1 Timoteo 3:1-16
1 Fiel es esta palabra: Si alguien anhela el obispado, desea buena obra.
2 Entonces es necesario que el obispo sea de conducta intachable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospitalario, apto para enseñar
3 no dado al vino, no violento sino amable, no contencioso ni amante del dinero.
4 Que gobierne bien su casa y tenga a sus hijos en sujeción con toda dignidad.
5 Porque si alguien no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?
6 Que no sea un recién convertido para que no se llene de orgullo y caiga en la condenación del diablo.
7 También debe tener buen testimonio de los de afuera para que no caiga en el reproche y la trampa del diablo.
8 Asimismo, los diáconos deben ser dignos de respeto, sin doblez de lengua, no dados a mucho vino ni amantes de ganancias deshonestas
9 que mantengan el misterio de la fe con limpia conciencia.
10 Que estos sean probados primero y que después sirvan como diáconos, si es que son hallados irreprensibles.
11 Las mujeres, asimismo, deben ser dignas de respeto, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo.
12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer que gobiernen bien a sus hijos y sus propias casas.
13 Porque los que sirven bien como diáconos ganan para sí buena reputación y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.
14 Te escribo esto, esperando ir a verte pronto,
15 para que, si me tardo, sepas cómo te conviene conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.
16 Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Él fue manifestado en la carne, justificado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, y recibido arriba en gloria.
REGLAS ACERCA DE OBISPOS Y DIACONOS. LA IGLESIA Y EL MISTERIO DEL EVANGELIO AHORA REVELADO A ELLA, SON EL FIN DE TODAS LAS TALES REGLAS.
1. Palabra fiel—Tradúzcase como el original, “Fiel es el dicho”. Un prefacio necesario a lo que sigue; porque el cargo de obispo o superintendente en época de Pablo, acompañado como lo era de fatigas y frecuentemente de persecuciones, no parecería al mundo generalmente “buena obra y deseable.” apetece—lit., “extenderse para asir”; aspirar a; palabra distinta de “desea”. Lo que uno hace voluntariamente es más estimado que lo que hace porque se le pide (1 Corintios 16:15). Esto es del todo distinto de un deseo ambicioso de algún puesto en la iglesia (Santiago 3:1). obispado—puesto de superintendente o sobreveedor; hasta ahora idéntico con el cargo de presbítero (Hechos 20:17, Hechos 20:28; Tito 1:5). buena obra—lit., “obra honorable”. No el honor asociado con el cargo, sino la obra es el pensamiento prominente (Hechos 15:38; Filipenses 2:30; véase 2 Timoteo 4:5). El que aspira al cargo, debe recordar las altas cualidades exigidas para el debido cumplimiento de sus funciones.
2. Se presupone la existencia de una organización eclesiástica y de presbíteros en Efeso, (cap. 5:17, 19). La institución de viudas de iglesia (cap. 5) concuerda con esto. Las direcciones dadas aquí a Timoteo, el presidente o delegado apostólico, tienen que ver con cubrir vacantes entre los obispos y diáconos, o con agregar a su número. Iglesias nuevas en la vecindad también necesitarían presbíteros y diáconos. El episcopado fué adoptado en tiempos apostólicos como la forma más oportuna de gobierno por estar más de acuerdo con las instituciones judaicas, y así ofrecer menos dificultad por prejuicios judíos al progreso del cristianismo. La sinagoga estaba gobernada por presbíteros, “ancianos” (Hechos 4:8; Hechos 24:1), llamados también obispos o sobreveedores. Tres de entre ellos presidían como “gobernadores de la sinagoga”, correspondiendo a “obispos” en el sentido moderno [Lightfoot, Horae], y uno de ellos tenía la primacía. Ambrosio, (Amularius de Oficiis, 2:13, y Bingham, Ecclesiastical Antiquities, 2:11) dice, “Los que ahora se llaman obispos, originalmente se llamaban apóstoles. Pero los que gobernaban la iglesia después de la muerte de los apóstoles, no tenían el testimonio de los milagros y eran en muchos sentidos inferiores. Por lo