Jeremias 7:1-34
1 La palabra del SEÑOR que vino a Jeremías, diciendo:
2 “Ponte de pie junto a la puerta de la casa del SEÑOR y proclama allí esta palabra. Di: Oigan la palabra del SEÑOR, todos los de Judá que entran por estas puertas para adorar al SEÑOR.
3 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: Corrijan sus caminos y sus obras, y los dejaré habitar en este lugar.
4 No confíen en palabras de mentira que dicen: ‘¡Templo del SEÑOR, templo del SEÑOR! ¡Este es el templo del SEÑOR!’.
5 Porque si realmente corrigen sus caminos y sus obras, si realmente practican lo justo entre el hombre y su prójimo,
6 si no oprimen al forastero, al huérfano y a la viuda, si no derraman sangre inocente en este lugar, y si no van tras otros dioses para su propio mal,
7 entonces los dejaré habitar en este lugar, en la tierra que desde siempre y para siempre di a sus padres.
8 “He aquí que ustedes están confiando en palabras de mentira que no aprovechan.
9 Después de robar, de matar, de cometer adulterio, de proferir falso testimonio, de ofrecer incienso a Baal y de ir tras otros dioses que no conocieron,
10 ¿vendrán para estar delante de mí en este templo que es llamado por mi nombre y para decir: ‘Somos libres’ (para seguir haciendo todas estas abominaciones)?
11 ¿Acaso este templo, que es llamado por mi nombre, es ante sus ojos una cueva de ladrones? He aquí que yo también lo he visto, dice el SEÑOR.
12 “Vayan, pues, a mi lugar que estuvo en Silo, donde al principio hice morar mi nombre, y vean lo que le hice a causa de la maldad de mi pueblo Israel.
13 Ahora pues, dice el SEÑOR, por cuanto han hecho todas estas obras — y a pesar de que les hablé persistentemente, no escucharon; y cuando los llamé, no respondieron — ,
14 por eso, como hice a Silo, haré a este templo que es llamado por mi nombre y en el cual confían, a este lugar que les di a ustedes y a sus padres.
15 Y los echaré de mi presencia como eché a todos sus hermanos, a toda la descendencia de Efraín.
16 “Tú, pues, no ores por este pueblo. No levantes por ellos clamor ni oración; no intercedas ante mí, porque no te escucharé.
17 ¿No ves lo que hacen estos en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
18 Los hijos recogen la leña, y los padres encienden el fuego. Las mujeres amasan la masa para hacer tortas a la Reina del Cielo y para derramar libaciones a otros dioses, para ofenderme.
19 ¿Me ofenderán a mí?, dice el SEÑOR. ¿Acaso no actúan, más bien, para su propia vergüenza?”.
20 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios: “He aquí que mi furor y mi ira se derraman sobre este lugar, sobre los hombres y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra. Se encenderá y no se apagará”.
21 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: “Añadan sus holocaustos a sus sacrificios y coman carne.
22 Porque el día en que los saqué de la tierra de Egipto, no hablé con sus padres ni les mandé acerca de holocaustos y sacrificios.
23 Más bien, les mandé esto diciendo: ‘Escuchen mi voz; y yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. Anden en todo camino que les he mandado, para que les vaya bien’.
24 Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino que caminaron en la dureza de su malvado corazón, según sus propios planes. Caminaron hacia atrás y no hacia adelante.
25 Desde el día en que los padres de ustedes salieron de la tierra de Egipto hasta este día, les envié todos mis siervos los profetas, persistentemente, día tras día.
26 Pero no me escucharon ni inclinaron su oído; más bien, endurecieron su cerviz y actuaron peor que sus padres.
27 “Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero no te escucharán; los llamarás, pero no te responderán.
28 Por tanto, les dirás: ‘Esta es la nación que no escuchó la voz del SEÑOR su Dios ni aceptó la corrección. La fidelidad se ha perdido; ha sido eliminada de sus bocas’.
29 “Corta tu cabellera y arrójala. Prorrumpe en lamento sobre los cerros, pues el SEÑOR ha rechazado y ha abandonado a la generación objeto de su ira.
30 Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice el SEÑOR. Han puesto sus ídolos abominables en el templo que es llamado por mi nombre, contaminándolo.
