que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones: éstos recibirán mayor condenación.

Marcos da sólo una sección muy corta del último ay de Jesús sobre los escribas y fariseos, pero un pasaje que exhibe muy bien la vaciedad y la burla de su hipocresía. Jesús advierte a la gente contra los escribas y sus caminos hipócritas. Deberían mirar, deberían tener cuidado con ellos. Y ahora Él los caracteriza apropiadamente, Él muestra su farsa y engaño. Su deseo, su único deseo supremo es llevar prendas que llamaran la atención de los hombres; sienten un placer infantil en engalanarse.

Vestían túnicas largas, como personas de gran distinción, con borlas excepcionalmente grandes que se arrastraban por el suelo. En estos amaban andar, sin otro objeto que llamar la atención de la multitud. También les encantaba ser recibidos en la plaza del mercado; les gustó el saludo Maestro; satisfizo su vanidad y su propia importancia. Por la misma razón eligieron los asientos más prominentes en las sinagogas, los reservados para los ancianos de la congregación, donde seguramente se notarían.

Cuando eran invitados a cenar, no esperaban a ser colocados por el anfitrión, sino que elegían el sofá del invitado de honor, usurpando a menudo el lugar de invitados más honorables que ellos. Y a esta vanidad se añadió el egoísmo y la codicia. Prometiendo oraciones a las viudas y luego entregando pomposamente tales intercesiones por su bienestar, obtuvieron dinero. Porque estas oraciones, deliberadamente largas y pomposas, eran sólo una cortina para ocultar su verdadero objetivo, a saber, el de obtener dinero, devorando así las propiedades, las casas, de las viudas.

Esta forma especial de avaricia parece estar rampante en muchas partes de la cristiandad hasta este mismo momento, porque las misas de difuntos en la Iglesia Romana ciertamente caen bajo este encabezamiento, y las muchas oraciones en los diversos cultos no son ni un ápice mejores. El juicio de Cristo sobre todos ellos es breve y severo: recibirán mayor condenación. Su hipocresía está abierta ante los ojos del Juez y recibirá el castigo acorde con su condenabilidad.

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