tanto, ellos no creían decente tomar para sí el nombre de apóstoles; pero dividiendo los nombres, dejaron para los presbíteros el nombre de presbiterio y se llamaron a sí mismos obispos”. “Presbítero” se refiere al grado; “obispo” al cargo o función. Aunque Timoteo no tenía el nombre, ejercía en Efeso el mismo poder que ejercen los obispos en el sentido moderno de la palabra. (No se confunda el lector en la discusión de estos títulos eclesiásticos, pues los obispos de los tiempos apostólicos eran simples pastores; los títulos, pastores, presbíteros (“ancianos”, es el equivalente en nuestro idioma) y obispos, se usaban indistintamente para indicar al mismo funcionario en la congregación local. Los obispos de aquellos tiempos no gobernaban diócesis o provincias eclesiásticas. El Nuevo Testamento nada sabía de eclesiásticos que fuesen “señores de la iglesia”. Nota del Trad.). irreprensible—“inexcepcionable”; no dando ocasión justa para reproches. marido de una mujer—Refutando el celibato del clero romano. Aunque los judíos practicaban la poligamia, sin embargo como Pablo está escribiendo a una iglesia de gentiles y como la poligamia no se permitía aun entre los laicos de la iglesia, la antigua interpretación de que la prohibición aquí es contra la poilgamia en un candidato al obispado, no es correcta. (Pongo en duda el parecer de nuestro autor sobre este punto. Así como Pablo no atacaba abiertamente la esclavitud, institución arraigada en el mundo antiguo, por no causar una revolución violenta, tampoco atacó la poligamia por el mismo motivo. Pero con el tiempo los principios cristianos iban a socavar esta institución nefasta. Por el momento, Pablo se limitó a prohibir que los oficiales de las iglesias practicasen la poligamia. Nota del Trad.) (Sigue el autor con su teoría). Quiere decir, pues, que aunque los laicos podrían contraer segundas nupcias legalmente, los candidatos al obispado y presbiterio era mejor que fuesen casados una sola vez. Así como en el cap. 5:9, “esposa de un hombre” da a entender casada una sola vez, así “marido de una mujer” aquí debe significar lo mismo. El sentimiento prevaleciente entre los gentiles, como también entre los judíos (véase el caso de Ana, Lucas 2:36), contra las segundas nupcias, por motivos de utilidad y conciliación en asuntos indiferentes y no violadores de principios, explicaría la prohibición de Pablo aquí en el caso de persona en esfera tan prominente como obispo o diácono. De ahí el énfasis hecho en el contexto sobre la reputación gozada por un candidato a ordenación entre quienes ha de presidir (Tito 1:16). El Concilio de Laodicea y los cánones “apostólicos” (así llamados. Nota del Trad.) reprobaron las segundas nupcias en el caso de candidatos a ordenación. Naturalmente, siendo legales las segundas nupcias, lo indeseable de ellas no se notaba sino bajo circunstancias especiales. Se da a entender aquí también que se prefiere, sobre un soltero, aquel que tiene esposa y familla virtuosa; porque el que está obligado a cumplir con los deberes domésticos mencionados aquí, es capaz de ser más simpático a aquellos que tienen vínculos similares, porque tal pastor los enseña, no sólo por precepto, sino también por ejemplo (vv. 4, 5). Los judíos enseñan que el sacerdote no debe ser ni célibe ni sin hijos, para que no sea despiadado. [Bengel]. Así en la sinagoga, “ninguno levantará oración en público a no ser que esté casado”. [En Colbo, cap. 65; Vitringa, Sinagoga]. solícito—sobrio; siempre vigilante, como sólo los hombres sobrios pueden serlo; agudamente despierto, a fin de poder ver lo que hay que hacerse (1 Tesalonicenses 5:6). templado—moderado, sobrio en sus pensamientos. compuesto—sensato, ordenado. “Templado” o “sobrio” se refiere a la mente interior; “compuesto”, “ordenado”, a su comportamiento exterior, tono, parecer, vestido. El hombre nuevo lleva algo de un carácter festivo, sagrado, incompatible con toda confusión, desorden, exceso, violencia, flojedad, presunción, aspereza y maldad (Filipenses 4:8) [Bengel]. apto para enseñar—(2 Timoteo 2:24).
