Ezequiel 16:1-63

1 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:

2 “Oh hijo de hombre, haz conocer sus abominaciones a Jerusalén.

3 Dile que así ha dicho el SEÑOR Dios a Jerusalén: ‘En cuanto a tu origen y a tu nacimiento, eres de la tierra de los cananeos; tu padre fue un amorreo y tu madre una hetea.

4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día en que naciste no fue cortado tu cordón umbilical ni fuiste lavada con agua por higiene. No fuiste frotada con sal ni envuelta en pañales.

5 No hubo ojo que te tuviera lástima, para hacer por ti alguna de estas cosas, teniendo compasión de ti. Al contrario, el día en que naciste fuiste echada sobre la superficie del campo con repulsión por tu vida.

6 “‘Pero pasé junto a ti y te vi revolcándote en tu sangre. Y estando tú en tu sangre, te dije: ¡Vive! Te dije: ¡Sí, vive en tu sangre!

7 “‘Te hice crecer como la hierba del campo. Creciste, te desarrollaste y llegaste a la flor de la juventud. Tus pechos se afirmaron, y tu cabello creció; pero estabas desnuda y descubierta.

8 “‘Pasé junto a ti y te miré, y he aquí que estabas en tu tiempo de amar. Entonces extendí sobre ti mis alas y cubrí tu desnudez. Te hice juramento y entré en pacto contigo; y fuiste mía, dice el SEÑOR Dios.

9 Te lavé con agua, limpié la sangre que tenías sobre ti y te ungí con aceite.

10 Te vestí con un vestido de colores variados, y te calcé con sandalias de cuero fino. Te ceñí de lino y te cubrí de seda.

11 Te adorné con joyas; puse brazaletes en tus manos y un collar en tu cuello.

12 Puse un zarcillo en tu nariz, aretes en tus orejas y una corona de hermosura sobre tu cabeza.

13 Fuiste adornada con oro y plata; tu vestido era de lino, de seda y de tela bordada. Comiste harina fina, miel y aceite. Llegaste a ser sumamente bella y alcanzaste la realeza.

14 Y tu fama se difundió entre las naciones, a causa de tu belleza, que era perfecta por el esplendor que puse en ti, dice el SEÑOR Dios.

15 “‘Pero confiaste en tu belleza y te prostituiste a causa de tu fama; vertiste tu lujuria sobre todo el que pasaba, fuera quien fuera.

16 Tomaste algunos de tus vestidos y te hiciste lugares altos de vivos colores, y sobre ellos te prostituiste. ¡Cosa semejante no ha sucedido ni volverá a suceder!

17 Asimismo, tomaste las bellas joyas de mi oro y de mi plata que yo te había dado, y te hiciste símbolos de varón, y con ellos te prostituías.

18 Tomaste tus vestidos bordados para cubrirlos, y pusiste ante ellos mi aceite y mi incienso.

19 También tomaste mi pan que yo te había dado — la harina fina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba — y lo pusiste delante de ellos como grato olor, dice el SEÑOR Dios.

20 “‘Además de esto, tomaste a tus hijos y a tus hijas que me habías dado a luz, y los sacrificaste ante ellos para que fueran consumidos. ¿Eran poca cosa tus prostituciones?

21 Pues degollaste a mis hijos y los diste para hacerlos pasar por fuego ante ellos.

22 En medio de tus abominaciones y de tus prostituciones no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, revolcándote en tu sangre.

23 Y sucedió que después de toda tu maldad (¡Ay, ay de ti! dice el SEÑOR Dios),

24 construiste plataformas e hiciste lugares altos en todas las plazas.

25 En cada comienzo de camino construiste lugares altos y convertiste tu hermosura en abominación, ofreciéndote a cuantos pasaban y multiplicando tus prostituciones.

26 “‘Te prostituiste con los hijos de Egipto, tus vecinos de grandes carnes; multiplicaste tus prostituciones, provocándome a ira.

27 Por tanto, he aquí que extendí mi mano contra ti y disminuí tu ración. Te entregué a la voluntad de quienes te aborrecen, las hijas de los filisteos, las cuales se avergüenzan de tu conducta infame.

28 Y como no te quedaste satisfecha, te prostituiste también con los hijos de Asiria. Te prostituiste con ellos, pero tampoco te quedaste satisfecha.

29 Igualmente, multiplicaste tus prostituciones con una tierra de mercaderes, con Caldea. Pero tampoco con esto te quedaste satisfecha.

30 “‘¡Cuán débil es tu corazón!, dice el SEÑOR Dios. Porque has hecho todas estas cosas, obras de una prostituta atrevida,

31 al edificar tus plataformas en el comienzo de cada camino, y tus altares que hiciste en todas las plazas. No has sido como una prostituta, porque tú despreciaste la paga.

32 ¡Mujer adúltera! ¡En lugar de su marido recibe a los extraños!

33 A todas las prostitutas les dan obsequios; en cambio, tú diste regalos a todos tus amantes y los sobornaste para que vinieran a ti de todas partes para tus prostituciones.

34 Cuando te prostituiste, contigo sucedió lo contrario de las otras mujeres. A ti no se te solicitó para la prostitución; y eres diferente, porque diste tú la paga y no te fue dada la paga a ti.

35 “‘Por tanto, oh prostituta, escucha la palabra del SEÑOR.

36 Así ha dicho el SEÑOR Dios: Por cuanto han sido vertidos tus recursos, ha sido descubierta tu desnudez en tus prostituciones con tus amantes y con todos tus ídolos abominables, y les has dado la sangre de tus hijos,

37 por eso, he aquí que voy a reunir a todos tus amantes con quienes tuviste placer. A todos los que amaste y a todos los que aborreciste, los reuniré contra ti de los alrededores. Ante ellos descubriré tu desnudez, y verán toda tu desnudez.

38 Luego te aplicaré la sentencia de las mujeres adúlteras y de las que derraman sangre. Traeré sobre ti sangre de ira y de celos.

39 Te entregaré en mano de ellos, y destruirán tus plataformas y derribarán tus altares. Te desnudarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas joyas y te dejarán desnuda y descubierta.

40 Harán subir contra ti una multitud, quienes te arrojarán piedras y con sus espadas te harán pedazos.

41 Quemarán tus casas con fuego y ejecutarán actos justicieros contra ti, ante los ojos de muchas mujeres. Así haré que dejes de ser una prostituta y que ceses de dar tú la paga.

42 Haré que sobre ti se asiente mi ira; mi celo se apartará de ti y me calmaré, y no me enojaré más.

43 Porque no te acordaste de los días de tu juventud y me provocaste a ira con todas estas cosas, yo también haré recaer tu conducta sobre tu propia cabeza, dice el SEÑOR Dios. ¿Acaso no has agregado la depravación a todas tus abominaciones?

44 “‘He aquí que todo el que suele usar refranes usará este refrán contra ti, diciendo: ¡De tal madre, tal hija!

45 ¡Tú eres hija de tu madre! Ella aborreció a su marido y a sus hijos. Eres hermana de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos. La madre de ustedes fue una hetea, y su padre un amorreo.

46 Tu hermana mayor es Samaria, la cual con sus hijas habita al norte de ti. Y tu hermana menor es Sodoma, la cual con sus hijas habita al sur de ti.

47 Pero no solo anduviste en los caminos de ellas e hiciste sus abominaciones. ¡Como si fuera poca cosa, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos!

48 ¡Vivo yo, que tu hermana Sodoma y sus hijas no han hecho como hiciste tú con tus hijas!, dice el SEÑOR Dios.

49 He aquí, esta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: Orgullo, abundancia de pan y despreocupada tranquilidad tuvieron ella y sus hijas. Pero ella no dio la mano al pobre y al necesitado.

50 Ellas se enaltecieron e hicieron abominación delante de mí; de modo que cuando las vi, las eliminé.

51 Samaria no ha cometido ni la mitad de tus pecados, porque tú has hecho muchas más abominaciones que ellas. Por todas tus abominaciones que has cometido, ¡has hecho que tus hermanas parezcan justas!

52 Tú, también, carga con tu afrenta, pues has hecho que el juicio fuera favorable para tus hermanas; porque los pecados que tú has cometido son más abominables que los de ellas. ¡Ellas son más justas que tú! Avergüénzate, pues, tú también y carga con tu afrenta; pues has hecho que tus hermanas parezcan justas.

53 “‘Sin embargo, yo las restauraré de su cautividad: la cautividad de Sodoma y de sus hijas, y la cautividad de Samaria y de sus hijas. Y entre ellas también te restauraré a ti de tu cautividad,

54 para que cargues con tu afrenta y te avergüences de todo lo que has hecho, sirviéndoles de consuelo.

55 Tus hermanas, Sodoma y sus hijas, volverán a su estado anterior; y Samaria y sus hijas volverán a su estado anterior. También tú y tus hijas volverán a su estado anterior.

