Ezequiel 16:1-63
1 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
2 “Oh hijo de hombre, haz conocer sus abominaciones a Jerusalén.
3 Dile que así ha dicho el SEÑOR Dios a Jerusalén: ‘En cuanto a tu origen y a tu nacimiento, eres de la tierra de los cananeos; tu padre fue un amorreo y tu madre una hetea.
4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día en que naciste no fue cortado tu cordón umbilical ni fuiste lavada con agua por higiene. No fuiste frotada con sal ni envuelta en pañales.
5 No hubo ojo que te tuviera lástima, para hacer por ti alguna de estas cosas, teniendo compasión de ti. Al contrario, el día en que naciste fuiste echada sobre la superficie del campo con repulsión por tu vida.
6 “‘Pero pasé junto a ti y te vi revolcándote en tu sangre. Y estando tú en tu sangre, te dije: ¡Vive! Te dije: ¡Sí, vive en tu sangre!
7 “‘Te hice crecer como la hierba del campo. Creciste, te desarrollaste y llegaste a la flor de la juventud. Tus pechos se afirmaron, y tu cabello creció; pero estabas desnuda y descubierta.
8 “‘Pasé junto a ti y te miré, y he aquí que estabas en tu tiempo de amar. Entonces extendí sobre ti mis alas y cubrí tu desnudez. Te hice juramento y entré en pacto contigo; y fuiste mía, dice el SEÑOR Dios.
9 Te lavé con agua, limpié la sangre que tenías sobre ti y te ungí con aceite.
10 Te vestí con un vestido de colores variados, y te calcé con sandalias de cuero fino. Te ceñí de lino y te cubrí de seda.
11 Te adorné con joyas; puse brazaletes en tus manos y un collar en tu cuello.
12 Puse un zarcillo en tu nariz, aretes en tus orejas y una corona de hermosura sobre tu cabeza.
13 Fuiste adornada con oro y plata; tu vestido era de lino, de seda y de tela bordada. Comiste harina fina, miel y aceite. Llegaste a ser sumamente bella y alcanzaste la realeza.
14 Y tu fama se difundió entre las naciones, a causa de tu belleza, que era perfecta por el esplendor que puse en ti, dice el SEÑOR Dios.
15 “‘Pero confiaste en tu belleza y te prostituiste a causa de tu fama; vertiste tu lujuria sobre todo el que pasaba, fuera quien fuera.
16 Tomaste algunos de tus vestidos y te hiciste lugares altos de vivos colores, y sobre ellos te prostituiste. ¡Cosa semejante no ha sucedido ni volverá a suceder!
17 Asimismo, tomaste las bellas joyas de mi oro y de mi plata que yo te había dado, y te hiciste símbolos de varón, y con ellos te prostituías.
18 Tomaste tus vestidos bordados para cubrirlos, y pusiste ante ellos mi aceite y mi incienso.
19 También tomaste mi pan que yo te había dado — la harina fina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba — y lo pusiste delante de ellos como grato olor, dice el SEÑOR Dios.
20 “‘Además de esto, tomaste a tus hijos y a tus hijas que me habías dado a luz, y los sacrificaste ante ellos para que fueran consumidos. ¿Eran poca cosa tus prostituciones?
21 Pues degollaste a mis hijos y los diste para hacerlos pasar por fuego ante ellos.
22 En medio de tus abominaciones y de tus prostituciones no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, revolcándote en tu sangre.
23 Y sucedió que después de toda tu maldad (¡Ay, ay de ti! dice el SEÑOR Dios),
24 construiste plataformas e hiciste lugares altos en todas las plazas.
25 En cada comienzo de camino construiste lugares altos y convertiste tu hermosura en abominación, ofreciéndote a cuantos pasaban y multiplicando tus prostituciones.
26 “‘Te prostituiste con los hijos de Egipto, tus vecinos de grandes carnes; multiplicaste tus prostituciones, provocándome a ira.
27 Por tanto, he aquí que extendí mi mano contra ti y disminuí tu ración. Te entregué a la voluntad de quienes te aborrecen, las hijas de los filisteos, las cuales se avergüenzan de tu conducta infame.
28 Y como no te quedaste satisfecha, te prostituiste también con los hijos de Asiria. Te prostituiste con ellos, pero tampoco te quedaste satisfecha.
29 Igualmente, multiplicaste tus prostituciones con una tierra de mercaderes, con Caldea. Pero tampoco con esto te quedaste satisfecha.
30 “‘¡Cuán débil es tu corazón!, dice el SEÑOR Dios. Porque has hecho todas estas cosas, obras de una prostituta atrevida,
31 al edificar tus plataformas en el comienzo de cada camino, y tus altares que hiciste en todas las plazas. No has sido como una prostituta, porque tú despreciaste la paga.
32 ¡Mujer adúltera! ¡En lugar de su marido recibe a los extraños!
33 A todas las prostitutas les dan obsequios; en cambio, tú diste regalos a todos tus amantes y los sobornaste para que vinieran a ti de todas partes para tus prostituciones.
34 Cuando te prostituiste, contigo sucedió lo contrario de las otras mujeres. A ti no se te solicitó para la prostitución; y eres diferente, porque diste tú la paga y no te fue dada la paga a ti.
35 “‘Por tanto, oh prostituta, escucha la palabra del SEÑOR.