31 Han edificado los lugares altos del Tófet, que están en el valle de Ben-hinom, para quemar en el fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que no les mandé ni me vino a la mente.
32 Por tanto, dice el SEÑOR, he aquí vendrán días en que no se dirá más Tófet ni valle de Ben-hinom, sino valle de la Matanza. En el Tófet serán sepultados por no haber más lugar.
33 Los cadáveres de este pueblo servirán de comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra, y no habrá quien los espante.
34 Haré cesar en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia; porque la tierra será arruinada”.
CAPITULOS 7-9. PRONUNCIADO A PRINCIPIOS DEL REINADO DE JOACIM, EN OCASION DE ALGUNA FIESTA PUBLICA. El profeta habla parado en la puerta del templo, a fin de que las multitudes de campesinos puedan oírlo. Su vida corre peligro, según se desprende del cap. 26:1-9, a causa de esta profecía, en la que anuncia que la misma suerte corrida por Silo iba a sobrevenirle a Jerusalén. La profecía que se da aquí en detalle está allí brevemente aludida. La nación, después que hubo muerto Josías, debido a la pésima influencia de Joacim, volvió a caer en la idolatría, cuyas prácticas se combinaron con el culto rendido a Jehová (vv. 4, 10).
2. puerta—esto es, la puerta del atrio de Israel dentro del de las mujeres. Aquellos a quienes Jeremías se dirige penetraban por la puerta que conducía al atrio de las mujeres, y por la puerta que conducía al atrio exterior de los gentiles. (Deahí la expresión “estas puertas”).
3. os haré morar—os permitiré residir aún (cap. 18:11; 26:13).
4. Los judíos creen falsamente que porque su templo había sido escogido por Jehová como su peculiar habitación, jamás podría ser destruído. Hay personas que piensan que las prácticas ceremoniales, valen como sustitutos de la santidad (Isaías 48:2, Miqueas 3:11). La triple repetición de “templo de Jehová” expresa la intense confianza de los judíos (véase cap. 22:29; Isaías 6:3). éste—El profeta señala con el dedo hacia el edificio (v. 2).
5. derecho—justicia (cap. 22:3).
6. este lugar—esta ciudad y este país (v. 7), para mal vuestro—así el v. 19; “para confusión de sus rostros” (cap. 13:10; Proverbios 8:36).
7. Es la apódosis de “si … si” (vv. 5, 6). morar—haré que continuéis morando. para siempre—que deben unirse con “morar” y no con las palabras “que di a vuestros padres”(véase cap. 3:18; Deuteronomio 4:40).
8. que no aprovechan—Maurer traduce: “De suerte que vosotros nada aprovecháis” (véase v. 4; cap. 5:31) 9, 10. “¿Habréis de seguir robando, etc., para luego venir y poneros delante de mí?” que no conocisteis—Vosotros no tenéis motivos de conocer que sean dioses; en cambio, yo he manifestado mi deidad, por mi ley, por los beneficios otorgados y por los milagros hechos. Esto agravaba su delito [Calvino] (Jueces 5:8).
10. Vendréis—Y, sin embargo, venís (Ezequiel 23:39). librados somos—a saber de todas nuestras inminentes calamidades. Pese a las amenazas de profeta, nada tenemos que temer; hemos ofrecido nuestros sacrificios y, por lo tanto, Jehová nos ha de “librar”. para hacer todas estas abominaciones—a saber, las enunciadas en el v. 9. Estas palabras no hay que conectarlas con la frase “librados somos”, sino de esta manera: Al presentaros delante de mí en esta casa y ofrecer vuestros inútiles sacrificios, ¿perseguís como designio el granjearos mi favor para así poder hacer impunemente todas estas abominaciones? [Maurer].
11. cueva de ladrones—Pensáis que mi templo es lo que los ladrones creen que es su guarida, a saber, un asilo dentro del cual podréis escapar al castigo que merecéis por vuestras abominaciones? (v. 10). también yo veo—esto es, que tratáis mi casa cual si fuera cueva de ladrones. Jehová quiere decir más de lo que está expresado, a saber: Yo lo he visto, y lo oastigaré (Isaías 56:7; Mateo 21:13).