56 ¿Acaso tu hermana Sodoma no fue un proverbio en tu boca en el día de tu soberbia,

57 antes que fuera descubierta tu propia maldad? Ahora tú has llegado a ser como ella, una vergüenza para las hijas de Edom y todos los que la rodean, y para las hijas de los filisteos, quienes por todos lados te desprecian.

58 Cargarás con tu infamia y con tus abominaciones, dice el SEÑOR.

59 Porque así ha dicho el SEÑOR Dios: Haré contigo como tú hiciste al menospreciar el juramento e invalidar mi pacto.

60 “‘Sin embargo, yo me acordaré de mi pacto que hice contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto eterno.

61 Entonces te acordarás de tus caminos y te avergonzarás cuando recibas a tus hermanas mayores que tú, y a las menores que tú, las cuales te daré por hijas, pero no a causa del pacto hecho contigo.

62 Pues yo restableceré mi pacto contigo, y tú sabrás que yo soy el SEÑOR;

63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca a causa de tu afrenta cuando yo haga expiación por todo lo que has hecho’ ”, dice el SEÑOR Dios.

CAPÍTULO 16.

LA HISTORIA DE LA CULPA Y EL CASTIGO DE ISRAEL.

Ezequiel 16:1 . Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:

Ezequiel 16:2 . Hijo de hombre, haz conocer a Jerusalén sus abominaciones,

Ezequiel 16:3 . Y di: Así dice el Señor Jehová a Jerusalén: Tu origen y tu nacimiento (Hävernick traduciría aquí: el lugar de tu producción y el lugar de tu nacimiento. Pero no se puede producir ningún caso en el que los términos se usen claramente para expresar el localidad en que tuvo lugar la acción o hecho.

Y si hubiera sido la localidad que aquí se señala, lo que sigue no habría sido de, sino en la tierra de Canaán. Las palabras son literalmente, tus excavaciones u orígenes, y tus frutos, a los cuales corresponden sustancialmente tu origen y tu nacimiento.) eran de la tierra de los cananeos; tu padre era amorreo, y tu madre hetea. (No simplemente un amorreo y un hitita, sino estas dos tribus personificadas; como si todas las peculiaridades que les pertenecen respectivamente se unieran en el linaje del pueblo israelita).

Ezequiel 16:4 . Y por tu nacimiento, el día que naciste no te cortaron el ombligo, ni te lavaron con agua para purificarte; no te salaron en nada, ni te envolvieron en pañales. (Aquí se dice que el uso del agua es לְמִשְׁעִי, que ocurre solo aquí, y se ha traducido muy comúnmente como "para alimentar", como de שָּׁעַע, para acariciar o untar.

Gesenius da limpieza como el significado que, con las autoridades más recientes, adoptamos. Este último es ciertamente el sentido más natural. En la Septuaginta la palabra se omite por completo. Se sabe que la aplicación de sal a los recién nacidos en la antigüedad era una práctica común, que se suponía que se usaba con fines medicinales, con el fin de endurecer la piel; pero probablemente, también, no sin referencia a la importancia simbólica de la sal, como emblema de pureza e incorrupción.

Jerónimo dice sobre el pasaje: “Los cuerpos tiernos de los niños, mientras aún retienen el calor del útero, y por sus gritos dan evidencia del primer comienzo de esta vida fatigosa, suelen ser rociados con sal por las nodrizas, para hacerlos más secos y firmes.” Galen habla de ello, De Sanit. i.7.)

Ezequiel 16:5 . Ningún ojo tuvo piedad de ti, para hacerte una de estas cosas, para tener compasión de ti; y fuiste arrojado en campo abierto, con desprecio de tu vida, ("Con desprecio de tu vida", parece acercarse más a la idea aquí expresada que el "aborrecimiento de tu persona". , nunca quiere decir precisamente persona, y cuando se dice que el trato se ha hecho con desprecio de ésta, es muy parecido a lo que expresaríamos por desprecio, o desdén por indiferencia, a la vida.) en el día que naciste.

Ezequiel 16:6 . Y pasé por ti, y te vi listo para ser pisoteado en tu sangre, y te dije en tu sangre: Vive; sí, te dije en tu sangre: Vive.

Ezequiel 16:7 . Millares como los productos del campo te hice; y tú creciste y te engrandeciste, y te hiciste hermosísimo; (Literalmente, "y viniste al ornamento de los ornamentos". La palabra עֲדִי no tiene otro significado bien determinado; y los intentos de Havernick y Hitzig de cambiar el sentido son bastante infructuosos.

Ver Hengstenberg en Salmo 32:9 . También se usa allí de manera un tanto peculiar, del bocado y la brida de un caballo, "cuyos adornos son bocado y brida", lo que significa que la naturaleza de un caballo es tal que requiere decoraciones de ese tipo.) Tus pechos formados, y tu creció el cabello, y tú estabas desnudo y descubierto. (El significado de esta última cláusula está muy oscurecido en la Versión Autorizada, al dar la conjunción y la fuerza adversativa de considerando, haciendo así que la desnudez y la desnudez aquí mencionadas apunten a una condición anterior a la descrita en los términos anteriores.

Pero es sólo la traducción literal la que transmite la idea adecuada. El profeta quiere decir que incluso cuando llegó a la edad adulta y estaba madura para el matrimonio, todavía estaba desnuda y desnuda; hermosa, ciertamente, en persona, pero en cuanto a otras cosas, sin amueblar y en malas condiciones.)

Ezequiel 16:8 . Y pasé junto a ti, y te miré, y he aquí, tu tiempo era un tiempo de amor; y extiendo mi falda sobre ti, (Esta expresión, de “echarle la falda”, como se desprende también de lo que sigue inmediatamente, es sinónimo de entrar en la relación matrimonial. Está tomada de Rut 3:9 : “Extiende tu bordea a tu sierva, porque eres pariente cercano.

Da un sentido muy débil cuando se explica, como suele ocurrir, de tomar bajo el ala de la protección y el apoyo divinos. El pasaje de Rut y los pasajes colaterales de la ley ( Deuteronomio 22:30 ; Deuteronomio 27:20 ), confirman plenamente el otro significado más específico.

Tampoco faltan expresiones similares en los poetas griegos para indicar la unión matrimonial; como en Trachin de Sófocles, v. 536. Véase también Grotius aquí.) y cubrió tu desnudez; y te juré, y entré en pacto contigo, dice el Señor Jehová, y fuiste mío.

Ezequiel 16:9 . Y te lavé con agua, y enjuagué tu sangre de sobre ti, y te ungí con aceite.

Ezequiel 16:10 . Y te vestí con labores bordadas, y te di zapatos de tachash, (No se sabe con certeza qué significaba tachash; siempre se usa en conexión con piel, o artículos hechos de piel; por ejemplo, el tabernáculo estaba cubierto con pieles de Éxodo 25:5 .

Las versiones antiguas lo entendían para denotar el color de las pieles, rojo o azul; pero los talmudistas y los intérpretes hebreos lo toman por el nombre del animal del que se obtuvieron las pieles, probablemente el tejón o la foca; y esto ahora es generalmente consentido.) y te ciñó con lino fino, y te cubrió con seda.

Ezequiel 16:11 . Y te ataví con atavíos, y puse brazaletes en tus manos, y un collar en tu cuello.

Ezequiel 16:12 . Y pondré una joya en tu nariz, y aretes en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza.

Ezequiel 16:13 . Y estabas adornado con oro y plata; y tu ropa era de lino fino y seda y obra de bordado; flor de harina, miel y aceite comiste; y fuiste muy hermosa, y prosperaste hasta ser un reino.

Ezequiel 16:14 . Y tu nombre salió entre las naciones a causa de tu hermosura; porque era perfecto a causa de mi atavío que te puse, dice el Señor Jehová.

Ezequiel 16:15 . Pero tú confiaste en tu belleza, y te burlaste de tu nombre, (la traducción más literal aquí es preferible. La de Hävernick, “contra tu nombre”, con una referencia a Jueces 19:2 , es bastante forzada.

Ella se burló de su nombre, porque su renombre, con las riquezas y el honor en que se basaba, la llevaron al pecado.) y derramaste tus fornicaciones sobre todos los que pasaban; era suyo (a saber, tu belleza).

Ezequiel 16:16 . Y te quitaste las vestiduras, y te hiciste lugares altos de diversos colores, y los distrajiste (como) que no habían entrado ni existido.

Ezequiel 16:17 . Y tomaste tus artículos hermosos, de mi oro y de mi plata, que yo puse sobre ti, y te hiciste estatuas de hombres, y cometiste fornicación con ellas.

Ezequiel 16:18 . Y tomaste tus vestidos bordados, y los cubriste; y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellos.

Ezequiel 16:19 . Y mi pan que te había dado, la flor de harina y el aceite y la miel con que yo te mantuve, también lo pusiste delante de ellas en olor grato: y fue así, dice el Señor Jehová.

Ezequiel 16:20 . Y tomaste tus hijos y tus hijas que me diste a luz, y a ellos los sacrificaste para ser devorados:

Ezequiel 16:21 . ¿Fueron tus fornicaciones demasiado pequeñas para que mataras a mis hijos y los entregaras haciéndolos pasar por el fuego por ellos?