36 Así ha dicho el SEÑOR Dios: Por cuanto han sido vertidos tus recursos, ha sido descubierta tu desnudez en tus prostituciones con tus amantes y con todos tus ídolos abominables, y les has dado la sangre de tus hijos,
37 por eso, he aquí que voy a reunir a todos tus amantes con quienes tuviste placer. A todos los que amaste y a todos los que aborreciste, los reuniré contra ti de los alrededores. Ante ellos descubriré tu desnudez, y verán toda tu desnudez.
38 Luego te aplicaré la sentencia de las mujeres adúlteras y de las que derraman sangre. Traeré sobre ti sangre de ira y de celos.
39 Te entregaré en mano de ellos, y destruirán tus plataformas y derribarán tus altares. Te desnudarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas joyas y te dejarán desnuda y descubierta.
40 Harán subir contra ti una multitud, quienes te arrojarán piedras y con sus espadas te harán pedazos.
41 Quemarán tus casas con fuego y ejecutarán actos justicieros contra ti, ante los ojos de muchas mujeres. Así haré que dejes de ser una prostituta y que ceses de dar tú la paga.
42 Haré que sobre ti se asiente mi ira; mi celo se apartará de ti y me calmaré, y no me enojaré más.
43 Porque no te acordaste de los días de tu juventud y me provocaste a ira con todas estas cosas, yo también haré recaer tu conducta sobre tu propia cabeza, dice el SEÑOR Dios. ¿Acaso no has agregado la depravación a todas tus abominaciones?
44 “‘He aquí que todo el que suele usar refranes usará este refrán contra ti, diciendo: ¡De tal madre, tal hija!
45 ¡Tú eres hija de tu madre! Ella aborreció a su marido y a sus hijos. Eres hermana de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos. La madre de ustedes fue una hetea, y su padre un amorreo.
46 Tu hermana mayor es Samaria, la cual con sus hijas habita al norte de ti. Y tu hermana menor es Sodoma, la cual con sus hijas habita al sur de ti.
47 Pero no solo anduviste en los caminos de ellas e hiciste sus abominaciones. ¡Como si fuera poca cosa, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos!
48 ¡Vivo yo, que tu hermana Sodoma y sus hijas no han hecho como hiciste tú con tus hijas!, dice el SEÑOR Dios.
49 He aquí, esta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: Orgullo, abundancia de pan y despreocupada tranquilidad tuvieron ella y sus hijas. Pero ella no dio la mano al pobre y al necesitado.
50 Ellas se enaltecieron e hicieron abominación delante de mí; de modo que cuando las vi, las eliminé.
51 Samaria no ha cometido ni la mitad de tus pecados, porque tú has hecho muchas más abominaciones que ellas. Por todas tus abominaciones que has cometido, ¡has hecho que tus hermanas parezcan justas!
52 Tú, también, carga con tu afrenta, pues has hecho que el juicio fuera favorable para tus hermanas; porque los pecados que tú has cometido son más abominables que los de ellas. ¡Ellas son más justas que tú! Avergüénzate, pues, tú también y carga con tu afrenta; pues has hecho que tus hermanas parezcan justas.
53 “‘Sin embargo, yo las restauraré de su cautividad: la cautividad de Sodoma y de sus hijas, y la cautividad de Samaria y de sus hijas. Y entre ellas también te restauraré a ti de tu cautividad,
54 para que cargues con tu afrenta y te avergüences de todo lo que has hecho, sirviéndoles de consuelo.
55 Tus hermanas, Sodoma y sus hijas, volverán a su estado anterior; y Samaria y sus hijas volverán a su estado anterior. También tú y tus hijas volverán a su estado anterior.
56 ¿Acaso tu hermana Sodoma no fue un proverbio en tu boca en el día de tu soberbia,
57 antes que fuera descubierta tu propia maldad? Ahora tú has llegado a ser como ella, una vergüenza para las hijas de Edom y todos los que la rodean, y para las hijas de los filisteos, quienes por todos lados te desprecian.
58 Cargarás con tu infamia y con tus abominaciones, dice el SEÑOR.
59 Porque así ha dicho el SEÑOR Dios: Haré contigo como tú hiciste al menospreciar el juramento e invalidar mi pacto.
60 “‘Sin embargo, yo me acordaré de mi pacto que hice contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto eterno.
61 Entonces te acordarás de tus caminos y te avergonzarás cuando recibas a tus hermanas mayores que tú, y a las menores que tú, las cuales te daré por hijas, pero no a causa del pacto hecho contigo.
62 Pues yo restableceré mi pacto contigo, y tú sabrás que yo soy el SEÑOR;
63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca a causa de tu afrenta cuando yo haga expiación por todo lo que has hecho’ ”, dice el SEÑOR Dios.
CAPITULO 16
Vv. 1-63. UNA APLICACION DETALLADA DEL CAPITULO 15. A JERUSALEN PERSONIFICADA COMO HIJA. 1. Ocupada por los favores libres de Dios desde la infancia (vv. 1-7); 2. y, crecida ya, unida con él en matrimonio espiritual (vv. 8-14); 3. Su infidelidad, su pecado (vv. 15-34); 4. el juicio (vv. 35-52); 5. su inesperada restauración (vv. 53-63).