3. No amador del vino—El griego incluye además de esto, la no indulgencia en una conducta alborotada, violenta hacia otros, la que proviene del afecto al vino. Lo contrario de “paciente” o “tolerante”, razonable para con otros (Nota, Filipenses 4:5). no heridor—o con la mano o con la lengua; no como algunos maestros que fingen un celo santo (2 Corintios 11:20), correspondiendo a “no litigioso” o peleador (véanse 1 Reyes 22:24; Nehemías 13:25; Isaías 58:4; Hechos 23:2; Timoteo 2:24, 25). no codicioso—Griego, “no amante del dinero”, sea que tenga mucho o que tenga poco (Tito 1:7).
4. Que gobierne—Griego, “presida”. su casa—“su propia casa”, de niños y esclavos, en contraste con “la iglesia”, (casa) de Dios (vv. 5, 15), la cual podrá ser llamado a presidir. tenga sus hijos en sujeción—Más bien como el griego, “teniendo hijos (que estén) en sujeción” (Tito 1:6). honestidad—buena crianza: modestia reverente de parte de los hijos. [Alford]. El hecho de que tenga hijos que estén en sujeción a él con toda honestidad, es una recomendación a su favor como persona capaz de gobernar bien la iglesia.
5. Porque—Griego “Pero”.—la iglesia—más bien, “una iglesia” o congregación. El que no puede desarrollar una función menor, ¿cómo podrá desarrollar una función mayor y más difícil?
6. No un neófito—un recién convertido. Esto prueba que la iglesia en Efeso fué establecida hacía algún tiempo. La ausencia de esta regla en la Epístola a Tito, está de acuerdo con la reciente fundación de la Iglesia en Creta. La palabra griega, Neófito, lit., planta nueva, verde, lozana (Romanos 6:5; Romanos 11:17; 1 Corintios 3:6). El recién convertido todavía no ha sido disciplinado y madurado por aflicciones y tentaciones. Nótese en contraste Hechos 21:16, “discípulo antiguo”. inflándose—Griego, literal, “envuelto en humo”, de modo que, inflado con vanidad e ideas exageradas de su propia importancia, él no puede verse a sí mismo ni a otros en la luz verdadera (cap. 6:4; 2 Timoteo 3:4). juicio del diablo—en la misma condenación en que cayó Satanás (v. 7; 2 Timoteo 2:26). El orgullo fué la causa de la condenación de Satanás (Job 38:15; Isaías 14:12; Juan 12:31; Juan 16:11; 2 Pedro 2:4; Judas 1:6). No puede querer decir una condenación o acusación de parte del diablo. El diablo podrá traer un reproche sobre los hombres (v. 7), pero no puede traerlos a la condenación porque él no juzga sino que es juzgado. [Bengel].
7. buen testimonio—Así fué movido Pablo por el buen informe dado de Timoteo para escogerlo por compañero (Hechos 16:2). de los extraños—de los gentiles todavía no convertidos que forman el ambiente (1 Corintios 5:12; Colosenses 4:5; 1 Tesalonicenses 4:12), para que sean ganados más fácilmente para el evangelio (1 Pedro 2:12), y que el nombre de Cristo sea glorificado. Ni la vida anterior de un obispo debiera estar abierta al reproche. [Bengel]. en afrenta y en lazo del diablo—reproche de los hombres (cap. 5:14) que llegue a ser la ocasión de su caída en el lazo del diablo (cap. 6:9; Mateo 22:15; 2 Timoteo 2:26). El reproche continuo por sus pecados anteriores podría llevarle al lazo de venir a ser tan malo como su reputación. La desesperación de recuperar una reputación buena, en un momento de debilidad, podría llevar a algunos al abandono en su manera de vivir (Jeremias 18:12). La razón por la cual sólo se especifican cualidades morales en general, es que él presupone en candidatos para el obispado los dones especiales del Espíritu (cap. 4:14) y fe verdadera, los cuales desea que sean manifestados exteriormente; también exige en un obispo cualidades que no son tan indispensables en otros.
