porque te temía, porque eres un hombre austero; tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste.

El príncipe prosiguió su propósito a pesar de todo el odio y la enemistad de sus súbditos rebeldes; no cambió sus planes en una partícula; a la hora señalada regresó a su país. Su primer acto oficial a su regreso fue llamar ante él a los sirvientes a quienes había confiado la plata. Este era el asunto más importante: tenía que resolverse antes de emprender cualquier otra cosa.

Quería saber qué negocios habían hecho y qué éxito habían tenido, porque el objeto había sido probar su fidelidad y capacidad. El primer sirviente se presentó ante él con un informe modesto. De hecho, había tenido éxito, pero lo atribuyó a la mina del señor: había ganado diez libras más. Ese fue un aumento espléndido, mostrando el trabajo duro y fiel del siervo. El señor, por lo tanto, elogió al siervo como bueno, noble, devoto, y lo recompensó mucho más allá de sus esperanzas y merecimientos, dándole autoridad sobre diez ciudades.

Fue una graciosa recompensa de la fidelidad. Un segundo sirviente había tenido un éxito similar y lo informó con la misma modestia. También fue muy elogiado y puesto a cargo de cinco ciudades. Pero con un tercer sirviente las cosas no pintaban bien desde el principio. Con paso sigiloso se acercó, con voz quejumbrosa trató de excusar su fracaso. Regresó con la única pieza de dinero que el señor le había confiado, después de haberla envuelto y cuidadosamente guardado en una servilleta.

Como en el caso del siervo medio inútil, su excusa contenía una acusación contra el amo. Había tenido miedo por la austeridad del señor, literalmente, porque era un patrón tan exigente. Además, tomó cosas que no había puesto, y cosechó donde no había sembrado. El sirviente, desde el principio, había perdido la esperanza de complacer al amo, ya que temía una demanda exorbitante de ganancias. Esta fue una acusación débil e injusta, meramente calculada para encubrir la pereza del sirviente. Su negocio era servir al maestro lo mejor que pudiera.

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