2. notifica a Jerusalem—Los hombres frecuentemente son tan ciegos que no ven su culpa visible a todo el mundo. “Jerusalén” representa a todo el reino de Judá.
3. Tu habitación y tu raza—tu origen y nacimiento; lit., “tus cavernas” (véase Isaías 51:1) y “tu nacimiento”. de la tierra de Canaán—en la cual moraron Abraham, Isaac y Jacob, antes de entrar en Egipto, y de donde recibiste muchas más de tus características innatas que de las virtudes de aquellos ascendientes (cap. 21:30). Amorrheo … Hethea—siendo éstas las tribus más poderosas, representan a todas las naciones cananeas (véase Josué 1:4; Amós 2:9), que eran tan abominablemente corrompidas que fueron condenadas al completo exterminio por Dios (Levítico 18:24, Levítico 18:28; Deuteronomio 18:12). Tradúzcase más bien, “el amorreo … la hetea”, es decir, estas dos tribus personificadas; sus características malvadas, respectivamente, se concentraron en la parentela de Israel (Génesis 15:16). Se hace la madre de ellos a “la Hetea”, refiriéndose a las esposas de Esaú, hijas de Heth, las costumbres de las cuales amargaron la vida de Rebeca (Génesis 26:34; Génesis 27:46), pero agradaron a los descendientes degenerados de Jacob, de modo que éstos se llaman, respecto a su moralidad, hijos de la Hetea (véase v. 45).
4. La impotencia de Israel en sus primeras luchas por una existencia nacional se presenta bajo la figura de una criatura (Oseas 2:3), abandonada sin recibir las atenciones más comunes del cuidado de sus padres. Su misma vida fué un milagro (Éxodo 1:15). no fué cortado tu ombligo—sin la debida atención al cordón umbilical, el recién nacido es capaz de morir. ni fuiste lavada con aguas para atemperarte—es decir, para ablandar el cutis. Más bien, “para purificación”; de una raíz árabe. [Maurer.] Gesenio traduce, como en el margen: “para que seas (presentada a los padres) para ser mirada”, como es costumbre en el nacimiento de una criatura. salada—antiguamente frotaban a los recién nacidos con sal para hacer espeso y firme el cutis.
5. echada sobre la haz del campo—el exponer criaturas a la muerte era común en tiempos antiguos. con menosprecio de tu vida—refiriéndose al aspecto desagradable del infante abandonado. Fairbairn traduce: “con desprecio (o indiferencia despreciativa) de tu vida”.
6. Y yo pasé—como viajero. sucia en tus sangres—pero traduce Piscator: “pronta a ser pisada.” díjete—en contraste con la impotencia de Israel, está la palabra omnipotente de la gracia de Dios, que mandó que “viviera” la pequeña abandonada. En tus sangres—aunque estabas sucia en sangre, te dije, “Vive”. [Grocio.] “Vive en tu sangre”, eso es, Vive, pero vive una vida expuesta a muchas muertes, como fué el caso en los principios de la existencia nacional de Israel, para magnificar la gracia de Dios. [Calvino.] La primera opinión es preferible. Espiritualmente, mientras el pecador no sea hecho sensible a su completa impotencia, no apreciará la provisiones de la gracia de Dios.
7. En millares … te puse—aumento extraordinario. hierba del campo—Creció como hierba del campo. En 250 años aumentaron desde 75 personas a ochocientas mil (Hechos 7:14) [Calvino.] Pero véase Éxodo 12:37. (Esta cifra incluye sólo los hombres capaces de llevar armas. Posiblemente, hubo como dos millones entre todos. Nota del Trad.) adornada grandemente—lit., “ornamento de ornamentos”. desnuda … descubierta—lit., “desnudez … esterilidad”; más enfático.
8. tu tiempo … de amores—(véase Cantares de los Cantares 2:10). Fuiste de edad casadera, pero nadie quería casarse contigo, desnuda como estabas. Entonces yo miré con mirada de gracia cuando llegó el tiempo de tu liberación (Génesis 15:13; Hechos 7:6). No es ella quien se adelanta hacia Dios, sino Dios hacia ella; ella no tiene nada que merezca la atención divina, mas él la mira no con mera benevolencia sino con amor, tal como uno siente para con la persona de su esposa (Cantares de los Cantares 1:3; Jeremias 31:3; Malaquías 1:2). extendí mi manto sobre ti—el modo de esponsales (Rut 3:9). Di palabra de casamiento contigo (Deuteronomio 4:37; Deuteronomio 10:15; Oseas 11:1). El manto se usa a menudo en oriente como cobertura de cama. Dios explica lo que quería decir: “Entré en pacto contigo”, en Sinaí. Así Israel vino a ser “la esposa del pacto de Dios” (Isaías 54:5; Jeremias 3:14; Oseas 2:19; Malaquías 2:14). fuiste mía—(Éxodo 19:5; Jeremias 2:2).
9. te lavé—como las novias solían pasar por una purificación preparatoria (Ester 2:12). Así Israel, antes de la ley en Sinaí (Éxodo 19:14), “Moisés santificó al pueblo, y ellos lavaron su ropa”. Así creyentes en Cristo (1 Corintios 6:11). aceite—emblema del sacerdocio levítico, tipo del Mesías (Salmo 45:7).