8. Los diáconos eran escogidos por voto del pueblo. Cipriano, Epístola, 2:5, dice que los buenos obispos nunca dejaron la costumbre antigua de consultar al pueblo Las diáconos corresponden con los chazzan de la sinagoga: los ministros asistentes o coadjutores subordinados del presbítero (como lo era Timoteo mismo a Pablo, cap. 4, 6; Filemón 1:13; y Juan Marcos, Hechos 13:5). Su deber consistía en leer las Escrituras en la iglesia, instruír a los catecúmenos en las verdades cristianas, ayudar a los presbíteros en los sacramentos, recibir las ofrendas, predicar y enseñar. Así como el chazzán cubría y abría el arca en la sinagoga, donde estaba el libro de la ley, así el diácono en las iglesias antiguas ponía el mantel en la mesa de la comunión. Véase Crisóstomo, 19, Homilía sobre los Hechos; Teofilacto sobre Lucas 19; y Balsamán sobre Canon 22, Concilio de Laodicea. El nombramiento de “los siete” en Hechos 6 tal vez no significa el primer nombramiento de los diáconos de la iglesia. Por lo menos, el chazzán que existía antes sugería el puesto similar de diáconos. bilingües—lit., “de habla doble”; que decía una cosa a esta persona, y otra cosa a aquélla. [Teodoreto]. El extenso trato personal que tendrian los diáconos con miembros de la iglesia, podría ser una tentación a semejante falta. Otros lo explican, “Diciendo una cosa, y pensando otra” (Proverbios 20:19; Gálatas 2:13). Yo prefiero la primera explicación. no amadores de torpes ganancias—Toda ganancia es torpe que se coloca ante el hombre como un interés especial en su obra para Dios [Alford] (1 Pedro 5:2). La tarea del diácono de recoger y repartir las limosnas haría que fuera necesaria esta calificación.
9. el misterio de la fe—Que tengan la fe, la que al hombre natural sigue siendo un misterio, mas ha sido revelada por el Espíritu a los creyentes (Romanos 16:25; 1 Corintios 2:7), con limpia conciencia (cap. 1:5, 19). “Limpia”, pura, es decir, conciencia en la cual no esté mezclada ninguna cosa extraña o mala. [Tittmann]. Aunque a los diáconos no les tocaba, por regla general, predicar (Felipe y Esteban no eran excepciones a esto, pues fué como evangelistas más bien que como diáconos, que predicaban), sin embargo, como oficiales en la iglesia y teniendo mucho trato con todos los miembros, necesitaban especialmente tener esta característica, la cual todo cristiano debiera tener.
10. Y éstos también—“Y además”, etc. sean antes probados—no por un período de noviciado, sino por una investigación completa llevada a cabo por Timoteo, el presidente ordenador (cap. 5:22), a fin de saber si son irreprensibles: entonces cuando sean hallados “sin crimen”, “ministren” como diáconos.
