Números 26:1-65
1 Aconteció después de la mortandad que el SEÑOR habló a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, diciendo:
2 “Hagan un censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años para arriba, según sus casas paternas, de todos los que en Israel puedan ir a la guerra”.
3 Moisés y el sacerdote Eleazar les hablaron en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo:
4 “Cuenten al pueblo de veinte años para arriba, como el SEÑOR ha mandado a Moisés”. Los hijos de Israel que habían salido de la tierra de Egipto fueron:
5 Rubén, primogénito de Israel. Los hijos de Rubén fueron: de Enoc, el clan de los enoquitas; de Falú, el clan de los faluitas;
6 de Hesrón, el clan de los hesronitas; de Carmi, el clan de los carmitas.
7 Estos son los clanes de los rubenitas. Los contados de ellos fueron cuarenta y tres mil setecientos treinta.
8 Hijo de Falú fue Eliab,
9 y los hijos de Eliab fueron: Nemuel, Datán y Abiram. Estos, Datán y Abiram, eran los nombrados de la congregación que contendieron contra Moisés y Aarón, con el grupo de Coré, cuando contendieron contra el SEÑOR;
10 y la tierra abrió su boca y se los tragó a ellos y a Coré. Y los de aquel grupo murieron cuando el fuego consumió a doscientos cincuenta hombres, los cuales sirvieron de escarmiento,
11 aunque los hijos de Coré no murieron.
12 Los hijos de Simeón según sus clanes fueron: de Nemuel, el clan de los nemuelitas; de Jamín, el clan de los jaminitas; de Jaquín, el clan de los jaquinitas;
13 de Zéraj, el clan de los zerajitas; de Saúl, el clan de los saulitas.
14 Estos son los clanes de los simeonitas: veintidós mil doscientos.
15 Los hijos de Gad según sus clanes fueron: de Zefón, el clan de los zefonitas; de Hagui, el clan de los haguitas; de Suni, el clan de los sunitas;
16 de Ozni, el clan de los oznitas; de Eri, el clan de los eritas;
17 de Arod, el clan de los aroditas; de Areli, el clan de los arelitas.
18 Estos son los clanes de los hijos de Gad, según los que fueron contados de ellos: cuarenta mil quinientos.
19 Los hijos de Judá fueron Er y Onán. Pero Er y Onán murieron en la tierra de Canaán.
20 Los hijos de Judá según sus clanes fueron: de Sela, el clan de los selanitas; de Fares, el clan de los faresitas; de Zéraj, el clan de los zerajitas.
21 Los hijos de Fares fueron: de Hesrón, el clan de los hesronitas; de Hamul, el clan de los hamulitas.
22 Estos son los clanes de Judá, según los que fueron contados de ellos: setenta y seis mil quinientos.
23 Los hijos de Isacar según sus clanes fueron: de Tola, el clan de los tolaítas; de Fúa, el clan de los fuaítas;
24 de Jasub, el clan de los jasubitas; de Simrón, el clan de los simronitas.
25 Estos son los clanes de Isacar, según los que fueron contados de ellos: sesenta y cuatro mil trescientos.
26 Los hijos de Zabulón según sus clanes fueron: de Sered, el clan de los sereditas; de Elón, el clan de los elonitas; de Yajleel, el clan de los yajlelitas.
27 Estos son los clanes de los zabulonitas, según los que fueron contados de ellos: sesenta mil quinientos.
28 Los hijos de José según los clanes de Manasés y de Efraín:
29 Los hijos de Manasés fueron: de Maquir, el clan de los maquiritas. Maquir engendró a Galaad, y de Galaad es el clan de los galaaditas.
30 Estos fueron los hijos de Galaad: de Jezer, el clan de los jezeritas; de Helec, el clan de los helequitas;
31 de Azriel, el clan de los azrielitas; de Siquem, el clan de los siquemitas;
32 de Semida, el clan de los semidaítas; de Hefer, el clan de los heferitas.
33 Zelofejad hijo de Hefer no tuvo hijos sino solo hijas. Los nombres de las hijas de Zelofejad fueron Majla, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.