10. Salmo 45:13, describe de la misma manera la iglesia (Israel, la nombrada madre del cristianismo) adornada como una novia (así Isaías 61:10). Es el Mesías quien provee la ropa de bodas (Apocalipsis 3:18; Apocalipsis 19:8). te calcé de tejón—tahash; otros traducen “cuero de foca”. Cueros de éstos formaban una cubierta de tabernáculo, que era como la tienda nupcial de Dios e Israel (Éxodo 26:14), y formaban el material del calzado llevado por los hebreos en días festivos. lino—usado por los sacerdotes (Levítico 6:10); emblema de pureza.
11. Los regalos de casamiento de Rebeca (Génesis 24:22, Génesis 24:47).
12. joyas sobre tus narices—algunas traducciones dicen “en tu frente” (Isaías 3:21). diadema—a la vez el distintivo de la novia y de que ella es reina, como su consorte es el Rey; el mismo nombre “Israel” quiere decir “príncipe de Dios”. Eran llamados “reino de sacerdotes” (Éxodo 19:6; véase Apocalipsis 1:6). Aunque eran grandes las bendiciones externas concedidas a Israel, pero no son éstas, sino las internas y espirituales, que forman la referencia principal en el casamiento real al cual fué llevado más adelante Israel.
13. harina … miel … aceite—Estos tres elementos mezclados hacen las tortas más dulces; no el pan seco y los puerros como en Egipto. De cuestiones de ropa se pasa a las de alimentos (Deuteronomio 32:13.) hermoseada en extremo—Salmo 48:2, la ciudad; también, Salmo 29:2, el templo. prosperado hasta reinar—lit. “a ser reina”, ejerciendo imperio sobre naciones circunvecinas.
14. nombradía entre las gentes—La teocracia alcanzó su punto culminante bajo Salomón, cuando potentados distantes oyeron de su “fama” (1 Reyes 10:1, etc.), por ejemplo la reina de Seba, Hiram, etc. (Lamentaciones 2:15). tu hermosura—no era tuya propia, sino mía y a ti concedida.
15. En vez de atribuir la gloria de sus privilegios y dones a Dios, Israel se enorgullecía de ellos, como si fuesen suyos propios (Deuteronomio 32:15; Jeremias 7:4; Miqueas 3:11), y luego vergonzosamente los dedicó a sus ídolos (Oseas 2:8 véase Lucas 15:12). fornicaste a causa de tu nombradía—permitiendo que tu renombre te llevara a la idolatría y a ligas con idólatras (Isaías 1:21; Isaías 57:8; Jeremias 3:2, Jeremias 3:6). “A causa de tu renombre”, apoyándote en él, correspondiendo a la otra línea del paralelismo, “confiaste en tu hermosura”. suya eras—más bien, “de él” tu hermosura; tu hermosura era cedida a cuantos pasaron. El celo de Israel por los ídolos feos no era sino un ansia de tener la aprobación del cielo por su corrupción carnal, de la cual eran los ídolos la personificación; de ahí, también, su tendencia de extraviarse de Jehová, quien era un freno a su naturaleza corrupta
16. tomaste de tus vestidos … hicístete diversos altos—“hicístete altos de diversos colores” [Fairbairn]; la metáfora y el sentido literal se entreveran. Los lugares altos donde sacrificaban a Astarte, aquí se comparan con “tiendas de diversos colores”, que la ramera impúdica extendía para hacer ver que su casa estaba abierta a todos [Calvino]. Véase acerca de “pabellones tejidos para Astarte” (la traducción correcta por “bosques”, 2 Reyes 23:7). cosa semejante no vendrá, ni será—más bien, “no ha venido, ni será”. Estos hechos tuyos son sin paralelo en tiempos pasados, y lo serán en lo porvenir.
17. mi oro … mi plata—(Hageo 2:8). imágenes de hombre—más bien, “del fallus”, el lingam hindú, o miembro viril [Havernick], deificado como emblema de fecundidad; el hombre que hace un dios de su lascivia. La Versión Inglesa, sin embargo, es apropiada; Israel, representado como mujer que ejerce como ramera con “imágenes masculinas”, imágenes de dioses masculinos, como distintas de las deidades femeninas.
18. tomaste tus vestidos … cubrístelas—ídolos, como si una adúltera cubriese a sus amantes con los vestidos que ella había recibido por la generosidad del esposo. mi aceite—el aceite para ungimientos sagrados a Dios (Éxodo 30:22). También usado en sacrificios (Levítico 2:1).
19. Mi pan … que yo te había dado—(Oseas 2:8). pusiste delante de ellas—como un minjah, u “oblación de comida” (Levítico 2:1). olor suave—lit., “perfume de descanso”, por el cual habían de ser propiciadas, y estar en paz (“descanso”) con vosotras; ¡qué ridículo buscar propiciación de los dioses de madera! fué así—No puede negarse el hecho, pues yo lo vi, y digo que fué así, dice Jehová.
