El milagro: No obstante, para que no los ofendamos, ve tú al mar, y echa el anzuelo, y toma el primer pez que suba; y cuando le hayas abierto la boca, hallarás una pieza de dinero; que toman, y les dan por Mí y por ti.

El milagro se da tan absolutamente por sentado que ni siquiera se nota su cumplimiento. Mateo simplemente pone por escrito el mandato de Cristo. Pedro tomó su anzuelo y sedal, salió al lago, tiró el sedal, sacó el pez con el estater en la boca y pagó esta moneda, que equivalía a unos 60 centavos, o el doble del impuesto del templo, por mismo y para su Maestro. Así fue la voluntad del Señor.

Jesús podría haber obtenido fácilmente la pequeña suma de dinero en otro lugar. También podría haber pagado por todos ellos, aunque el texto no indica que estuvieran todos presentes. Jesús deliberadamente quería ganar el dinero para el pago del impuesto del Templo por medio de un sorprendente milagro. Él, el Señor del cielo y de la tierra, que tiene en su mano los peces del mar, la plata y el oro de todo el mundo, se humilla así profundamente y se sujeta a los preceptos de los judíos, para no ofender innecesariamente, y tal vez, para ganar a algunas personas para Su reino.

Es una lección para todos los discípulos de todos los tiempos, que no ofendan, que no abusen del poder y de la libertad que tienen en Cristo en perjuicio del prójimo, sino que estén dispuestos a acomodarse a los deseos, exigencias, costumbres y preceptos de los hombres, dondequiera que el amor dicte este camino y se pueda seguir sin ofender un mandato de Dios. Puede parecer poca cosa que Jesús y sus seguidores despreciaran el Templo y rechazaran sus reclamos, pero un deseo apropiado de vivir en paz con todos los hombres, si es posible, dictó su curso y se convirtió en una lección para todos los tiempos.

Resumen. Jesús se transfigura milagrosamente en una montaña, les da a sus discípulos una lección sobre la venida de Elías, cura a un demoníaco lunático, reprende a los apóstoles por la pequeñez de su fe, nuevamente predice su pasión y paga el impuesto del templo.

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