12. a mi lugar … en Silo—Dios hizo que su tabernáculo fuese levantado en Silo, en los días de Josué (Josué 18:1; Jueces 18:31); pero en tiempos de Elí, entregó el Arca (que había estado en Silo) en manos de los filisteos (cap. 26:6; 1 Samuel 4:10; Salmo 78:56). Silo estaba situado entre Betel y Siquem, en la tribu de Efraín, al principio—lo que quiere decir que Silo aventajaba al templo en antigüedad. Mas el favor de Dios no está ligado a localidades (Hechos 7:44). de mi pueblo Israel—Israel era el pueblo de Dios; sin embargo, no le perdonó cuando se hizo rebelde; pues tampoco le perdonará ahora a Judá, por rebelarse, aun cuando haya sido hasta ahora su pueblo.
13. madrugando—lo que envuelve un infatigable celo de parte de Dios en mostrarse solícito para con ellos (v. 25; cap. 11:17; 2 Crónicas 36:15).
14. que dí—y por lo tanto revocaré la donación (pues todavía es mía, Levítico 25:23), en vista de que vosotros no cumplisteis el único objeto para el cual os fué dada: la promoción de mi gloria. Silo—Así como dejé de habitar allí, trasladando mi templo a Jerusalén, así también dejaré de habitar en este último lugar.
15. vuestros hermanos—hijos de Abrahán tanto como vosotros. generación de Ephraim—Ellos eran superiores a vosotros en número y poderío, pues eran diez tribus, mientras que vosotros sólo sois dos. “Efraín”, por ser la tribu principal, representa el conjunto de las diez (2 Reyes 17:23; Salmo 78:67).
16. Cuando el pueblo es entregado como castigo judicial a la dureza de corazón, la oración intercesora en su favor resulta ineficaz (cap. 11:14; 14:11; 15:1; Éxodo 32:10; 1 Juan 5:16, Joel 5:16).
17. Jehová deja que el mismo Jeremias juzgue si no hay buenas razones para que Dios no oiga las oraciones en favor de tales rebeldes.
18. los hijos … los padres … las mujeres—no practicaban la idolatría individuos aislados, sino jóvenes y ancianos, hombres y mujeres y familias enteras se mancomunaban para fomentarla. ¡Ojalá mostrasen el mismo celo por el culto de Dios que el que mostraban para promover el error! (cap. 44:17, 19; 19:13). tortas a la reina del cielo—Las tortas las hacían con miel, flor de harina, etc., de forma plana y redonda para semejarlas al disco de la luna, en honor de la cual se ofrecían. Otros leen, como el margen: armazón del cielo, a saber, los leonitas en general; también la Versión de los Setenta aquí, que en otras partes traduce “reina del cielo”. Los fenicios llamaban a la luna Astaroth o Astarte, la mujer de Baal o Moloch, el rey de los cielos. La pareja formada por ambas deidades simbolizaban las fuerzas procreativas de la naturaleza: de aquí provino la introducción de la prostitución como parte del culto. Los babilonios la adoraban como Mylitta, esto es, la generadora. Nuestro lunes indica la primitiva prevalencia del culto de la luna (Nota, Isaías 65:11). por provocarme a ira—lo que envuelve designio: al adorar a dioses extraños parecería que perseguían el propósito de provocar a Jehová. 19. ¿Es a mí a quien ellos provocan a ira? ¿No es más bien a ellos mismos? (Deuteronomio 32:16, Deuteronomio 32:21; Job 35:6, Job 35:8; Proverbios 8:36).
20. animales … árboles … de la tierra—¿Por qué derramó Dios su ira sobre esos elementos? A causa del hombre, para quien fueron criados, a fin de que tan triste espectáculo pudiera infundirle terror (Romanos 8:20).
21. Añadid vuestros holocaustos … comed carne—Añadid los primeros (que la ley exigía que fueran totalmente consumidos por el fuego) a los últimos (que eran consumidos sólo en parte) y “comed carne”, aun la de los holocaustos. Por lo que a mí concierne, dice Jehová, podéis hacer lo mismo con la una y con la otra. Yo no quiero ni una ni otra (Isaías 1:11; Oseas 8:13; Amós 5:21).