Ezequiel 16:22 . Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones, no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y. desnudos, estaban listos para ser pisoteados en tu sangre.

Ezequiel 16:23 . Y aconteció que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti, dice el Señor Jehová),

Ezequiel 16:24 . Que te construiste una cámara, (Parece probable que lo que significa aquí גָּב sea una cámara como la que los latinos denotaban fórnix, aquí apropiadamente traducida por la Septuaginta οἴκημα πορνικὸν una clase de apartamentos demasiado frecuentemente asociados con las religiones impuras de antigüedad.) y te hiciste un lugar alto en cada calle.

Ezequiel 16:25 . En cada esquina de un camino construiste tu lugar alto, e hiciste que tu hermosura fuera abominable, y abriste tus pies a todos los que pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones.

Ezequiel 16:26 . Y te has desenfrenado con los egipcios, tus vecinos, grandes de carne (este epíteto, "grande de carne", aplicado a los egipcios, parece señalar el carácter grosero y lujurioso de su religión (comp. cap., 23) :20) Se ha establecido abundantemente cuánto participó la religión egipcia de tal carácter.

Véase, por ejemplo, Hengstenberg sobre el Pentateuco, ii. pags. 118 metros cuadrados; también Herodes, ii. 46. ​​Puede dudarse, sin embargo, de que cometer adulterio con los egipcios signifique rendir culto a sus ídolos. Preferiríamos entenderlo, con Calvino, por su confianza indebida en el poder de Egipto, que fue en sí mismo un acto de infidelidad hacia Dios. Así también puede entenderse lo que se dice de los asirios.) y multiplicaste tus fornicaciones para provocarme a ira.

Ezequiel 16:27 . Y he aquí, he extendido mi mano sobre ti, y he disminuido tu ración, y te he entregado al deseo de los que te aborrecen, las hijas de los filisteos, que se avergüenzan de tu camino lascivo. (“Las hijas de los filisteos” parece tomarse aquí generalmente como un nombre para los adversarios paganos.

No eran en realidad las partes a las que se entregó Israel, cuando se redujo su asignación o se redujo su herencia; pero aquellas a quienes fueron entregados podrían ser llamadas hijas de los filisteos, por su carácter y posición).

Ezequiel 16:28 . También te distrajiste con los asirios, porque no te saciaste, y te distrajiste, y aun así no te saciaste.

Ezequiel 16:29 . Y multiplicaste tus fornicaciones hacia la tierra de Canaán, hasta Caldea, (El significado de este nuevo cargo, que traducimos bastante literalmente, parece ser este, que el pueblo multiplicó aún más sus rebeliones y contaminaciones, tal como pertenecía a la tierra de Canaán bajo sus habitantes originales, y eso yendo incluso a Caldea, trayendo a Caldea para agravar el carácter cananeo de sus malos caminos. Preferimos mucho este sentido a tomar Canaán como un apelativo, y traducir "la tierra de los mercaderes". a Caldea.”) y aun así no estaba satisfecho con esto.

Ezequiel 16:30 . Cuán débil es tu corazón, dice el Señor Jehová, habiendo hecho todas estas cosas, obra de mujer adúltera y arrogante;

Ezequiel 16:31 . Ya que edificas tu cámara en la esquina de todo camino, y en cada calle pones tu lugar alto; y no fuiste como una ramera, para despreciar el salario. (Se alude a la práctica de las rameras, mofándose o despreciando el salario ofrecido, para obtener más. A diferencia de tales, peor aún que aquellos libertinos, Israel parecía ser indiferente al resultado de su proceder; no le importaba si ella se inclinó descuidadamente mucho o poco por el camino de la ruina. La interpretación de esta cláusula por la Vulgata es particularmente feliz: Nec facia es sicut meretrix fastidio augens pretium.)

Ezequiel 16:32 . ¡La mujer adúltera, que recibe a los extraños estando bajo su marido! (La versión común pasa por alto el significado exacto de este versículo, al traducir, "toma a extraños en lugar de su marido". El pecado imputado es el de tomar o recibir a extraños mientras está bajo la ley de su marido. Se refiere a Números 5:19-20 ; Números 5:29 , donde debería estar la traducción, “se aparta bajo su marido”, es decir, se aparta hacia otra mientras está propiamente bajo él.)

Ezequiel 16:33 . A todas las rameras les dan regalos; pero tú concedes regalos a todos tus amantes, y los sobornas para que vengan a ti por todas partes con tus fornicaciones.

Ezequiel 16:34 . Y hay en ti lo contrario de la mujer, en que cometes fornicaciones mientras no se practica la lascivia después de ti; y en dar tu recompensa, mientras que una recompensa no te es dada; para que seas contrario.

Ezequiel 16:35 . Por tanto, ramera, escucha la palabra de Jehová:

Ezequiel 16:36 . Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se ha derramado tu inmundicia, y has descubierto tu desnudez en tus fornicaciones en tus amantes, y en todos los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos que les diste;

Ezequiel 16:37 . He aquí, por tanto, reuniré a todos tus amantes, con quienes te has complacido, incluso a todos los que has amado, con todo lo que aborreces; y los juntaré contra ti alrededor, y les descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez.

Ezequiel 16:38 . Y te juzgaré según los juicios de las adúlteras y de los que derraman sangre; y te convertiré en sangre de furor y de celo.

Ezequiel 16:39 . Y te entregaré en sus manos, y derribarán tus cámaras, y postrarán tus lugares altos; y te despojarán de tus vestidos, y tomarán tus joyas hermosas, y te dejarán desnudo y descubierto.

Ezequiel 16:40 . Y harán subir contra ti una compañía, y te apedrearán con piedras, y te traspasarán con sus espadas.

Ezequiel 16:41 . Y quemarán con fuego tus casas, y ejecutarán juicios en ti a la vista de muchas mujeres; y haré que dejes de jugar a la lascivia, y que no des más dinero.

Ezequiel 16:42 . Y haré reposar mi furor en ti, y mi celo se apartará de ti; y estaré quieto, y no me enojaré más.

Ezequiel 16:43 . Por cuanto no te has acordado de los días de tu juventud, y me has irritado en todas estas cosas; he aquí, yo vuelvo también tu camino sobre tu cabeza, dice el Señor Jehová; y no hará lo que es escandaloso sobre todas tus abominaciones. (Esta última cláusula se traduce muy comúnmente, y también en la Versión Autorizada, “Y no cometerás esta lascivia más que todas tus abominaciones”, pero ¿qué lascivia? Nada se ha mencionado aparte de las abominaciones mismas.

El versículo trata de los procedimientos de Dios, no de Israel, y esta cláusula es claramente una continuación de lo que él declaró que era su propósito hacer con Israel. Él la tratará de acuerdo con sus pecados, y no será culpable de la parte escandalosa (tal es el significado preciso de la frase) de animarla en sus caminos pecaminosos. La expresión se refiere a la conducta de un padre que debe incitar a su hija a prostituirse, según consta en Levítico 19:29 . El mismo término también se usa allí.)

44. He aquí, todo el que trata con proverbios pronunciará un proverbio contra ti, diciendo: Como es la madre, tal es la hija.

Ezequiel 16:45 . Hija eres tú de tu madre, que aborrece a su marido ya sus hijos; y hermana de tus hermanas eres tú, que aborreciste a sus maridos ya sus hijos; tu madre era hetea, y tu padre amorreo.

Ezequiel 16:46 . Y tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas que habitan a tu izquierda; y tu hermana menor, que vive a tu derecha, son Sodoma y sus hijas.

Ezequiel 16:47 . y no anduviste en sus caminos, ni hiciste conforme a sus abominaciones; se tuvo por poca cosa; y tú te has corrompido más que ellas en todos tus caminos.

Ezequiel 16:48 . Vivo yo, dice el Señor Jehová, que Sodoma tu hermana no ha hecho, ni ella ni sus hijas, como hiciste tú y tus hijas.

Ezequiel 16:49 . He aquí, esta fue la iniquidad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y reposo seguro hubo en ella y en sus hijas; y ella no fortaleció la mano de los pobres y necesitados.

Ezequiel 16:50 . Y se ensoberbecieron, y cometieron abominación delante de mí; y los quité conforme a lo que vi. (La expresión aquí ha sido mal entendida, por no percibir que se refiere a Génesis 18:21 , donde el Señor le dijo a Abraham, que bajaría y vería si la iniquidad de Sodoma era conforme al clamor que llegaba a sus oídos : hizo conforme a lo que vio.)

Ezequiel 16:51 . Y Samaria no ha cometido ni la mitad de tus pecados; y has multiplicado tus abominaciones sobre ellas, y has justificado a tus hermanas con todas tus abominaciones que has hecho.

Ezequiel 16:52 . tú también, que has justificado (El significado correcto del verbo פָּלַל parece ser juzgar, emprender o vindicar la causa de alguien, y en este sentido se usa claramente en 1 Samuel 2:25 .