20, 21. hijos … que me habías engendrado—Aunque son “tus hijos”, con todo me pertenecían “a mí”, más bien que a ti, porque nacieron bajo el pacto inmutable con Israel, el cual aun el pecado de Israel no pudo abrogar, y que habían recibido la señal de adopción como míos, la circuncisión. Esto agrava la culpa de sarificarlos a Moloc. para consumación—no simplemente pasar por, como algunas veces fueron obligados a hacer a los niños (Levítico 18:19) sin daño, sino pasar por el fuego de tal manera que vienen a ser presa de las llamas en honor a los ídolos (Isaías 57:5; Jeremias 7:31; Jeremias 19:5; Jeremias 32:35, Notas). ¿Es poco, esto de tus fornicaciones? Y sacrificaste mis hijos—más bien: ¿Eran tus adulterios cosa de poca importancia (eso es, no fueron bastante, sino) que sacríficaste mis hijos? (tienes que sacrificar), etc. Como si tu impureza no fuese bastante, tú has añadido esta crueldad antinatural y sacrílega (Miqueas 6:7).
22. no te has acordado … de tu mocedad—el olvido del amor de Dios es el origen de todos los pecados. Israel se olvidó de su liberación por Dios en la infancia de la vida nacional. Véase el v. 43, con el cual el v. 60 forma un contraste vivo (Jeremias 2:2; Oseas 11:1).
23. ¡ay, ay de ti!, etc.—Esta exclamación parentética tiene un efecto terrible viniendo como un relámpago del juicio de Dios entre las negras nubes de la culpabilidad de Israel.
24. alto—más bien, “cámara de fornicación”, frecuentemente asociada con los ritos impuros de la idolatría fornicación espiritual, en un “alto”, correspondiendo a la “cámara de fornicación”, se indica principalmente, con alusión a la fornicación literal asociada con ella (Jeremias 2:20; Jeremias 3:2).
25. En toda cabeza de camino—en los lugares más frecuentados (Proverbios 9:14). abominable tu hermosura … abriste tus piernas a cuantos pasaban—Las insinuaciones vergonzosas estaban todas de parte de Israel, pues las naciones idólatras nada ofrecían a su vez. Ella había cedido tanto que, como prostituta gastada, se cansaban de ella sus tentadores. Cuando la iglesia rebaja su testimonio a favor de Dios hasta los gustos carnales del mundo, con miras de conciliación, ella lo pierde todo y nada gana.
26. fornicaste con hijos de Egipto—alianzas con Egipto, cementadas en el compartir de sus idolatrías. grandes carnes—de miembros viriles potentes; figurativamente, por la religión grosera y licenciosa de Egipto (es decir, Isis, etc.). la cual sola pudo satisfacer la abominable corrupción de Israel (cap. 20:7, 8; 23:19, 20, 21). para enojarme—vergonzosamente y a propósito.
27. Los juicios consiguientes, los cuales, sin embargo, resultaron impotentes en reformar al pueblo (Isaías 9:13; Jeremias 5:3). te entregué … filisteos—(2 Reyes 16:8; 2 Crónicas 28:18). se avergüenzan de tu camino deshonesto—Los filisteos eran menos perversos en la idolatría, que ellos; no imitaron a Israel, adoptando los ídolos de todos los países extranjeros, mas se contentaron con los suyos propios (v. 57; Jeremias 2:11).
28. por no haberte hartado—no contenta con los adulterios con tus vecinos, has ido a los asirios lejanos, es decir, has buscado alianza con ellos, y con ella adoptado sus idolatrías.
29. multiplicaste … fornicación … de Canaán … caldeos—Has multiplicado tus idolatrías en Canaán, enviando “hasta Caldea” a pedir prestados los ritos caldeos, para agregarlos a las abominaciones ya practicadas “en Canaán”, antes del destierro de Joaquín a Caldea. Se usa el nombre “Canaán” para dar a entender que ellos habían hecho de Judea el escenario de abominaciones tales como en los días de los cananeos corrompidos. La tierra había llegado a ser completamente cananea (cap. 23:14, etc.).
30. inconstante es tu corazón—El pecado debilita el intelecto (“corazón”), así como, por el contrario, “fortaleza es al perfecto el camino de Jehová” (Proverbios 10:29).
31. Repetición del v. 24. no fuiste semejante a ramera, menospreciando el salario—diferente de una prostituta ordinaria, tú te prostituyes libre, meramente para satisfacer tus deseos. Jerónimo traduce: “Tú no has sido como ramera en despreciar (es decir, que generalmente desprecia) el salario ofrecido”, a fin de conseguir salario mayor; no; te has ofrecido alquilarte a tus amantes (vv. 33, 34). Pero estos versículos demuestran que la Versión Inglesa es mejor, porque declara que Israel se prostituyó, no meramente por un salario pequeño sin pedir más, sino “sin compensación”.
32. en lugar de su marido—refiriéndose a Números 5:19, Números 5:29. Fairbairn traduce: “mientras bajo su marido”.
33, 34. alquilada por ellos, como hacen otras rameras; ella también los seguía, sin que ellos la siguieran.
35. Aquí empieza la amenaza de ira a ser derramada sobre ella.
36. tus vergüenzas—lit. “tu bronce”; metáfora por las partes secretas de la persona. [Calvino.] La Versión Inglesa es mejor; tu desenfreno es derramado sin freno (véase Jeremias 13:27). Como la plata es emblema de la pureza, el bronce tipifica “suciedad”, porque contrae herrumbre. Henderson explica: “Por que tu dinero fué derrochado con tus amantes” (vv. 31, 33, 34). la sangre de tus hijos—(v. 20; Jeremias 2:34).