34 Estos son los clanes de Manasés, y los contados de ellos fueron cincuenta y dos mil setecientos.
35 Y estos fueron los hijos de Efraín según sus clanes: de Sutélaj, el clan de los sutelajitas; de Bequer, el clan de los bequeritas; de Taján, el clan de los tajanitas.
36 Estos fueron los hijos de Sutélaj: de Herán, el clan de los heranitas.
37 Estos son los clanes de los hijos de Efraín, según los que fueron contados de ellos: treinta y dos mil quinientos. Estos son los hijos de José según sus clanes.
38 Los hijos de Benjamín según sus clanes fueron: de Bela, el clan de los belaítas; de Asbel, el clan de los asbelitas; de Ajiram, el clan de los ajiramitas;
39 de Sufam, el clan de los sufamitas; de Hufam, el clan de los hufamitas.
40 Los hijos de Bela fueron Ard y Naamán. De Ard fue el clan de los arditas; y de Naamán, el clan de los naamanitas.
41 Estos son los hijos de Benjamín según sus clanes, y los contados de ellos eran cuarenta y cinco mil seiscientos.
42 Estos fueron los hijos de Dan según sus clanes: de Sujam, el clan de los sujamitas. Estos fueron los clanes de Dan según sus clanes:
43 Todos los clanes de los sujamitas, según los que fueron contados de ellos: sesenta y cuatro mil cuatrocientos.
44 Los hijos de Aser según sus clanes fueron: de Imna, el clan de los imnaítas; de Isvi, el clan de los isvitas; de Bería, el clan de los beriaítas.
45 Los hijos de Bería fueron: de Heber, el clan de los heberitas; de Malquiel, el clan de los malquielitas.
46 El nombre de la hija de Aser fue Séraj.
47 Estos son los clanes de los hijos de Aser, según los que fueron contados de ellos: cincuenta y tres mil cuatrocientos.
48 Los hijos de Neftalí según sus clanes fueron: de Yajzeel, el clan de los yajzeelitas; de Guni, el clan de los gunitas;
49 de Jeser, el clan de los jeseritas; de Silem, el clan de los silemitas.
50 Estos son los clanes de Neftalí según sus clanes, y los contados de ellos eran cuarenta y cinco mil cuatrocientos.
51 Estos fueron los contados de los hijos de Israel: seiscientos un mil setecientos treinta.
52 El SEÑOR habló a Moisés diciendo:
53 “Entre estos será repartida la tierra como heredad, según la lista de los nombres.
54 Al más numeroso darás más heredad y al menos numeroso darás menos heredad. A todos se les dará su herencia, a cada uno según el número de los contados.
55 Pero la tierra será repartida por sorteo, y recibirán heredad según los nombres de las tribus de sus padres.
56 Conforme al sorteo será repartida su heredad entre el más numeroso y el menos numeroso”.
57 Estos fueron los contados de los levitas, según sus clanes: de Gersón, el clan de los gersonitas; de Cohat, el clan de los cohatitas; de Merari, el clan de los meraritas.
58 Estos son los clanes de Leví: el clan de los libnitas, el clan de los hebronitas, el clan de los majlitas, el clan de los musitas y el clan de los coreítas. Cohat engendró a Amram;
59 y el nombre de la mujer de Amram fue Jocabed hija de Leví, la cual le nació a Leví en Egipto. Esta dio a luz de Amram a Aarón, a Moisés y a su hermana María.
60 A Aarón le nacieron Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.
61 Pero Nadab y Abihú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante del SEÑOR.
62 Los contados de los levitas fueron veintitrés mil, todos los varones de un mes para arriba. Ellos no fueron contados entre los demás hijos de Israel, porque no les fue dada heredad entre los hijos de Israel.
63 Estos fueron los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, quienes contaron a los hijos de Israel en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
64 Entre estos no se hallaba ni uno de los contados por Moisés y por el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí;
65 porque el SEÑOR les había dicho: “Ciertamente morirán en el desierto”. No quedó, pues, ninguno de ellos, excepto Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.