Se usa también en Piel en el sentido de juzgar en general; pero más comúnmente en Hithpael en el sentido de rogar o suplicar, un sentido que surge muy naturalmente de lo que suponemos que es el principal de juzgar, con el propósito de establecer la causa o el derecho de alguien. Aquí el significado es que Israel por su mayor culpa, por así decirlo, había dictado sentencia a favor de sus vecinos menos culpables.

) tus hermanas, carga con tu propia vergüenza; por tus pecados, en los cuales has hecho cosas más abominables que ellos, son justificados ante ti; y avergüénzate también tú, y carga con tu vergüenza, porque has justificado a tus hermanas.

Ezequiel 16:53 . Y haré volver la cautividad de Sodoma y de sus hijas, y la cautividad de Samaria y de sus hijas, y la cautividad de tus cautivos en medio de ellas; (Me adhiero a la interpretación común de la frase שׁוּב שְׁבוּת con preferencia a la que Hengstenberg defiende tan enérgicamente en su Beitr.

ii. pags. 104, y nuevamente en Salmo 14:6 . Es muy cierto que en otras expresiones el verbo se usa de manera intransitiva para regresar o regresar a cualquier cosa. Eso, sin embargo, no prueba de manera concluyente que no pueda usarse activamente en una expresión proverbial como esta; de hecho, el ajuste aquí entre el verbo y el sustantivo, señalando el uno como el objeto del otro, parece exigir el sentido activo; y en Jeremias 49:6 se emplea la forma Hiphil, para hacer más aparente la fuerza de la expresión: “Haré volver i.

mi. haré volver la cautividad de los hijos de Amón. Véase también Nahúm 2:3 . La diferencia, sin embargo, entre las dos interpretaciones es meramente filológica; respeta simplemente la importancia original de las palabras, ya sea que signifiquen precisamente un regreso al cautiverio, o un regreso a él, a saber. por parte del Señor, con miras a su remoción.

El significado sigue siendo, en cualquier caso, sustancialmente el mismo. La expresión es proverbial, para denotar la destrucción de un mal existente, y se usa a menudo en casos en los que no hubo cautiverio real, como en Job 42:10 y Jeremias 30:18 ).

Ezequiel 16:54 . para que lleves tu vergüenza y te avergüences de todo lo que has hecho, al convertirte en un consuelo para ellos.

Ezequiel 16:55 . Y tus hermanas, Sodoma y sus hijas, volverán a su estado anterior, y Samaria y sus hijas volverán a su estado anterior, y tú y tus hijas volverán a su estado anterior.

Ezequiel 16:56 . Aunque Sodoma tu hermana no fue por rumor en tu boca en el día de tu soberbia;

Ezequiel 16:57 . Antes de que se descubriera tu maldad, como en el tiempo del oprobio de las hijas de Siria (yo aparentemente, el tiempo en que fuiste objeto de oprobio para ellas), y alrededor de ella, las hijas de los filisteos, que te desprecian. alrededor

Ezequiel 16:58 . Tu conducta escandalosa y tus abominaciones las llevarás, dice el Señor Jehová.

Ezequiel 16:59 . Porque así ha dicho el Señor Jehová: Como tú has hecho, haré contigo, que menospreciaste el juramento de quebrantar el pacto.

Ezequiel 16:60 . Pero me acordaré de mi pacto contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto perpetuo.

Ezequiel 16:61 . Y te acordarás de tus caminos, y te avergonzarás, cuando recibiereis a vuestras hermanas, vuestra mayor, y vuestra menor, y yo os las daré por hijas, y no por vuestro pacto.

Ezequiel 16:62 . Y estableceré contigo mi pacto; y sabréis que yo soy Jehová.

Ezequiel 16:63 . Hasta el fin te acordarás, y te avergonzarás, y nunca más abrirás tu boca a causa de tu vergüenza, cuando yo te conceda el perdón de todo lo que has hecho, dice el Señor Jehová.

1. LA historia registrada tan gráficamente en este capítulo naturalmente se divide en varias porciones sucesivas; y de estos, el primero, que termina con Ezequiel 16:7 , revela los comienzos de Israel como pueblo cuando luchaban por alcanzar la existencia nacional. Comienza con el nacimiento de la niña y termina con su avance a la edad adulta.

Las dos características que se destacan de manera prominente en esta porción de la historia son la condición naturalmente impotente, poco prometedora y contaminada de Israel, y la maravillosa misericordia y bondad amorosa de Dios al preservar su existencia y cuidarlos hasta la madurez. Se dice que “el origen y el nacimiento” de este niño fue “en la tierra de Canaán”; y se añade: “Tu padre era amorreo, y tu madre hetea.

Conectar al pueblo elegido con tal linaje fue una de las formas más impresionantes que se pudieron tomar para marcar su carácter inveteradamente depravado y pecaminoso. Los habitantes originales de Canaán, y en particular los amorreos y los heteos, quienes, por ser las tribus más importantes y poderosas, a veces son nombrados como representantes del todo, (Así, en Génesis 15:16 , “La iniquidad de los amorreos aún no está lleno”, refiriéndose evidentemente a los habitantes de Canaán en general.

(Comp. también Amós 2:9 ). Así que nuevamente en Josué 1:4 , “Toda la tierra de los hititas” se usa como una designación de toda la tierra de Canaán. Al nombrar a una madre hitita, sin duda se hace alusión a las esposas de Esaú, hijas de Het, cuyos caminos irritaban el corazón de Rebeca ( Génesis 27:46 ).

) eran tan odiosos a los ojos de Dios, debido a sus caminos pecaminosos y corruptos, que había decretado su exterminio total de la tierra, que había sido dada en posesión a los hijos de Israel. Por lo tanto, representar a estos israelitas ahora como la descendencia legítima de los mismos marginados que habían suplantado, era identificar de la manera más fuerte el estado y las costumbres del uno con los del otro.

Estaba adoptando sustancialmente la misma figura cuando Juan el Bautista llamó a los escribas y fariseos de su tiempo “generación de víboras”, la cría de la serpiente; y cuando nuestro Señor encargó a muchos otros ser “de su padre el diablo, y hacer los deseos de su padre”. (La misma figura era de uso familiar entre los griegos y los latinos: "Hijos de Hércules", "Hijas de Apolo", etc.

; y en Virgilio la expresión mucho más fuerte, que encuentra un parentesco en la parte más insensata de la naturaleza inanimada, "Duris genuit te cautibus horrens Caucasus" (Ǣn. iv. 366).) Incluso Oseas, cuyo lenguaje es manso en comparación con el de Ezequiel, había ya se dirigió a Israel en una ocasión con el nombre de Canaán ( Oseas 12:7 , donde deberíamos leer, “¡Canaán! Balanzas del engaño están en sus manos”); e Isaías, aún antes, había ido al extremo en el uso de la figura cuando, al proclamar la palabra del Señor a sus compatriotas, se dirigió a ellos como los “príncipes de Sodoma y del pueblo de Gomorra”. ( Isaías 1:10 ). Prácticamente estaba diciendo que el pueblo ya no merecía el nombre de la simiente de Abraham, sino que debía ser clasificado con la peor y más vil porción de la humanidad.

Cuando el profeta ha señalado así la vileza y depravación nativas del pueblo, atribuyéndoles un origen cananeo, procede a exhibir, bajo unos pocos rasgos llamativos, la miserable impotencia y miseria de la que había surgido su existencia nacional. El niño que los personifica es representado como un infante despreciado y descuidado, al que se le negaron los actos más comunes de los padres. Considera su vida misma un milagro. Ni vendado, ni lavado, ni salado, ni envuelto en pañales, en su nacimiento, sino arrojado como un inútil. y cosa contaminada sobre la faz de la tierra, y abandonada sin piedad a los elementos de la naturaleza.

Tan desdichados y abandonados en la primera etapa de su existencia, si Israel hubiera sido abandonado a sus propios recursos, ciertamente habrían perecido bajo las influencias adversas contra las cuales tuvieron que luchar, o, lo que es todo en este sentido, no habrían logrado alcanzar una existencia nacional independiente. Pero aquí ahora aparece, en marcado contraste con el mal, la otra característica prominente de la descripción, la maravillosa gracia y misericordia de Dios, que prevaleció sobre todo lo que era abyecto y repulsivo en su condición, y fomentó la vida débil en plena madurez. madurez.

Su ojo se compadeció del pobre y desdichado pequeño, y con una palabra de poder le ordenó que viviera; y no sólo vivir, sino crecer y fortalecerse en sus proporciones plenas. “Te hice”, como son las palabras literal y apropiadamente en Ezequiel 16:7 , “una multitud, como el producto del campo, y te multiplicaste, y te engrandeciste, y te hiciste hermosísimo; se formaron tus pechos, y creció tu cabello, y tú (todavía) estabas desnuda y descubierta.