37. tus enamorados—los caldeos y asirios. La ley de retribución es más señaladamente manifestada por el hecho de que Dios emplea, como instrumentos de juicio sobre Israel, a aquellas mismas naciones cuya alianza y cuyos ídolos había buscado con tanto empeño, además de entregarlo a aquellos que habían sido siempre sus enemigos. “Dios hará que sea deshonrado aquel que lo abandona, aun a los ojos del mundo, y en verdad, tanto más, cuanto aquél haya estado cerca de él”. [Hengstenberg.] (Isaías 47:3; Jeremias 13:26; Oseas 2:12; Nahúm 3:5). todos los que aborreciste—los edomitas y filisteos; también Moab y Ammón especialmente (Deuteronomio 23:3). descubriréles tu vergüenza—castigo de la misma especie, así como ella había “descubierto su vergüenza” en sus adulterios (v. 36); el pecado y el castigo se corresponden mutuamente. Te expondré a infamia pública.
38-40. te juzgaré por las leyes de las adúlteras—(Levítico 20:10; véase el v. 2). En el caso de adúlteras individuales, muerte por apredreamiento fué la pena (Juan 8:4). En caso de comunidades (adulterio colectivo), la de espada. También la apostasía (Deuteronomio 13:10) y el sacrificar niños a Moloc (Levítico 20:1) la pena fué apedreamiento. Por lo tanto la pena fué doblemente merecida por Israel, como también la otra pena decretada contra la ciudad apóstata (Deuteronomio 13:15) se añade: “Te apedrearán con piedras, y te atravesarán con sus espadas” (v. 40). Los caldeos lanzaron piedras sobre Jerusalén en el asedio, y mataron a los habitantes con la espada en la rendición. leyes … de las que derraman sangre—(Génesis 9:6). celo—figura tomada de la furia del esposo que por celos derrama la sangre de la esposa infiel así como Israel lo había sido con Dios, su esposo espiritual. Lit., “Haré que llegues a ser sangre de ira y celo”.
39. destruirán tu alto—lit., “cámara de fornicación” (Nota, v. 24), el templo que Israel había convertido en lugar de fornicación espiritual con los ídolos, para complacer a los caldeos (cap. 23:14-17). te harán desnudar de tus ropas—(cap. 23:26; Oseas 2:3). Desmantelanán la ciudad de sus muros. vasos de tu gloria—los vasos hermosos del templo [Grocio]. Todos los dones con que Dios te ha adornado. [Calvino.]
40. (Cap. 23:10, 47). Véase también en cuanto a la destrucción bajo Tito, Lucas 19:43.
41. El resultado del terrible juicio, cuando la venganza divina haya corrido su curso, será que cesará. quemarán—(Deuteronomio 13:16; 2 Reyes 25:9). a ojos de muchas mujeres—es decir, las naciones vecinas a las cuales serás objeto de burla (Salmo 137:7). hacerte he cesar de ser ramera—(cap. 23:27). No podrás más hacer de ramera por causa de mis juicios. tampoco darás más don—no tendrás qué dar.
42. haré reposar mi ira—cuando mi justicia haya exigido el completo castigo conmensurado con tu terrible culpa (Nota, cap. 5:13). No es una mitigación de la pena lo que se predice aquí, sino una destrucción tan completa que no habrá necesidad de más castigo. [Calvino.]
43. (Ver. 22; Salmo 78:42). No ha pensado en los días de la mocedad, en gratitud por los favores de Dios para con ella en su historia temprana. me provocaste—(Isaías 63:10; Efesios 4:30). (La última cláusula de este versículo exhibe una enorme diferencia entre ciertas versiones inglesas y nuestra Versión Española de Cipriano de Valera. En la humilde opinión de este traductor la versión nuestra es más correcta: “Ni aun has pensado sobre todas tus abominaciones”. Como el comentario se basa en la Versión Inglesa, no tendrá objeto en este comentario. Nota del Trad.)
44. Como la madre, tal su hija—La elipsis da al proverbio hebreo (sólo dos palabras en hebreo) una brevedad epigramática. Jerusalén se manifestó como hija verdadera de la madre hetea en el pecado (v. 3).
45. madre … que desechó a su marido—es decir, a Dios (“aborrecedores de Dios”, Romanos 1:30); por lo tanto el conocimiento del verdadero Dios había existido originalmente en Canaán, transmitido desde Noé (hallamos pues a Melquizedec, rey de Salem, “sacerdote del Dios alto”, Génesis 14:18), pero Canaán apostató de él: esto es lo que constituyó lo negro de la culpa de los cananeos. desecharon … a sus hijos—los que mataron en honor de Saturno, práctica común entre los fenicios. hermana de tus hermanas eres—eres consanguínea en culpa con Samaria y Sodoma, a las cuales estás emparentada por nacimiento. Moab y Ammón, los hijos incestuosos de Lot, sobrino de Abraham, progenitor de Israel, tuvieron su origen desde Sodoma; así Sodoma puede llamarse hermana de Judá. Samaria, correspondiendo a las diez tribus, es naturalmente hermana de Judá.