Los éxitos obtenidos por los hijos de Israel alarmaron a algunos de sus vecinos, más particularmente a Moab; y esto da ocasión para un episodio sorprendente en la historia que trajo a colación una pregunta tan solemne como cualquiera que se plantee en el libro de Números. El envío por Balaam por parte de Balac fue un elemento completamente nuevo. Hemos tenido la gracia de Dios y sus provisiones para el pueblo; hemos tenido la incredulidad del pueblo, con castigos y juicios, no sin las renovadas declaraciones de parte de Dios de Su seguridad de traer incluso a tal pueblo a la buena tierra. Solo la gracia podría, pero la gracia lo haría.
Pero había un enemigo que aún no había presentado justamente ante nuestros ojos el poder de Satanás. No apareció al principio, pero dentro de poco juega un papel muy importante en la gran transacción que ahora comienza a abrirse en este capítulo. Satanás puede tomar el lugar de un ángel de luz y justicia: no invariablemente ciertamente, porque tiene otras fases, pero más especialmente con el pueblo de Dios. Por otro lado, había material para que Satanás lo usara, porque la gente había sido notoriamente infiel y había deshonrado a Dios a menudo y gravemente.
La pregunta entonces era: ¿Mantendría Dios a un pueblo culpable de la infracción de su propia ley? Si es así, ¿no sería una deshonra para Él mismo? ¿Qué podría decir? o ¿cuán consistentemente podría Él enfrentarse a Satanás? Imposible que Satanás sea en realidad más cuidadoso de la justicia que Dios mismo. Sin embargo, no había una dificultad pequeña en las apariencias, y una dificultad que el ingenio humano nunca puede resolver. ¡Cuán dolorosamente debe haber angustiado a alguien que amaba a la gente!
Pero hay un medio simple y seguro de resolver cada dificultad. Lo conocemos en toda su plenitud; pero incluso antes de que fuera completamente explicado, conocido y sacado a la luz, el principio de ello estuvo siempre ante la fe. Mientras que la incredulidad invariablemente olvida e incluso excluye a Dios, la fe invariablemente lo introduce; y cualquiera que sea la dificultad de la incredulidad, es evidente que no la hay para Dios.
Así entonces, aunque el corazón no pueda entender cómo Dios va a reconciliar Su propio carácter y palabra expresa y el juicio más solemne del pecado con traer a tal pueblo a la tierra prometida, donde Su ojo reposa continuamente, no debe esperar para entender pero creer.
A su tiempo comprenderá seguramente: sólo tiene el consuelo de que el entendimiento es espiritual, no natural, la aprehensión que brota de Dios, y no la pretensión del hombre de pensar por Dios, y fijar de antemano cómo se han de hacer las cosas. Es infinitamente más bendito estar como detrás de Él; seguir Su estela; tenerse a Sí mismo mostrándonos cada paso del camino; hacer que Él permita que una dificultad salga a la luz en su fuerza, para que podamos ver cuán gloriosamente Él resuelve todo.
Esto es precisamente lo que salió en el nuevo juicio que se nos ha de presentar. Balac no envió simplemente por la ayuda de Madián, ni era una cuestión de la fuerza del mundo. Él mismo tenía la conciencia de que debía haber un poder superior al hombre; pero sólo pensó en lo que conocía, un poder que por una consideración adecuada gratificaría la lujuria del hombre y permitiría la voluntad del hombre. Sin embargo, el Dios verdadero entra en tierra inesperadamente; porque debemos recordar cuidadosamente que Balac no tenía un conocimiento real de Dios.
No pensó más en Jehová, cualquiera que fuera el uso que pudiera hacer del nombre de Dios, como lo honró el rey Saúl cuando consultó a la bruja de Endor. Además, la bruja misma no tenía idea del verdadero espíritu de Samuel; porque no necesito decíroslo, ya que sin duda todos sabéis que ni el hombre ni el diablo tienen el más mínimo poder sobre los espíritus de los que son justos o injustos. En cuanto a los injustos, estarán en prisión hasta el día del juicio; en cuanto a los justos, no se necesita decir que están con el Señor.
Digo entonces que ni el hombre ni el diablo tienen poder para producirlos. Pero entonces debemos recordar que hay un mundo de poderes espirituales, y el hombre tiende a confundir con Dios seres con poderes superiores a los suyos. Éstas son esa energía oculta que ha logrado usurpar el lugar de Dios con malas conciencias tanto más contaminadoras sobre todos los demás males, pues se llama religión, y se ha interpuesto entre el verdadero Dios y el alma. Tal es la fuente y el carácter de toda idolatría. Esta es su verdadera naturaleza ante Dios. Las formas exteriores no son más que los ciegos. El poder real es demoníaco; engaña y destruye.
