

Porque Él, Dios el Salvador, ha mirado hacia abajo, en misericordia y bondad, sobre la humilde posición de Su sierva, como ella humildemente se llama a sí misma. Su propósito era cambiar la condición de esta humilde doncella. Tenga en cuenta que ella dice baja condición, y no humildad, para evitar la apariencia de una afirmación santurrona. Porque este acto de Dios mostrado a ella todas las generaciones la declararía feliz; poético para: todos los hombres que quisieran aprender de él.

Alabarían al Señor del cielo por haber revelado y magnificado Su gracia sobre esta humilde doncella, para convertirla en la madre de Su Hijo. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su nombre. Su poder es ilimitado para hacer Su voluntad. Los adjetivos poderoso y santo expresan la esencia de la majestad de Dios. Pero el otro lado de Su naturaleza se revela aún más maravillosamente en la obra de la redención. Su misericordia es nueva de generación en generación para los que le temen. Dios se deleita en la salvación y felicidad de todas Sus criaturas, porque Su nombre es misericordia, y Su naturaleza es amor.

La conclusión del himno:

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