11. Las mujeres—Es decir, las diaconisas. Algunos han entendido, “las mujeres de los diáconos”. Porque no hay motivo para que se establecieran reglas especiales para las esposas de los diáconos y no también para las de los obispos. Además, si se quiere indicar las esposas de los diáconos, parece que no hay razón para omitir el posesivo “suyas”, o “de ellos” en el origina. Además, el griego por “asimismo”, v. 8, indica una transición a otra clase de personas. También. sin duda había diaconisas en Efeso, tal como era Febe en Cencrea (Romanos 16:1); sin embargo, no se hace mención de ellas en esta Epístola, si no es aquí; mientras que, suponiéndose que se quiera decir diaconisas aquí, entonces el cap. 3 abarca en la proporción debida todas las personas al servicio de la iglesia.. Naturalmente, después de especificar los requisitos de los diáconos, el escritor pasa a los del cargo parecido, las diaconisas. honestas—sobrias, serias, como los diáconos. no detractoras—corresponde a “bilingües” en los diáconos. Así “no calumniadoras” en Tito 2:3. templadas—corresponde a “no dados a mucho vino” en el caso de los diáconos (v. 8). De modo que parece exigir los mismos requisitos en las diaconisas que en los diáconos, sólo con las modificaciones que la diferencia de sexos sugería. Plinio, en su célebre carta a Trajano, las llama “ministros femeninos”. fieles en todo—en su manera de vivir como en su fe. Dignas de confianza respecto de las limosnas a ellas entregadas y las demás funciones de ellas, calidad que corresponde a “no amadores de torpes ganancias” (v. 8) en el caso de los diáconos.
12. maridos de una mujer—(Nota, v. 2). gobiernen bien sus hijos—No hay artículo definido en el original griego, “gobiernen niños”; dando a entender que consideraba un requisito el tener hijos a quienes gobiernen (v. 4; Tito 1:6). sus casas—como distintas de “la iglesia de Dios” (Nota, v, 5). En el caso de los diáconos como en el de los obispos, Pablo menciona la primera condición de recibir el cargo, más bien que las aptitudes especiales para el desempeño del mismo. Se hace énfasis más sobre el lado práctico del cristianismo en las Epístolas Pastorales, en oposición a los maestros heréticos. Además, como los dones milagrosos empezaron a ser retirados, el criterio más seguro iba a ser el previo carácter moral del candidato, presuponiéndose el talento y disposición para el cargo. Así en Hechos 6:3, se usó de un criterio parecido, “Buscad … siete varones de vosotros de buen testimonio.” Se hace menos énfasis sobre la nobleza personal que en el caso del obispo (Nota, véase vv. 2, 3).
13. ganan para sí buen grado—lit., “están adquiriendo … un paso” Entendido por muchos como “un paso más alto”, ascenso al cargo más alto de presbítero. Pero ambición de un ascenso difícilmente parece el motivo a la fidelidad que pedía el apóstol; además, haría falta el grado comparativo, “un grado mejor”. A más de esto, Pablo probablemente no presentaría a todos las diáconos la perspectiva de promoción al presbiterio como recompensa de sus servicios. La idea de ascenso en los cargos pastorales era hasta ahora desconocida (véase Romanos 12:7, etc.; 1 Corintios 12:4). También, parece que hay poca relación entre un “grado más alto” en la iglesia y las palabras “mucha confianza”, o “mucha osadía”. Por lo tanto, lo que adquieren para sí los que cumplen fielmente en el diaconato, es una “buena posición” [Alford] (una esperanza de salvación bien fundada) contra el día del juicio cap. 6:19; 1 Corintios 3:13 (siendo el sentido figurativo de “grado” o “paso”, el grado de mérito que uno ha conseguido ante los ojos de Dios [Wiesinger]); y confianza (apoyándose en aquella posición), tanto para la predicación y amonestación de otros ahora (Efesios 6:19; una firme presentación a favor de la verdad contra el error), como también especialmente en relación con Dios, el futuro juez de ellos ante quien pueden estar resueltamente confiados (Hechos 24:16; 1 Juan 2:28, Joel 2:28; 1 Juan 4:17, Joel 4:17; 1 Juan 3:21, Joel 3:21; Hebreos 4:16). en la fe—más bien como el griego, “en fe”, es decir, valentía que descansa en la fe de ellos. que es en Cristo Jesús—apoyado en Cristo Jesús.