Ahora bien, estos demonios personifican constantemente a quien les plazca. Pueden pretender ser el espíritu de esta o aquella persona, pero no son nada de eso; no siendo más que demonios y nada menos. Engañan a los hombres gratificando sus desconfianzas, lujurias y pasiones, y entre lo demás su fantasía sobre amigos y parientes, o todo el tiempo, puede ser, asumiendo también que son Dios, ángeles, etc. Esto es lo que sucedía de vez en cuando, como había sucedido desde el diluvio.
No es nada nuevo, aunque sin duda se está volviendo más familiar para los hombres en estos días de decrepitud de la cristiandad. ¡Ay! días que están preparando el camino para un poder aún más terrible de Satanás aquí abajo al final de esta era.
Pero Dios no dejó que se tratara de demonios y engaños; porque cuando Balac se atrevió a traer ese poder por encima del hombre para arruinar las perspectivas de Su pueblo, esto inmediatamente llamó al Dios verdadero. Balaam en su manera hipócrita habla de consultar a Jehová. Esto también lo ha sido siempre. Los que menos tienen que ver con Dios a menudo hablan de Él con mucha ligereza; y así era en la antigüedad como ahora. "Dios", está escrito, "se acercó a Balaam y le dijo: ¿Qué hombres son estos contigo?" No se alarmó, estando acostumbrado a un espíritu maligno.
No sabía sino que el poder que vino a él era el viejo espíritu familiar. Dios atrapó al astuto en su propia red. Aquí es justo donde el gran poder de Dios muestra lo que Él es frente a cada adversario que se atrevió a oponerse a Su pueblo. Entonces, cuando le preguntó al profeta qué hombres eran estos, Balaam respondió: "Balak, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado a decir: He aquí un pueblo que ha salido de Egipto, que cubre la faz de la tierra. : ven ahora, maldíceme a ellos; por ventura podré vencerlos y expulsarlos. Y dijo Dios a Balaam: No irás con ellos, no maldecirás al pueblo, porque son benditos".
Veremos a continuación cuán maravilloso fue el camino de Dios para volver así el mismo esfuerzo de Satanás contra sí mismo, y hacer que Balaam, el más inicuo y desdichado, se opusiera involuntariamente a todos sus intereses, pero lo mantuviera en la poderosa mano de Dios. el instrumento para sellar "hasta donde pudiera ser hecho por el hombre, ¡la bendición de Dios sobre Su pueblo! "Y Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: Entrad en vuestra tierra; porque Jehová no quiere darme permiso para ir con vosotros.
Volvieron, pues, los príncipes, y dijeron a Balac que Balaam se negaba a venir. Balac, juzgando según lo que el hombre tan bien sabe, según su propio corazón y experiencia, envía príncipes más honrados que los otros que habían venido a Balaam, y dijeron: él: "Así ha dicho Balac hijo de Zipor: Nada, te ruego, te impida venir a mí; porque te ensalzaré a muy gran honor, y haré todo lo que me digas: ven, pues, te ruego, maldíceme a este pueblo.
Entonces Balaam, en parte con la astucia que busca hacer las mejores condiciones, en parte también contrariado a sus propios pensamientos por la mano de Dios, dice: "Si Balac me diera su casa llena de plata y oro, no puedo ir más allá de la palabra". de Jehová mi Dios, para hacer menos o más. Ahora, pues, os ruego que quedéis también vosotros aquí esta noche, para que yo sepa qué más me dirá Jehová.
” Pero incluso aquí Balaam prueba que todo lo que habló acerca de Dios era una mera simulación, y que no podía haber ninguna realidad. de fe, o nunca más hubiera consultado. La fe sabe que Dios no cobra. El no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Ignorante de Dios, Balaam detiene así a los mensajeros; porque su corazón amaba mucho el honor y el emolumento ofrecidos. Les pide que esperen para poder volver a consultar a Jehová. Aquí nuevamente cae en la trampa de su propia codicia; porque "Dios vino a Balaam de noche, y le dijo: Si los hombres vienen a llamarte, levántate y ve con ellos". No es que este fuera el curso de Su santa voluntad; era Dios tratando con el perverso de acuerdo a su perversidad.