46. tu hermana mayor es Samaria—mayor que Sodoma, con quien Judá estaba emparentada menos íntimamente que con Samaria. Sodoma, pues, se llama su hermana menor, y Samaria su “hermana mayor”. [Grocio.] A Samaria se le llama “mayor”, porque en un sentido moral estaba más estrechamente relacionada con Judá. [Fairbairn.] Samaria había hecho los becerros en Dan y Bethel en imitación de los querubines. sus hijas—las ciudades inferiores súbditas de Samaria (véase Números 21:25 Margen). mano izquierda—Los orientales ponen la frente hacia el este al señalar las direcciones del cielo; así el norte era “izquierda”, y sur la “derecha”. Sodoma con sus hijas—Ammón y Moab, descendientes de Sodoma; también las ciudades súbditas de ellos.
47. sus abominaciones—Milcom y Quemos, las “abominaciones de Ammón y Moab” (1 Reyes 11:5, 1 Reyes 11:7). te corrompiste más que ellas—así se habla expresamente de Manasés (2 Reyes 21:9).
48. Sodoma—(Mateo 11:24). La culpa de Judá no fué positiva sino relativamente mayor que la de Sodoma; porque estaba en medio de privilegios tanto más elevados y amenazas tan solemnes; a fortiori, la culpa de los incrédulos en medio de la más alta de todas las luces, es decir, el evangelio, es la más grande de todas.
49. soberbia—heredada por Moab, descendiente de Sodoma (Isaías 16:6; Jeremias 48:26), y por Ammón (Jeremias 49:4). Dios, el escudriñador de los corazones, aquí especifica como pecado de Sodoma, no sólo sus corrupciones notorias, sino la fuente secreta de ellas, “la soberbia”, que provenía de la “hartura de pan”, debida a la fertilidad del suelo (Génesis 13:10), y que producía la “ociosidad”. abundancia de ociosidad—lit., “la segura indiferencia de quietud y ociosidad”. no corroboró la mano … del menesteroso—La soberbia es siempre cruel; pues se arroga todas las cosas, y desprecia a los hermanos, para cuya necesidad no tiene sentimiento; como Moab no tenía compasión por los judíos desterrados (Isaías 16:3; Jeremias 48:27; Lucas 16:19; Santiago 5:1).
50. ensoberbeciéronse—henchidos con su prosperidad. abominación delante de mí—“pecadores delante de Jehová” (Génesis 13:13); dicho de aquellos cuyo pecado es tan horrendo que llama a Dios por juicios inmediatos; pecados presuntuosos que desafían a Dios a la cara (Génesis 18:20, Génesis 19:5). quitélas—(Génesis 19:24). como vi bueno—más bien, “según lo que vi”; refiriéndose a Génesis 18:21, donde Dios dice: “Descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí”.
51. Samaria—el reino de las diez tribus de Israel menos culpables que Judá; porque Judá mostró mayor ingratitud, mientras que tenía privilegios más grandes, es decir, el templo, el sacerdocio y la sucesión regular de reyes. has justificado a tus hermanas—las hiciste aparecer casi como inocentes en comparación con tu culpa (Jeremias 3:11; Mateo 12:41).
52. Tú … que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza—(Mateo 7:1; Romanos 2:1, Romanos 2:17). Judá había juzgado a Sodoma (que representaba a las naciones paganas) y Samaria (Israel), diciendo que eran castigadas justamente, como si ella misma fuese inocente (Lucas 13:2). tu vergüenza—castigo ignominioso
53. Aquí sigue una promesa de restauración. Aun los terribles castigos que venían contra Judá, no alcanzarían a reformar su pueblo; sólo la bondad renovada de Dios efectuaría ésta, para mostrar cuán enteramente de gracia sería su restauración. Se menciona la restauración de sus hermanas errantes antes de la de ella, así como el castigo de ellas precedió al de ella; de modo que toda jactancia es excluída. [Fairbairn.] “Vosotros, en efecto, volveréis, pero Moab y Ammón volverán con vosotros, y algunos de las diez tribus”. [Grocio.] haré tornar sus cautivos—es decir, cambiaré la aflicción en prosperidad (así Job 42:10). Sodoma misma no fué restaurada así (Jeremias 20:16), pero Ammón y Moab (sus representantes, como descendientes de Lot quien había morado en Sodoma) fueron restaurados (Jeremias 48:47; Jeremias 49:6); probablemente muchos elementos de las diez tribus y de las naciones vecinas, Ammón y Moab, etc., fueron en parte restablecidos bajo Ciro; pero la plena realización de la restauración queda todavía en lo porvenir; siendo tipificadas las naciones paganas que habían de ser traídas a Cristo por “Sodoma”, cuyos pecados ellas ahora reproducen (Deuteronomio 32:32). cautivos de tus cautiverios—Pero la preciosa promesa realmente empieza con “antes” (v. 60), y no aquí; porque el v. 59 es una amenaza, y no una promesa. El sentido pues aquí es: “Tú serás restaurada cuando lo sean Sodoma y Samaria, pero no lo serás, mientras no sean restauradas ellas (v. 55), es decir, nunca. Esto se refiere a los culpables, quienes serían destruídos completamente (vv. 41, 42); pero esto no contradice la promesa subsiguiente de la restauración de su posteridad (Números 14:29), al remanente electo por gracia. [Calvino.]
54. tú … te avergüences—siendo puesta sobre el mismo nivel con los que tú has despreciado tanto. siéndoles tú motivo de consuelo—puesto que ellas te ven a ti tan miserable como ellas mismas. Es en realidad una especie de “consuelo” triste a los castigados el ver a otros tan severamente zarandeados como ellos (cap. 14:22, 23).