14. Esto te escribo con esperanza—lit., “escribo esperando”; es decir, “aunque espero ir a ti presto” (cap. 4:13). Como su esperanza no era muy confiada (v. 15), hace provisión para la prolongada superintendencia de Timoteo, dándole para su guía las reglas anteriores. Ahora empleza a darle instrucciones más generales en su carácter de evangelista que tiene un “don” conferido por el Espíritu (cap. 4:14). presto—Griego, “más pronto”, es decir, más pronto que lo que se presupone en las direcciones ya dadas. Véase mi Introducción sobre este versículo. Este versículo mejor se acomoda a la teoría de que esta Primera Epístola no fué escrita inmediatamente después de la visita y partida de Pablo relatadas en Hechos caps. 19 y 20, cuando él había resuelto invernar en Corinto después de pasar por Macedonia (1 Corintios 16:6), sino después de su primer encarcelamiento en Roma (Hechos 28); probablemente en Corinto, cuando podría tener algún pensamiento de seguir viaje a Epiro antes de regresar a Efeso. [Birks]. para que sepas—es decir, “te escribo para que sepas”, etc. (v. 14). conversar—mejor, “conducirte”. casa de Dios—la iglesia (Hebreos 3:2, Hebreos 3:5; Hebreos 10:21; 1 Pedro 4:17; 1 Corintios 3:16, “el templo de Dios”; Efesios 2:22). que es—en cuanto es. la iglesia—“la congregación”. El hecho de que la esfera de tus funciones es la “congregación del Dios vivo” (quien es el siempre vivo Señor de la casa, 2 Timoteo 2:19, 2 Timoteo 2:21), es el móvil más potente para la fidelidad en tu comportamiento como presidente de un departamento de “la casa”. El Dios vivo forma un contraste notable con el ídolo muerto, Diana de los Efesios (1 Tesalonicenses 1:9). El es la fuente de la “verdad”, y el fundamento de nuestra “confianza” (cap. 4:10). Labor dirigida a una iglesia particular es servicio a la gran casa única de Dios, de la cual cada iglesia particular es una parte, y cada creyente es una “piedra viva” (1 Pedro 2:5). columnia y apoyo de la verdad—evidentemente afirmado en la iglesia, no en el “misterio de la piedad” (una interpretación no dada sino hasta el siglo décimo sexto; así Bengel); porque después de dos importantes predicados, “columna y apoyo” y substantivos éstos, no vendría el tercero, mucho más débil y también un adjetivo (en griego) “sin contradicción”. “Columna” así se usa metafóricamente de los tres apóstoles de quienes principalmente dependía la iglesia cristiana judía (Gálatas 2:9; véase Apocalipsis 3:12). La iglesia es “la columna de la verdad”. pues la existencia continuada (históricamente) de la verdad descansa en ella; porque ella apoya y conserva la palabra de la verdad. El que es de la verdad por el mismo hecho pertenece a la iglesia. Cristo es el único apoyo de la verdad en el sentido más alto (1 Corintios 3:11). Los apóstoles son cimientos en un sentido secundario (Efesios 2:20; Apocalipsis 21:14). La iglesia se apoya en la verdad tal como está en Cristo: no la verdad sobre la iglesia. Pero la verdad tal como es en sí misma tiene que distinguirse de la verdad tal como es reconocida en el mundo. En el sentido primero ella no necesita columna, mas se apoya en sí misma; en el segundo sentido, ella necesita a la iglesia como su columna, es decir, su apoyo y conservadora [Baumgarten]. La importancia de la misión de Timoteo se manifiesta recordándole la excelencia de “la casa” en la cual él sirve; y esto en oposición a las herejias futuras de las cuales Pablo le advierte inmediatamente después (cap. 4:1). La iglesia ha de ser el apoyo de la verdad y su conservadora para el mundo, y el instrumento de Dios para asegurar su continuación sobre la tierra en oposición a aquellas herejías (Mateo 16:18; Mateo 28:20). El apóstol no reconoce iglesia que no tenga la verdad, o que la tenga sólo en parte. Roma falsamente reclama para sí la promesa. Pero no es la descendencia histórica lo que constituye una iglesia, sino sólo esto: que tenga la verdad por su cimiento. La ausencia de ésta es lo que le quita el carácter de iglesia. La “columna” es el refuerzo intermedio; el “apoyo” o “cimiento” (similar a “fundamento”; 2 Timoteo 2:19) es el refuerzo final del edificio. [Alford]. No hay objeción a que, habiendo antes llamado a la iglesia “la casa de Dios”, ahora la llame una “columna”; porque la palabra literal “iglesia” precede inmediatamente a las metáforas nuevas; de modo que la iglesia, o congregación de creyentes, que antes se consideraba como la morada de Dios, ahora, desde un punto de vista distinto, se considera como una columna que sostiene la verdad.