22. Estas palabras no están en contradicción con la obligación divina de los sacrificios legales. Pero “yo no exijo sacrificios salvo que estén acompañados de la obediencia moral a mis preceptos” (Salmo 50:8; Salmo 51:16). La demanda suprema del cumplimiento de los preceptos morales de la ley, más que los positivos, estaba señalada por los diez mandamientos, dados al principio, y por las dos tablas de piedra, las únicas depositadas en el Arca (Deuteronomio 5:6). La negación en hebreo suple a menudo la falta del comparativo, sin excluir la cosa negada, sino que sólo indica que la afirmación precedente de la cosa negada está a manera de contraste (Oseas 6:6): “Misericordia quise y no sacrificio” (1 Samuel 15:22). El amor a Dios es el fin supremo, y las observancias exteriores son tan sólo los medios para el logro de ese fin. “El mero sacrificio no fué tanto lo que yo mandé, cuanto la sincera sumisión a mi voluntad. que comunica al sacrificio toda su virtud”. [Magee, Atonement, Nota, 57].
23. (Éxodo 15:26; Éxodo 19:5).
24. no oyeron—No me prestaron la menor atención (Salmo 81:11). sus consejos—más bien, en “su obstinación”. hacia atrás—(cap. 2:27; 32:33; Oseas 4:16).
25. madrugando—(v. 13).
26. endurecieron su cerviz—Deuteronomio 31:27; Isaías 48:4; Hechos 7:51). peor que sus padres—(cap. 16:12). En el v. 22, él había dicho “vuestros padres”; aquí dice “sus padres”; el paso a la tercera persona señala el progresivo alejamiento de ellos. El ya no se dirige a ellos mismos, pues equivaldría a un derroche de palabras en el caso de tan endurecidos rebeldes.
27. tú pues—más bien, “Aunque tú hables con todo, ellos no te escucharán” [Maurer]. (Ezequiel 2:7). Es ésta una dura prueba para la fe del profeta; aunque él sabía que sus amonestaciones serían desatendidas, con todo, las hace, en obediencia a Dios.
28. les dirás—esto es, con referencia a ellos. la gente—la palabra aplicada generalmente a las naciones gentiles, se aplica aquí a los judíos, como abandonados y clasificados por Dios entre los gentiles. ni tomó corrección—(Cap. 5:3). perdióse la fe—(cap. 9:3).
29. Jeremías dirige la palabra a Jerusalén bajo la figura de una mujer que presa del dolor causado por la pérdida de sus hijos, priva a su cabeza de su mejor ornamento, y se va a la serranía a llorarlos (Jueces 11:37; Isaías 15:2). cabello—los flotantes bucles, semejantes a los de un nazareo. alturas—el escenario de su idolatría será el de su duelo (cap. 3:21). la nación de su ira—la generación con la cual está airado (así Isaías 10:6; “el pueblo de mi ira”). pusieron sus abominaciones en la casa—(cap. 32:34; 2 Reyes 21:4, 2 Reyes 21:7; 2 Reyes 23:4; Ezequiel 8:5).
31. los altos de Topheth—los altares de Tofet [Horsley], erigidos a Moloch sobre los altos del Sur del valle que mira hacia Sión. quemar … sus hijos—(Salmo 106:38). no les mandé—antes bien, se lo prohibí expersamente (Deuteronomio 17:3; Deuteronomio 12:31). Véase el cap. 2:23; Isaías 30:33; Notas.
32. Valle de la Matanza—llamado así a causa de la gran matanza de judíos que iba a efectuarse en Jerusalén, como justa retribución de su pecado de haber matado a sus hijos en honor de Moloch en Tofet. por no haber lugar—para enterrarlos, tantos serán los muertos por los caldeos (cap. 19:11; Ezequiel 6:5).
33. espante—ahuyentándolas (Deuteronomio 28:26). Eso sería tipo de la gran batalla entre las huestes de Jehová y los apóstatas (Apocalipsis 19:17, Apocalipsis 19:21).
34. Se refiere a los alegres cantos y a la música con que eran escoltados la novia y el novio por el cortejo que se dirigía de la casa de aquélla a la de éste, costumbre que aun se sigue en el oriente (cap. 16:9; Isaías 24:7; Apocalipsis 18:23).