Obviamente, la idea es que, bajo el cuidado protector y alentador de Dios, el pueblo pequeño y despreciado, que al principio había estado a punto de perecer, creció rápidamente hasta convertirse en un número y una fuerza considerables, capaces de ser utilizados para algún propósito importante, aunque todavía , de su estado bajo y empobrecido, se necesitaría la ayuda de una mano bondadosa y poderosa para llevarlo a cabo.

El período de la historia de Israel abarcado en esta parte de la descripción es sin duda el de la estancia en Egipto; porque fue entonces, propiamente, que comenzó su existencia como pueblo. Fue un comienzo, sin embargo, marcado con las más humillantes marcas de debilidad y desprecio. Incluso cuando la familia de Jacob fue, por causa de José, tratada con favor distinguido, no fue sin acompañar muestras de una descripción contraria: debido a su ocupación como pastores, los egipcios los miraban con desdén, y tenían que vivir cerca de ellos. mismos como una casta inferior.

Pero esta antipatía natural pronto se expresó en una forma más activamente ofensiva, y una marea de odio no disimulado y cruel opresión se abalanzó sobre ellos, la cual, con pocas interrupciones, continuó fluyendo durante siglos. Se hizo todo lo que una tiranía sin escrúpulos pudo idear para deprimir su condición, e incluso extinguir su existencia. Sin embargo, el Señor los cuidó con tanto cuidado durante esta larga temporada de peligro, que no solo se los protegió, sino que su crecimiento también se incrementó sobrenaturalmente: "Fueron fecundos", se dice, "y se multiplicaron, y se multiplicaron, y aumentado sobremanera;” y “cuanto más los afligían, más se multiplicaban y crecían” ( Éxodo 1:7 ; Éxodo 1:12 ).

Esta bondad paternal y vigilancia vigilante de parte de Dios fue más llamativa y debería haber producido una impresión más profunda en la mente nacional de Israel, ya que se ejerció no solo en medio de influencias destructivas que obraban desde afuera, sino también frente a muchas corrupción espiritual que prevalece en el interior. Las familias de Israel se habían infectado profundamente con la lepra inmunda de Egipto; y al desprecio que se derivaba de su debilidad política, había que superar también el disgusto que no podía dejar de producir sus idolatrías sensuales.

Sin duda hubo entonces, como en todos los períodos subsiguientes de su historia, un remanente fiel, en cuyo seno se mantuvo la vida oculta de la fe. El pacto de Abraham, prometiéndole a perpetuidad una simiente espiritual, requería esto indispensablemente; y las breves noticias de la época atestiguan abundantemente que no faltaba del todo. Aún así, visto como un todo, la gente estaba en una condición muy degenerada y contaminada.

La mezquindad y pobreza general de sus circunstancias externas no era más que el símbolo de su estado espiritual; y aunque en cuanto a número se habían adaptado ahora a los propósitos más elevados de Dios, todavía carecían de lo que se necesitaba más esencialmente para prepararlos para la ejecución de su voluntad. Pero en todo esto, los creyentes de todas las épocas deben ver la imagen de su propio estado por naturaleza, y el fundamento de sus infinitas obligaciones.

¿Qué tienen de suyo? Solo, como Israel, los elementos de debilidad, contaminación y muerte. Es sólo la gracia de Dios la que insufla vida en el alma, y ​​al mismo tiempo revela las cosas que se han de recibir y hacer en el servicio de Dios, y confiere el poder para recibirlas y hacerlas bien. De ahí que el primer y último sentimiento en todo seno regenerado debe ser de profunda humillación y entera renuncia de sí mismo, entregando espontáneamente la alabanza y la gloria a Dios.

2. La segunda etapa de esta historia alegórica, expuesta en Ezequiel 16:8-14 , representa el singular honor y gloria conferidos a la virgen ideal en su exaltación al rango de esposa del Rey de Sion, y su ornato con vestiduras. adecuado a su elevada posición. Aquí, de nuevo, todo está fragante con la incomparable gracia y bondad amorosa de Dios.

No tiene nada propio que le dé derecho a tan ennoblecedora distinción, y nada propio que la capacite para adornarla. No es ella la que avanza hacia Dios, sino Dios el que avanza hacia ella; “el Señor pasa junto a ella” ahora como lo había hecho al principio, y fija en ella la mirada de su amor. Y ese amor no es una mera benevolencia general, sino un afecto tan especial como el que uno alberga hacia la persona que se desposaría por su esposa; porque cuando el Señor pasó junto a ella, “extendió su falda sobre ella”; “sí”, agrega, explicando más claramente lo que significaba la transacción, “te juré, y entré en pacto contigo, dice el Señor Jehová, y fuiste mío.

Es decir, se convirtió en suya en el mismo sentido en que una mujer se convierte en propiedad de un hombre cuando se une a él por el juramento y pacto matrimonial, con respecto al cual, como generalmente se relaciona con la solemnización del matrimonio, la esposa adecuada de un israelita es llamada, en Malaquías 2:14 , “la esposa de tu pacto”. Y como era costumbre que las novias, al entrar en unión con los reyes y potentados terrenales, pasaran por un período de purificación ( Ester 2:12 ), así esta prometida del rey de Sión, toda incapacitada como era naturalmente para tal una unión gloriosa, se declara que fue preparada especialmente para la ocasión: “Y te lavo con agua, y te enjuago tu sangre (es decir, de su impureza original que aún se adhiere a ella), y te unjo con aceite.

” Cuando así se prepara personalmente para la solemnidad, se le proporciona todos los artículos usuales de la vestimenta de una novia, vestimenta de ricos bordados, zapatos de tachash , seda y lino fino, aretes, joyas, adornos de plata y oro, y un hermosa corona sobre la cabeza; porque, siendo la esposa de un rey, fue elevada a la más alta dignidad, y debe llevar el emblema de la realeza. Y como consecuencia de esta instalación en un estado alto y honorable, ella fue provista de las mejores provisiones con harina, miel y aceite y prosperó y se hizo grande, de modo que la fama de su hermosa y hermosa apariencia se extendió por todas partes, y atrajo la admiración y la envidia de sus vecinos paganos.

La descripción presenta una imagen vívida e impresionante de la bondad singular de Dios para con Israel, desde el momento en que los visitó en Egipto y los levantó de la condición baja y deprimida en la que se encontraban allí, hasta la comunión más íntima con él y con los demás. lugar más alto entre los reinos de la tierra. La relación formada entre Jehová e Israel en ese interesante período ya había sido representada más de una vez bajo la imagen del matrimonio-unión.

Por no hablar de varias descripciones fundadas sobre esta imagen en Isaías (como Isaías 1:1 ; Isaías 54:1 ), forma la base de toda la serie de representaciones dadas por Oseas en los tres primeros Capítulos de sus escritos; y Jeremías, refiriéndose expresamente al período de la liberación de Egipto, y lo que siguió inmediatamente, dice en una de sus primeras profecías ( Oseas 2:2 ): “Me acuerdo de ti, de la bondad de tu juventud, del amor de tus desposamientos, cuando fuiste en pos de mí por el desierto, en tierra no sembrada.

De hecho, ninguna relación terrenal podría haber sido empleada tan adecuadamente como la del matrimonio para exhibir la naturaleza de esa unión santificada, en virtud de la cual el Señor no solo les confirió la rica dote del bien temporal, sino que también graciosamente se condescendió a mantener con ellos un intercambio de amor muy íntimo y entrañable. Porque, como señala con justicia Hävernick, si bien la grandeza externa y la gloria impartidas posteriormente a Israel no están excluidas de la representación, de ninguna manera (como imaginan Grotius y los intérpretes de un espíritu afín) son las únicas intencionadas.

Es la relación interna establecida entre ellos y Dios, y las bendiciones espirituales que surgen inmediatamente de ella, a lo que aquí se hace referencia primaria y principalmente. Incluso la bendición temporal externa asegurada en el pacto, y en parte también realizada, nunca debería haber sido vista como un bien último e independiente, sino más bien como la expresión y el emblema de algo superior y mejor.

No eran propiamente bendiciones en absoluto, excepto en la medida en que se relacionaban con el favor del cielo y expresaban la comunión de amor que subsistía entre Jehová y su pueblo. Canaán misma derivó su valor principal como un bien del pacto de ser la posesión del Señor, la tierra que él reclamaba como peculiarmente suya, y en la cual su pueblo vivía como “forasteros con él .

Es, por lo tanto, su estrecha relación con Dios, y su alto lugar con respecto a los asuntos de su reino espiritual, lo que se indica más directamente bajo la idea de su unión matrimonial con el Señor. Lo mismo, sustancialmente, que se expresa de otro modo al ser hechos un reino de sacerdotes; y aún más por haberles puesto el nombre de israelitas luchadores de Dios.

Pero considerando el estado en que se encontraban en Egipto, necesitaban mucho pasar por un proceso de purificación, para prepararlos para tener un carácter tan alto y ennoblecedor. Que se les hayan prescrito muchos ritos de purificación, y que se les haya asignado un largo curso de disciplina preparatoria, sólo muestra el ferviente deseo del Señor de tenerlos calificados para el estado exaltado y el destino que deseaba que llenaran.