16. Y—continuando el v. 15: La columna de la verdad es la iglesia en la cual eres llamado a ministrar; “Y (para que sepas cuán grandiosa es la verdad que la iglesia así sostiene) confesadamente (así el griego por “sin contradicción”) grande es el misterio de piedad: (es decir) EL QUE (así leen los manuscritos y versiones más antiguos en vez de “Dios”) fué manifestado en carne, (el que) fué justificado en el Espíritu”, etc. Allí se presenta ante nosotros toda la dignidad de la persona de Cristo. Si él no fuese esencialmente sobrehumano (Tito 2:13), ¿cómo podría declarar enfáticamente el apóstol que fué manifestado en carne? [Tregelles, Texto impreso, Nuevo Testamento Griego (Juan 1:14; Filipenses 2:7; 1 Juan 1:2, Joel 1:2; 1 Juan 4:2, Joel 4:2). Cristo, en todos sus aspectos, es él mismo “el misterio de piedad”. El que antes estaba escondido “con Dios” fué manifestado (Juan 1:1, Juan 1:14; Romanos 16:25; Colosenses 1:26; 2 Timoteo 1:10; Tito 2:11; Tito 3:4; 1 Juan 3:5, Joel 3:5, 1 Juan 3:8, Joel 3:8). “Confesadamente” (“sin contradicción”, en nuestra versión), es decir, por la confesión universal de los miembros de “la iglesia”, que es en este respecto la “columna” o sostenedora de “la verdad”. el misterio—el plan divino incorporado en CRISTO (Colosenses 1:27), antes escondido de nosotros más ahora revelado a nosotros, los que creemos. de la piedad—palabra diferente de la que se traduce “piedad”. en cap. 2:10. Lo contrario de impiedad, irreligiosidad inseparable del error (alejamiento de la fe: “doctrinas de demonios”, “fábulas profanas”, cap. 4:1, 7; véase cap. 6:3). A las víctimas de tal error, el “misterio de la piedad” (es decir, Cristo mismo) permanece como misterio no revelado (cap. 4:2). Es accesible sólo a “la piedad” (v. 9): en relación a los piadosos, se llama “misterio” aunque revelado (1 Corintios 2:7), para dar a entender la excelencia de Aquel quien es el tema sobresaliente de él, y quien es él mismo “maravilloso” (Isaías 9:6), excediendo a todo conocimiento (Efesios 3:18). Véase Efesios 5:32. El apóstol ahora procede a desarrollar en sus detalles este misterio confesadamente grande. Es probable que existiera en la iglesia y fuera alguna fórmula de confesión o himno generalmente aceptado, al cual Pablo alude en las palabras “confesadamente grande es el misterio”, etc. (es decir): “El que fué manifestado”, etc. Tales himnos estaban entonces en uso (véase Efesios 5:19; Colosenses 3:16). Plinio 1. 10, Epístola 97, “Ellos suelen, en día señalado antes de la aurora, reunirse y cantar un himno en responsos alternados a Cristo, como que fuera Dios”; y Eusebio, Historia Eclesiástica, 5:28. Las oraciones cortas, inconexas con las palabras arregladas del mismo modo, el número de sílabas casi iguales, las ideas antítéticamente relacionadas, son características de un himno cristiano. Las cláusulas están en paralelismo; cada dos cláusulas están unidas en un par, y forman una antítesis girando sobre la oposición del cielo a la tierra; el orden de esta antitesis está invertido en cada par de cláusulas nuevas: carne y espiritu, ángeles y gentiles, mundo y gloria; y hay una correspondencia entre la primera cláusula y la