Esto lo hace si no hay fe en su mente, y junto con ella un solo ojo; Él permite que un hombre siga sus propios designios ciegos. Esto es justo; y Dios en consecuencia así trata con Balaam. Donde Él ve integridad, lo hace con gracia. se encuentra con el corazón tembloroso y la mente vacilante. Pero no fue una cuestión de vacilación con Balaam. Había voluntad propia, y esto también frente a la expresión gloriosa de la voluntad de Dios.
En el fondo no hace nada de Dios o de Su palabra. Se le había dicho claramente que no debía maldecir al pueblo, sino bendecirlo; sin embargo, espera sin otro objeto que, si fuera posible, maldecir a aquellos a quienes Dios le ordenó bendecir. No había ni una partícula de fe, ni del temor de Dios. En consecuencia, Dios ahora lo entrega a sus propios recursos. Si se unirá a un ídolo, déjalo en paz, ya que no sería advertido.
Que esta es la verdadera moral se hace más claro; porque se dice que, cuando Balaam se levanta por la mañana, y ensilla su asna, y va con los príncipes de Moab, "se encendió la ira de Dios". Claramente, por lo tanto, aunque Dios le había dicho al hombre que era ignorante que fuera ignorante, y al hombre que estaba obstinado en ir y hacer su propia voluntad, hubo una advertencia expresa y solemne al profeta de que estaba huyendo en la cara de Dios. (Compare los versículos 12 y 22)
Luego sigue ese incidente del cual el Nuevo Testamento toma nota en 2 Pedro 2:1-22 , el cual confío que nadie aquí permitirá que el más mínimo soplo de sospecha mancille. En verdad, los medios empleados fueron, como siempre, exactamente adecuados en sabiduría divina al caso. Te concedo que no es algo habitual que Dios haga hablar a un idiota; pero ¿eran habituales estas circunstancias? ¿No había algo terriblemente humillante en que semejante bruto fuera el que reprende al profeta culpable? Pero este mismo hecho fue más significativo que fue un asno que reprendió a un hombre que no carecía de inteligencia natural, y pronto el recipiente de las declaraciones más hermosas de parte de Dios, pero no antes de que el bruto que montaba le advirtiera de su locura y pecado. . En esto no necesito dilatarme.
Entonces se le permitió al profeta saber de la manera más completa posible, por medio del mismo ángel de Jehová, por qué se pusieron todas estas obstrucciones en su camino. ¡Cuán misericordioso de parte de Dios al hacer que un hombre que se apresuraba a la destrucción se detuviera y pensara, si algo podía despertarlo! Pero no, estaba comprometido con caminos perversos. La anarquía debe seguir su miserable curso hasta un final no menos miserable.
Sin embargo, va y se encuentra con Balak, quien lo lleva a Kirjath-Huzoth. "Y Balac ofreció bueyes y ovejas, y envió a Balaam y a los príncipes que estaban con él. Y aconteció al día siguiente que Balac tomó a Balaam, y lo llevó a los lugares altos de Baal, y de allí pudiera ver la mayor parte de la gente". ( Números 22:40-41 ) “Y Balaam dijo a Balac: Edificame aquí siete altares, y prepárame aquí siete bueyes y siete carneros.
E hizo Balac como Balaam le había dicho; y Balac y Balaam ofrecieron en cada altar un becerro y un carnero. Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; por ventura Jehová vendrá a mi encuentro, y todo lo que me mostrare, te lo diré. Y se fue a un lugar alto.” Y allí nuevamente Elohim* se encuentra con Balaam, cuando dice: “He preparado siete altares, y sobre cada altar he ofrecido un becerro y un carnero.
Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y dijo: Vuélvete a Balac, y así hablarás.” ( Números 23:1-5 )
*El uso de Elohim y Jehová aquí es muy notable, tan absurdo sobre la hipótesis del documento como instructivo para el creyente en la unidad del libro y en la inspiración divina de su autor. Esto es inmensamente confirmado por el uso que hace Balaam de Elion (Altísimo) y Shaddai (Todopoderoso) en sus dos últimas profecías ( Números 24:1-25 ) cuando no buscaba encantamientos. ¿Debemos recurrir al torpe recurso de uno, dos o más escritores para dar cuenta de estos títulos divinos, en lugar de buscar su motivo en consideraciones internas?
Y maravillosa es la palabra que fue dicha. "Ven, maldíceme Jacob". Cuando retoma su parábola, dice: "Ven, maldíceme a Jacob, y ven, desafia a Israel". Esta fue la palabra de Balac para él. Él respondió: "¿Cómo maldeciré, a quien Dios no ha maldecido? ¿O cómo desafiaré a quien Jehová no haya desafiado? Porque desde la cumbre de las peñas lo veo, y desde los montes lo contemplo: he aquí, el pueblo habitará solo, y no será contado entre las naciones.
¿Quién puede contar el polvo de Jacob, y el número de la cuarta parte de Israel? ¡Muera yo la muerte de los justos, y sea mi último fin como el suyo!" Es decir, afirma de la manera más explícita el gran y ciertamente fundamental privilegio de Israel de ser una nación llamada a estar sola con y para Jehová.Esta es la base de toda su bendición.Fueron diferentes al resto del mundo en esto, que fueron apartados para estar con Jehová, el Elohim verdadero.
Luego viene otro mensaje; porque esto es comparativamente abstracto, y la demanda adicional de Balac saca a relucir sucesivamente con una claridad cada vez mayor la bendición especial del pueblo, en la medida en que Dios se complació en darla a conocer.* No dice con quién se encontrará; y me parece que la verdadera fuerza del verso se alcanza mejor dejándolo en el vago misterio que transmite una frase tan elíptica.
Balaam sabía bien con quién estaba acostumbrado a encontrarse. Por lo menos no podía dejar de tener sospechas, porque nunca hay una persona que honre a un demonio como el Dios verdadero que tenga una confianza pacífica en el corazón. ¿Es posible confiar en un demonio? Quizá haya una idea vaga y vaga que a la gente no le gusta captar o comprender a fondo. Eso es, en esencia, a lo que equivale la religión natural o la superstición. Dejan las almas siempre alejadas de Dios, con una especie de lucha y búsqueda de Dios, pero de hecho bajo algún engaño del adversario.
En el caso de Balaam hubo incluso más que esto, porque él estaba manipulando continuamente el poder secreto para ganar influencia sobre los demás, pero tan deliberadamente contra el pueblo de Dios como para sí mismo.
*Debemos recordar cuidadosamente que la palabra "Jehová", impresa en cursiva, no tiene derecho a un lugar en el versículo 16. "Y dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto mientras yo me encuentro allá ".
¿Dónde estaba algo de Dios? ¿Algo que pudiera satisfacer una conciencia recta? Sin embargo, Jehová se encuentra con Balaam. Sin duda esa fue la razón por la que nuestros traductores pusieron "Jehová". mientras que él solo usó las palabras "para reunirse", tal vez sin querer revelar su fuente habitual de ayuda. Pero Jehová le da una palabra nueva, y una palabra que va mucho más allá de la primera.
“Levántate, Balac, y escucha; escúchame, hijo de Zipor: Elohim no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta: El dijo, y no hará. ¿O lo ha dicho, y no lo cumplirá?" El lenguaje está en el mejor estilo de la poesía hebrea.
Ahora tenemos al pueblo de Dios el objeto de distintas comunicaciones de Dios. No es solo que tienen a Elohim como Aquel a quien pertenecen, y a quien están separados de todas las demás naciones; pero ahora les habla, les comunica, les abre la mente y el corazón; y cual es su sentido? "He aquí", dice él, "he recibido el mandamiento de bendecir, y él ha bendecido, y no puedo revocarlo.
No ha visto iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel: Jehová su Elohim está con él, y júbilo de Rey en medio de ellos. Elohim los sacó de Egipto”. Las cifras en negrita que se usan y las alusiones están todas en la más estricta conexión con la nueva bendición. No es meramente una gracia separativa, sino una justificación distinta establecida.