Y en todo momento, no faltó nada de tierna compasión y trato fiel de su parte. Desde el principio los coronó con las marcas de su bondad. Una plenitud de poder y gloria descansaba sobre ellos, superando con creces lo que su número por sí solo podría haberles garantizado esperar. Y cuando el reino finalmente alcanzó su esplendor meridiano y recibió la confirmación y ampliación que se le dio, especialmente en los días de David y Salomón, los paganos de los alrededores se vieron obligados a reconocer que hay una gran realidad en el favor y la bendición del Cielo. .

Vieron en Israel, como pueblo, monumentos vivientes de la poderosa eficacia de la gracia divina, cómo puede exaltar a los débiles y poner los poderes del mundo, así como las bondades de la naturaleza, bajo contribución al fomento de su benéfico diseños Y ciertamente, los hijos de la gracia deberían ser todavía tales monumentos; ni, si son fieles a sus principios y fieles a su llamamiento celestial, pueden dejar de serlo.

“Lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios”, son admitidos en el secreto mismo de la presencia del Señor; y todas las cosas se vuelven suyas, todas las cosas necesarias para su bienestar presente y final. Habitan “donde los ángeles visitan”, “donde descienden los rayos del Eterno Sol”, donde fluye ese río de vida que alegra la ciudad de Dios, partícipes ya ahora de una bendición que el mundo bien puede envidiar, pero que, bendita sea Dios, tan poco puede quitar como dar.

3. En la sección anterior, el profeta ha magnificado la gracia y bondad de Dios para con Israel, y en la siguiente, abarcando Ezequiel 16:15-34 , exhibe, en los términos más mordaces, la conducta ingrata y traicionera de Israel hacia Israel. Dios. La muy amada esposa, que ha sido tratada con tan altos honores y llena de tantos regalos preciosos y costosos, se muestra infiel a su marido, emplea los mismos adornos y provisiones que él le ha conferido con el vergonzoso propósito de alimentar a su lujuria. disposición y complicidad de sus fines pecaminosos; y en lugar de buscar, como obligado por el deber, promover su crédito y renombre en el mundo, actúa más bien como si su objetivo fuera mostrar cuán bajo el lugar que él ocupaba en su estima, y ​​cuánto ella prefería a otros antes que a él.

En esta parte de la narración, el estilo alegórico se conserva tal vez tan fielmente como podría haber sido consistente con la viveza y la precisión en la representación; pero es imposible no notar en varios puntos cómo la vestidura ficticia cae y se descubre la pura realidad, como cuando se habla de los niños sacrificados al pasar por el fuego ( Ezequiel 16:21 ), y los egipcios y Los asirios se especifican entre aquellos con quienes se llevó a cabo una relación sexual prohibida ( Ezequiel 16:26 ; Ezequiel 16:28 ).

Sólo podemos ver la representación en general, y con respecto a sus rasgos principales; pues por la misma naturaleza de la imagen es imposible ser minuciosa sin caer, al mismo tiempo, en la falta de delicadeza. Pero vemos de un vistazo que el mal principal atacó, y el origen de todas las abominaciones que siguieron, fue la apropiación indebida de la bondad de Dios al ver los dones conferidos aparte del generoso Dador y aplicarlos a propósitos egoístas.

“Confías en tu propia belleza, y te burlaste de tu nombre”, o renombre: tal es el primer crimen que se le imputa. En lugar de tener, como Israel manifiestamente debería haberlo hecho, todas sus misericordias y privilegios en humilde dependencia de Dios, y usarlos para su gloria, los consideraron como propios en el sentido más estricto, y los convirtieron en instrumentos y ocasiones para exaltar ellos mismos a los ojos de los demás.

Se envanecieron en su imaginación y parecieron entrar en una especie de rivalidad sin sentido con sus vecinos, por el semblante y apoyo de sus falsos dioses. Posiblemente puede parecer como si la imagen fuera un tanto exagerada, cuando se representa a Israel cortejando la atención de esas inmundas divinidades, y, para ese propósito, recurriendo a sus hermosos ornamentos y reservas de abundancia.

Pero una verdad profunda yace en el fondo de la representación. Porque, ¿qué eran los dioses falsos en cuestión sino la personificación de esos deseos y afectos carnales que las cosas buenas derramadas tan ampliamente en la suerte de Israel habían servido para alimentar? naturaleza humana deificada en sus múltiples variedades de lujuria y mundanalidad? De modo que su celo por adorar a tales dioses y prodigarles valiosas muestras de su consideración, se convierte en gran medida en una ansiedad por tener el rostro del Cielo para la gratificación de sus propias propensiones terrenales y serviles.

Y por eso fue que, cuando se llenó de una plenitud de comodidades mundanas, Israel prefirió con tanta naturalidad la adoración de ídolos a la de Jehová, y, como un esposo traicionero, rompiendo las santas restricciones del matrimonio, se rindió al servicio de Dios. estos rivales impuros; porque así podrían dar más libre juego a los corruptos afectos de la naturaleza. Su conducta en esto fue simplemente un ejemplo del efecto nativo del mundo sobre el corazón, según las circunstancias de la época; y cuando nuestro Señor, hablando para todos los tiempos, nos presenta al hijo pródigo, codiciando egoístamente su porción de bienes, y yendo a gastarlos en enajenación de la casa de su padre, nos presenta otra exhibición, diferentemente modificada, del mismo gran verdad. Que el corazón de la naturaleza se alimente al máximo con dones,

El carácter ferviente y entusiasta de la mente de Ezequiel, sin embargo, no se satisface con esta descripción general del espíritu idólatra que se descubrió en la historia de Israel. Debe dar trazo tras trazo, y amontonar uno sobre otro, para que la impresión sea completa. Y por lo tanto pasa a decir cómo todo lo que Israel había recibido de bien, sus vestidos de diversos colores, joyas de oro y plata, aceite, harina, miel, incienso, todo se empleó en el servicio de la corrupción; y cómo se buscaron nuevos caminos y se erigieron lugares especiales para la prosecución de sus impíos propósitos.

Tampoco deja de notar, al llenar así el cuadro del mal, uno o dos rasgos repugnantes, que dan una peculiar fealdad al carácter de la degeneración de Israel. El sacrificio de los niños, haciéndolos pasar por el fuego, es uno de ellos; y el Señor los llama sus propios hijos, en lugar de los de ella, "mis hijos", porque habían nacido bajo su pacto con Israel, y llevaban la señal del pacto sobre ellos.

Otro también se da hacia el final de la descripción, cuando, después de haber declarado la disposición de Israel a asumir toda forma de idolatría en Canaán y en todo alrededor de Caldea, por un lado, y Egipto por el otro, el comentario cortante se introduce, que ninguna de estas naciones la siguió el trato traicionero y desenfrenado fue todo por parte de Israel ella les concedió todo, ellos no dieron nada a cambio de ella su maldad fue una locura gratuita y no correspondida.

Una verdad solemne y fecunda, que la Iglesia de Dios nunca debe olvidar. Ella lo pierde todo, y el mundo lo gana todo, cuando tontamente se rebaja a menoscabar el testimonio de Dios, o ajusta los reclamos y servicios de la religión a los gustos y prácticas de la mente carnal. Es posible que la maniobra logre un avance nominal o una reconciliación aparente, pero no puede ser más que nominal y aparente; los intereses que realmente se benefician de tal política son los de la carne y del mundo.

Sólo cuando la Iglesia es fiel a su testimonio cuando está en la verdad de Cristo, y en esa verdad resplandece “brillante como el sol, clara como la luna”, que se encuentra también, en su conflicto con el mal, “terrible como un ejército con banderas”.

4. La siguiente sección, Ezequiel 16:35-52 , se ocupa principalmente de la denuncia del juicio, aunque en diferentes lugares, y especialmente hacia el final, se vuelve a poner de manifiesto la peculiar grandeza del pecado de Israel, para justificar la terrible severidad del castigo. castigo. Aquí también, como en las otras partes, el profeta se entrega a una considerable ampliación y desciende a mucha minuciosidad en los detalles.

Pero el fondo de la representación consiste en denunciar contra el cónyuge infiel la pena de muerte escrita en la ley contra la infidelidad conyugal, y que ésta sea ejecutada por mano de sus amantes culpables. En la ley se sancionaban dos modos de pena capital, uno para los individuos, el otro para las comunidades; en el primer caso, lapidación; en el otro, destruyendo a espada.

Como el adulterio pertenecía a la primera de estas clases, el castigo apropiado para ello era la muerte por lapidación. ( Levítico 20:10 , que, aunque simplemente menciona dar muerte, aún debe conectarse con Ezequiel 16:1 en cuanto a la forma de infligir el castigo.