55. (Nota, v. 53).
56. Sodoma … no fué nombrada—lit., “no fué para un informe”. Tú no te dignaste mencionar su nombre como si su caso no pudiese aplicarse a ti, pero sí se aplicó a ti (2 Pedro 2:6).
57. Antes que tu maldad se descubriese—manifestada a todos, es decir, por el castigo sobre ti infligido. vergüenza … de Siria y … de los Filisteos—la indignidad y los daños hechos a ti por Siria y los filisteos (2 Reyes 16:5; 2 Crónicas 28:18; Isaías 9:11).
58. llevado tu enormidad—es decir, el castigo de ella (cap. 23:49). No te trato con rigor excesivo, pues tu pecado y castigo son exactamente conmensurados.
59. el juramento—el pacto entre Dios e Israel (Deuteronomio 29:12, Deuteronomio 29:14). Así como tú lo has despreciado, así te despreciaré a ti. Ningún pacto es unilateral; donde Israel violó su palabra jurada, allí la promesa del favor divino cesó.
60. La promesa aquí sale inesperadamente como el sol de entre nubes obscuras. A pesar de que ella se había olvidado tanto de Dios, él todavía se acuerda de ella, lo que demuestra que la redención de ella es completamente por la gracia de Dios. Contrástese entre “Tendré memoria de ti,” y “ni aun has pensado” (vv. 22, 43); también entre “mi pacto” y “tu pacto” (v. 61; Salmo 106:45); y luego el efecto producido en ella es (v. 63), “para que te acuerdes”. La promesa de Dios fué una de promesa y de gracia. La ley, en su letra, fué el pacto de Israel (“tu”), y en este sentido limitado fué posterior (Gálatas 3:17). Israel lo interpretó como un pacto de obras, el cual, jactándose de él, dejó de cumplirlo, y así cayó bajo su condenación (2 Corintios 3:3, 2 Corintios 3:6). La ley, en su espíritu, contiene el germen del evangelio; el Nuevo Testamento es el desarrollo completo de Antiguo, poniéndose a un lado la cáscara de la forma externa, cuando se cumplió en el Mesías el espíritu interno. El pacto de Dios con Israel, en la persona de Abraham, fué el motivo por el cual, a pesar de toda su culpa, la misericordia estaba, y todavía está, esperándola. Por lo tanto los paganos o las naciones gentiles tendrán que venir a ella en busca de bendiciones, y no ella a ellas. pacto sempiterno—(cap. 37:26; 2 Samuel 23:5; Isaías 55:3). Las formas temporales de la ley habían de ser puestas a un lado, para que pudiese ser establecida en su espíritu permanente y “sempiterno” (Jeremias 31:37; Jeremias 32:40; Jeremias 50:4; Hebreos 8:8).
61. acordarte has—Es Dios quien primero se acuerda de ella antes que ella se acuerde de él y de sus propios caminos delante de él (v. 60; cap. 20:43; 36:31). te avergonzarás—el fruto del arrepentimiento (2 Corintios 7:10); ninguno agrada a Dios que no se desplazca a sí mismo; una presciencia del evangelio (Lucas 18:9). las cuales yo te daré por hijas—(Isaías 54:1; Isaías 60:3; Gálatas 4:26, etc.). Por “tus hermanas, mayores y menores,” se indica a todas las naciones paganas, y no solamente a Sodoma y Samaria. En Jerusalén, los primeros creyentes individuales fueron recogidos en la iglesia electa. Desde Jerusalén salió el evangelio para recoger a individuos de entre los gentiles; y Jerusalén y Judá serán la primera nación, que, como nación, se convertirá a Cristo; y a ella se adherirán las otras naciones como creyentes en el Mesías, el Rey de Jerusalén (Salmo 110:2; Isaías 2:2). “La hija del rey” en el Salmo 45:12 es Judá; sus compañeras, como “las hijas de Tiro”, son las naciones a ella dadas como convertidas, aquí llamadas “hijas”. no por tu pacto—Esto no abroga el Antiguo Testamento en su espíritu, sino en la mera letra en la cual los judíos se apoyaban, aun cuando la violaban; ésta, la letra (“tu pacto”) había de ceder lugar al pacto de Dios por gracia y a la promesa en Cristo, quien “cumplió” la ley. Dios quiere decir: “no que tú de tu parte hayas quedado fiel al pacto, sino que yo soy Jehová, yo no me mudo (Malaquías 3:6) de mi amor original para ti en tu juventud” (véase Romanos 3:3).
62.—(Oseas 2:19). sabrás que yo soy Jehová—no, como en otro tiempo, por juicios que caigan sobre ti, sino por el hecho de que yo te restauraré por mi gracia.
63. nunca más abras la boca—en vindicación, o aun en mitigación, de ti misma, o en reconvención con Dios por sus tratos (Romanos 3:19), cuando veas tu excesiva indignidad y mi abundante gracia que habrá vencido tan maravillosamente tu pecado por mi amor (Romanos 5:20). “Si nos examinásemos a nosotros mismos, cierto no seríamos juzgados” (1 Corintios 11:31). todo lo que hiciste—encareciendo la gracia de Dios que ha perdonado tantos pecados y pecados tan grandes. Nada conduce tanto al amor y a la humildad como el sentido de las riquezas de la gracia perdonadora de Dios (Lucas 7:47).