última: “manifestado en carne, recibido en gloria”. [Wiesinger]. justificado—es decir, aprobado por ser justo. [Alford]. Cristo, estando “en la carne”, parecía ser tal como los hombres en la carne, y en efecto, llevaba los pecados de ellos; pero habiendo muerto al pecado y habiendo resucitado, ganó para sí y para su pueblo una justicia justificadora (Isaías 50:8; Juan 16-10; Hechos 22:14; Romanos 4:25; Romanos 6:7, Romanos 6:10; Hebreos 9:28; 1 Pedro 3:18; 1 Pedro 4:1; 1 Juan 2:1, Joel 2:1) [Bengel]; o más bien, como requiere la antítesis a “fué manifiesto en la carne”. Fué justificado en el Espíritu al mismo tiempo que fué manifestado en la carne, es decir, fué vindicado como divino “en su Espíritu”, o sea, en su naturaleza superior, en contraste con “en la carne”, su naturaleza humana visible. Esta oposición contrastada necesita “en el Espíritu” para ser explicada de esta manera: no “por el Espíritu”, como lo explica Alford. Así Romanos 1:3; “Hecho de la simiente de David según la carne, el cual fué declarado Hijo de Dios con potencia, según el espíritu de Santidad, por la resurrección de entre los muertos”. De modo que “justificado” se usa para querer decir vindicado en su verdadera naturaleza (Mateo 11:19; Lucas 7:35; Romanos 3:4). Su manifestación “en la carne” le expuso a ser mal entendido, como si él no fuese nada más que hombre (Juan 6:41; Juan 7:27). Su justificación, o vindicación, respecto de su Espiritu o su ser superior, fué efectuada por todo aquello que manifestaba aquel ser superior: sus palabras (Mateo 7:29; Juan 7:46), sus obras (Juan 2:11; Juan 3:2), por el testimonio de su Padre en el momento de su bautismo (Mateo 3:17), y en la transfiguración (Mateo 17:5), y especialmente en su resurrección (Hechos 13:33; Romanos 1:4), aunque no por ésta exclusivamente, como lo limita Bengel. visto de los ángeles—Respondiendo a “predicado a los gentiles” (o más bien “entre las naciones”; inclusive los judíos) por otra parte (Mateo 28:19; Romanos 16:25). “Los ángeles vieron al Hijo de Dios con nosotros, no habiéndole visto antes” [Crisóstomo]; “ni aun ellos habían visto su naturaleza divina, la que no es visible a ninguna criatura, mas le vieron encarnado” [Teodoreto] (Efesios 3:8, Efesios 3:10; 1 Pedro 1:12; véase Colosenses 1:16, Colosenses 1:20). Lo que llegaron a saber los ángeles viendo, las naciones aprendieron por la predicación. Cristo es un mensaje nuevo lo mismo para una clase como para otra; en la unión maravillosa en su persona de cosas lo más opuestas, es decir, el cielo y la tierra, está “el misterio”. [Wiesinger]. Si se retiene en nuestra versión “gentiles”, la antítesis será entre los ángeles que están tan cerca del Hijo de Dios, el Señor de los ángeles, y los gentiles que estaban tan “lejos” (Efesios 2:17). creído en el mundo—que yace en maldad (1 Juan 2:15, Joel 2:15; 1 Juan 5:19, Joel 5:19). Contrario a la “gloria” (Juan 3:16). Esto resultó del que Cristo fué “predicado” (Romanos 10:14). recibido en gloria—“recibido arriba”. “Recibido arriba (de modo que está ahora) en gloria” (Marco 16:19; Lucas 24:51; Hechos 1:11). Su recibimiento en el cielo responde a su recibimiento en la tierra “por ser creído”.