También Juan 8:5 , que muestra la mente judía sobre el tema. Y, de hecho, en general, la lapidación parece haber sido la única forma legal de pena capital por pecados individuales). Y como la infidelidad conyugal en este caso coincidía con otros dos crímenes atroces, la apostasía del verdadero culto y el de los hijos a Moloch, que también fueron condenados al mismo castigo ( Deuteronomio 13:10 ; Levítico 20:1-5 ), podría decirse aquí que la condenación es doblemente debida.

Pero una sola forma de pena, aunque sea capital, no parece expresar adecuadamente la plena medida de la condenación que provocó tal culpa agravada; y por lo tanto el otro también, que fue decretado contra una ciudad apóstata ( Deuteronomio 13:15 ), se une a él, aunque la consistencia de la alegoría sufre por la conjunción: “Traerán contra ti una multitud, y te apedrearán”. te apedrearán, y te traspasarán con su espada.

” Con el mismo propósito de hacer que lo hecho exprese más plenamente el profundo desagrado del Señor contra el pecado, la ejecución de la condenación va unida a toda clase de indignidades, exponiendo a la esposa infiel a la vergüenza ante los demás, demoliendo sus lugares altos, despojando despojándola de sus joyas y vestidos, quemando sus casas y reduciéndola en todos los aspectos a la condición más abyecta y humillante.

Y que todo se llevaría a cabo en presencia y por medio de aquellas naciones cuyas malas costumbres había seguido Israel, y cuya alianza traicionera había cortejado, tiene la intención de marcar el trato de Dios hacia ella como un ejemplo más notable de la ley divina. de recompensa Fue para traer prominentemente a la vista, a través de su experiencia melancólica, la gran lección, que “Dios hará que el que deja a Dios por el mundo, sea avergonzado incluso a los ojos del mundo, y tanto más cuanto más cerca estuvo antes de él. a él mismo.

(Christol. de Hengstenberg sobre Oseas 2:12 ; también Isaías 47:3 ; Jeremias 13:26 ; Nahúm 3:6 , en todos los cuales se desarrolla la misma idea, solo que menos completa y ampliamente).

El resultado de esta severa ejecución de juicio se insinúa en una forma de expresión particularmente fuerte, aunque ya se emplea en sustancia en Ezequiel 5:13 : “Haré descansar en ti mi furor, y mi celo se apartará de ti, y callará y no se enojará más. El significado es que la venganza Divina provocada por los pecados de la gente debería entonces haber seguido su curso; La santidad y la majestad de Dios deberían haberse desplegado en medidas de justicia hacia el pueblo, correspondientes a su extrema e incorregible maldad hacia él.

El uno siguió al otro por una estrecha y rigurosa necesidad; ya que, si Dios hubiera actuado de otro modo, habría sido mostrarse indiferente a los intereses de la santidad, o más bien aparecer como el patrón del pecado. De ahí la muy singular y demasiado comúnmente mal entendida aseveración, con la que el Señor concluye esta parte de la descripción: “Y también yo, he aquí, vuelvo tu camino sobre tu cabeza, dice el Señor Jehová, y no haré lo que es escandaloso sobre ti”. todas tus abominaciones.

“Así me reivindico de cualquier participación en la culpa, y demuestro que no actúo la parte vergonzosa de apoyarte en tus abominables caminos, sino que por estos juicios levanto una solemne y efectiva protesta contra ellos.

Sin embargo, como si pudiera parecer una severidad indebida en los juicios pronunciados, el profeta se detiene nuevamente en la grandeza de la provocación. Y para dar a su discurso aquí más acritud y fuerza a aquellos a quienes respetaba de inmediato, reduce la aplicación a esa porción del pueblo del pacto con quienes solo él tenía que hacer apropiadamente las del reino de Judá. Al ver a Jerusalén ahora en este sentido restringido, la acusa de haber excedido en la medida de su criminalidad a la peor y más culpable de sus vecinas.

Hija legítima de madre hitita y padre amorreo, también había demostrado ser la genuina hermana de Samaria (llamada la mayor , porque en un respeto moral estaba más cercanamente relacionada) en el norte, y Sodoma en el sur. Porque ella había pisado de nuevo sus caminos contaminados, pero con mayor perversidad de disposición y libertinaje de comportamiento, de modo que incluso podría decirse que los había justificado; podían refugiarse cuando los acusaban de pecado bajo su peor ejemplo.

No es que los caminos injustos y perversos seguidos en Judá fueran en sí mismos de un carácter más oscuro y abominable que los que ya habían dado tan triste notoriedad a Samaria y Sodoma. Esto casi había sido imposible. Pero las malas acciones aquí cometidas en terreno más sagrado, en medio de privilegios más distinguidos, y desafiando advertencias y protestas del todo peculiares, les causaron una impresión mucho más profunda de culpa.

Fue simplemente en el territorio del paganismo, y de ser arrastradas por la marea completa de la prosperidad mundana derramada sobre su suerte, que Sodoma y sus ciudades hijas de la llanura se sumergieron en un grado inusual en los vicios del orgullo, la carnalidad y la lujuria. E incluso Samaria, aunque ocupaba un terreno más alto que Sodoma y pecaba contra mayores privilegios, todavía ocupaba, en comparación con Judá, una posición muy inferior.

Porque era la distinción peculiar de Judá, que ella tenía en su mismo seno el templo de Dios, un sacerdocio legal, el orden de gobierno que Dios mismo había designado, reyes a menudo de piedad eminente, profetas dotados con los dones más ricos del Espíritu. , y además de todo, el espectáculo ante sus ojos de los juicios de Dios recayendo sobre Samaria y Sodoma en cada mano, ¡monumentos espantosos de la venganza divina! Sus pecados, por lo tanto, eran relativamente de un tinte mucho más profundo que los de sus descarriados vecinos, y era imposible en grado sumo que escapara del justo juicio de Dios.

Pero si ella, en comparación con ellos, incurrió en culpa y condenación tan preeminentes, mucho más, de nuevo, pecadores bajo el evangelio en comparación con ella; porque ahora es enfático que la luz clara brilla, y que los muchos talentos del conocimiento y la gracia se mantienen en el reino de Dios. El pecado cometido en tales circunstancias adquiere su carácter más oscuro, y el juicio que cae debe venir con la severidad correspondiente.

Como nuestro Señor, de hecho, insinuó en esa solemne palabra a los judíos, que todavía puede ser sustancialmente dirigida a cada transgresor impenitente: “Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen manto para su pecado.”

5. La última porción, que va desde Ezequiel 16:53-63 hasta el final del capítulo, agrega una palabra de promesa a la larga serie de protestas y amenazas, y deja entrever un rayo de esperanza en cuanto a la condición futura de la gente. Por supuesto, esto nuevamente solo podría hacerse a expensas de la representación alegórica; porque en la suposición de que el cónyuge infiel hubiera sido realmente apedreado hasta la muerte y traspasado con la espada, toda esperanza debe haber sido necesariamente cortada.

Pero la verdad requería que la forma en este caso fuera sacrificada a la sustancia de la delineación. Era absolutamente necesario mostrar que, por muy severos que fueran los juicios de Dios contra la apostasía de Judá, no debían ser exterminadores por completo, y que un pueblo de Dios aún debería sobrevivir para honra y bendición.

La forma particular dada a esta parte más alegre de la representación fue escogida con especial atención al espíritu humilde y humillado, que el profeta les haría entender que era absolutamente necesario antes de que pudieran encontrar una devolución del favor y la bondad del Señor. Incluso las providencias humillantes y las múltiples tribulaciones que habrían de pasar sobre el remanente de la casa de Judá no producirían suficientemente el efecto deseado; vendría sólo con las lluvias que regresan de la bondad Divina.

Con este fin, para hacer más cierto el resultado espiritual en cuestión, las hermanas ofensoras, que habían participado antes de Judá en el castigo, también son nombradas delante de ella como participantes del beneficio, para que la jactancia de ella pueda ser excluida: “ Y haré volver su cautiverio, el cautiverio de Sodoma y de sus hijas, y el cautiverio de Samaria y de sus hijas, y el cautiverio de tus cautiverios ( i.

mi. tu muy grave cautiverio) en medio de ellos. Y tu hermana Sodoma y sus hijas volverán a su estado anterior, y Samaria y sus hijas volverán a su estado anterior, y tú y tus hijas volverán a su estado anterior: “ellas no menos que tú; incluso Sodoma también, aunque ella, como se menciona actualmente en Ezequiel 16:56 , “no fue para un informe en tu boca (no visto y hablado como un caso, del cual deberías haberte acordado, y del cual deberías haberte retirado). docta sabiduría) en el día de tu gloria.

Ella ha desdeñado ser amonestado por su ejemplo, y aun después por los castigos que recibió personalmente de manos de los sirios, los filisteos y otros vecinos belicosos, que el Señor empleó ocasionalmente contra ella como instrumentos de reprensión; porque su pecado aún no estaba completamente descubierto, aún no veía la profundidad de él, y no recibiría corrección ( Ezequiel 16:27 ).

Por lo cual se hizo necesario que se le sacara a luz todo el todo, y se le impusieran los juicios correspondientes ( Ezequiel 16:58-59 ).

Pero, ¿qué debe entenderse precisamente por el regreso, o la restitución del cautiverio, aquí prometido? La expresión, como hemos dicho en nota anterior, se usa proverbialmente para la eliminación de una condición afligida en general, y el nombramiento de una feliz y próspera. Su aplicación al caso de Job “y Jehová hizo volver la cautividad de Job” ( Job 42:10 ) deja esto fuera de toda duda.

E incluso aquí, aunque el significado de la frase parece expresarse más al especificar un retorno al estado anterior, sin embargo, cuando se habla de Sodoma y sus ciudades vecinas, así como de Samaria y Jerusalén y sus ciudades vecinas, manifiestamente no podría tener la intención de insinuar específica y adecuadamente un regreso del exilio y una rehabitación de los viejos lugares. Obviamente, esto era imposible en el caso de Sodoma y las ciudades de la llanura.

La promesa es simplemente una de prosperidad restaurada; la marea de desolación que se aproxima debe volver a detenerse, y se debe establecer un estado de prosperidad y felicidad, como en el pasado. No exactamente lo que había sido, línea por línea; sino lo que, en las circunstancias alteradas de otro tiempo, podría considerarse como correspondiente a él. “La condición segura y próspera de los tiempos pasados”, dice Hävernick con justicia, “es la forma determinada bajo la cual el profeta vislumbra también el futuro; pero ahora, nuevamente, esto aparece ataviado con un esplendor tan ideal, que esa misma forma estalla, y un nuevo mundo en realidad aparece a la vista.

Está el Dios antiguo, con sus antiguos dones de amor; pero la condición subjetiva se ha vuelto bastante diferente, y por lo tanto las antiguas bendiciones también son de una nueva clase, y todo el estado, en consecuencia, se eleva a algo mucho más elevado y glorioso que el antiguo.” Es como si se le diera la seguridad a un niño, cuya familia se había visto envuelta en la desgracia, que viviría para ver regresar la antigua prosperidad; pero mientras tanto él mismo salta a la edad adulta, y teniendo ahora otras necesidades que satisfacer y mayores relaciones que llenar que antes, la prosperidad revivida debe traer nuevos y más nobles dones a su alcance, para colocarlo en la misma posición relativa que originalmente ocupaba.

En resumen, traer de vuelta el cautiverio y volver al estado anterior, tal como se aplica al pueblo del pacto, no indica nada en cuanto a la forma externa de las cosas para ser disfrutadas, sino que apunta solo a su naturaleza y carácter ., tan similar a lo que ya había sido. Y en cuanto a la manera de cumplir el bien prometido, uniendo a Sodoma y Samaria con Jerusalén en la perspectiva feliz, debe tenerse en cuenta que la representación es figurativa; es la verdad representada y encarnada en una historia ideal; y nada más puede deducirse con justicia del rasgo particular al que ahora se hace referencia, que el pueblo del pacto, como lo habían hecho, en el agravamiento y la magnitud de su culpa, se hundieron debajo de las naciones más depravadas a su alrededor, para que pudieran esperar el regreso. del favor y la bendición de Dios sólo cuando llegaron a ver su caso en su verdadera enormidad, y acariciaron a causa de ello un sentimiento apropiado de humillación.

Deben estar dispuestos a ponerse a la altura de los más bajos, como condición necesaria para ser visitados de nuevo con honor y engrandecimiento. Por lo tanto, está completamente fuera de lugar aquí plantear cualquier cuestión, con algunos comentaristas, en cuanto a la edificación de nuevo de Sodoma y las demás ciudades de la llanura. Esto era convertir la figura en una realidad, y también trasladar al sujeto mismo de la región moral del gobierno de Dios hacia los hombres, a la región meramente natural de sus arreglos providenciales con respecto al mundo material.

Y si está fuera de lugar plantear tal cuestión con respecto a Sodoma, es igualmente innecesario, al menos, con respecto a Samaria y Jerusalén. Es el tipo , no la forma precisa de las cosas, lo que debe tenerse en cuenta; y la promesa de bien dada aquí para el futuro podría llevarse a un pleno cumplimiento, y llevarse incluso a su más alta perfección, aunque las ciudades de Judá e Israel continuaran, como las de la llanura, monumentos de desolación y ruina.

Porque la felicidad y la gloria del pueblo del pacto, que es lo único que se considera aquí, sin importar cómo se relacione con ellos, también podría lograrse sin ellos; y lejos de estar necesariamente atados a ellos, incluso pueden encontrarse en la mayor medida mientras las cosas antiguas en ese sentido se han ido al olvido total.

Los versículos finales, si bien llevan sustancialmente la misma línea de pensamiento, con respecto especialmente a la necesidad de una profunda humillación por parte del pueblo, y la manifestación propuesta de la rica gracia de parte de Dios, también resaltan una notable diferencia. entre las representadas por esta mujer ideal y otras. A pesar de toda su culpa y bajeza, todavía tenía lo que ellos no tenían, y lo que en el día en que la gracia regresara los traería a ella, en lugar de enviarla a ellos para que la bendijeran, ella tenía el pacto de Dios, que, sin embargo, había había dejado caer en suspenso, nunca había sido repudiado por él.

“Y me acuerdo”, dice el Señor, “de mi pacto contigo en los días de tu juventud, y establezco contigo un pacto perpetuo”. Ese pacto hecho con ellos en los días de su juventud, en cuanto a su promesa de bendición, era la palabra de Dios, que no podía permitir que pasara sin cumplirse. Y aunque había a este respecto un Viejo y un Nuevo, sin embargo, había tan poca contrariedad entre ellos, cuando se los entendía correctamente, que el uno era propiamente, como aquí se representa, la raíz del otro; el Viejo, el germen del cual todo el bien venidero habría de brotar y desarrollarse.

Un ascenso glorioso, en verdad, iba a tener lugar de lo inferior a lo superior, cuando lo Antiguo pasara a lo Nuevo; pero de ninguna manera un antagonismo, como de malo a bueno. Las mejores cosas por venir, cuando aparecieron, simplemente llenaron y completaron lo que había sido proyectado y prometido en el Antiguo; y precisamente por estar así colmado y completado, el pacto se convirtió en lo que aquí se llama, uno eterno .

La gracia reina ahora como nunca antes, y la bendición descansa sobre mejores promesas, porque hay una manifestación mucho más plena del poder y la bondad divinos asociados con ellas. Y por esto ya no queda el mismo lugar para que entren las antiguas brechas y desolaciones; la herencia está asegurada para siempre a toda la simiente de bendición.

Pero cuanto más parece estar todo en la gracia y la bondad amorosa de Dios, más hay para humillar y humillar a los participantes de la bendición; especialmente cuando consideran la gratuidad con que la gracia no sólo brota del seno de Dios, sino que derrama su abundancia sobre los peores y los más viles. Las que habían sido hermanas de Judá en la culpa y el castigo, ahora también se convertirían en compañeras de ella en experiencias de bendición, y se le darían por hijas, porque a través de ella alcanzarían la herencia de la bendición.

Sin embargo, “no por tu pacto”, se añade, para que ella no se arrogara de nuevo la gloria; no en virtud de ninguna transacción o liga de su propia estructura, como la que antaño siempre intentaba formar; no por ninguno de vuestros pactos, sino por el mío , el Antiguo y, sin embargo, el Nuevo, el pacto sempiterno que hago con vosotros y establezco para el bien del mundo. (Tal debe considerarse como el significado aquí.

El “no por tu pacto” posiblemente no se refiera al antiguo pacto hecho con Israel, en contraste con el nuevo, porque Dios ya había rastreado ese pacto, como su manantial, toda la gracia y bendición que iba a ser conferida. Y, como Calvin justamente señala aquí, si bien hubo diferencias importantes entre los dos pactos, como lo notó Jeremías en Jeremias 31:32 , sin embargo, el nuevo pacto surgió del antiguo, que es casi el mismo en sustancia, aunque diferente en forma.

) Y así, como resultado de todo, “Sabréis que yo soy el Señor; para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras tu boca a causa de tu vergüenza, cuando me aplaque contigo (o cuando te conceda el perdón) por todo lo que has hecho, dice el Señor Jehová .”

Así debería ser también en nuestra experiencia. Las lecciones aleccionadoras y saludables, tan sorprendentemente reveladas en esta maravillosa historia, deberían apoderarse de nuestros corazones de manera tan profunda y permanente que siempre tengamos cuidado de evitar los males contra los cuales nos advierte. Y especialmente puesto que Dios ahora nos ha abierto las maravillosas riquezas de su gracia, y nos ha llamado a la herencia de su reino, debemos esforzarnos por recordar cuán indignos somos naturalmente de tan singular bondad, y cuán a menudo, por nuestra luz y conducta pecaminosa, le hemos provocado que la retire de nuevo; para que podamos darle a él toda la gloria, y podamos poner nuestros corazones más en ese mejor país, donde la imperfección será eliminada para siempre, y las luchas entre la naturaleza y la gracia serán completamente desconocidas.

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