Sólo sobre la base de la gracia que justifica, Dios pudo llamarlos según lo que no era, viéndolos desde ahora lo que Él quiere que sean por medio del Salvador. Esto es lo que está ante Su mente. Es claro que la justificación es del todo imposible para los pecadores, a menos que se borre lo que son y se introduzca lo que no son. ¿Cómo pueden ser estas cosas? Es sólo a través de otro que puede haber justificación.
Así, sólo Dios "no ha visto iniquidad en Jacob". No es que Él lo niegue; ni que no hubo iniquidad de parte de ellos, porque ciertamente la hubo. "Ni ha visto perversidad en Israel". Es una cuestión de lo que Él mira. “Jehová su Elohim está con él, y el júbilo de un Rey está en medio de ellos”.
Por supuesto, aún no había llegado el momento de desarrollar cómo podría ser esto. No fue sino hasta mucho después que se realizó la poderosa obra por la cual sólo es posible; pero tenemos el anuncio audaz, en la medida en que hubiera sido apropiado haberlo expresado por los labios de uno que era un completo extraño para todos en raza como en corazón; y la tenemos tanto más gloriosamente expresada, porque es simplemente dada en su gran principio por uno que pudo ver la inefable bienaventuranza de ella sin conocer en lo más mínimo la experiencia de su consuelo para su propia alma.
En la sabiduría de Dios, él era el hombre justo para declarar incluso al enemigo que es enteramente una cuestión de lo que Él ha obrado, de ninguna manera de las obras o los desiertos de Israel. "Ciertamente no hay encantamiento contra Jacob, ni adivinación contra Israel; conforme a este tiempo se dirá de Jacob y de Israel: ¡Qué ha hecho Dios! He aquí, el pueblo se levantará como un gran león, y levantará se levantará como un cachorro de león; no se echará hasta que coma de la presa y beba la sangre de los muertos”. (Comparar Números 24:9 )
Balac se indignó; sin embargo, decide intentarlo en otro momento. "Y viendo Balaam que agradaba a Jehová", se nos dice al principio de Números 24:1-25 , "no fue, como las otras veces, a buscar amuletos". Esto nuevamente confirma por completo la observación que se hizo en el capítulo anterior en cuanto a lo que fue a encontrar.
“No fue, como las otras veces, a buscar amuletos, sino que puso su rostro hacia el desierto. Y alzó Balaam sus ojos, y vio a Israel morando en sus tiendas según sus tribus; y vino el espíritu de Dios sobre el." Por lo tanto, cuando tenemos cualquier objeto completamente limpio ante Dios de toda cuestión de pecado, no es Su manera de descansar allí. Como sabemos, para el cristiano sigue la libertad, completamente aparte de lo que era, para entrar en el disfrute positivo tanto del lugar de bendición en el que se encuentra como de Dios mismo ahora verdaderamente conocido en Cristo.
La justificación es siempre dar cuenta de lo que éramos, aunque sacarnos de ello; pero cuando eso se ve en su totalidad, entonces podemos ir por todos los caminos de la gracia de Dios. Y aquí está. La nueva palabra de Jehová tiene otro carácter, y por lo tanto se introduce de tal manera que marca su total distinción de las palabras anteriores dadas al profeta.
“Y retomó su parábola, y dijo: Balaam hijo de Beor ha dicho, y ha dicho el hombre cuyos ojos fueron abiertos: ha dicho, el que oyó las palabras de Dios, el que vio la visión del Todopoderoso, cayendo en en trance, pero con los ojos abiertos: ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob, y tus tabernáculos, oh Israel! Es la manifiesta preciosidad del lugar de Israel lo que sacó de su boca al menos (no digo de su corazón) la expresión de la hermosa y buena condición del pueblo.
Como los valles se extienden, como huertos junto al río, como árboles de lignáloo que plantó Jehová, y como cedros junto a las aguas. El derramará el agua de sus tinajas, y su semilla será estará en muchas aguas, y su rey será más alto que Agag, y su reino será exaltado. Dios lo sacó de Egipto. En ambos casos, observarán, ya sea el lado comparativamente negativo de la justificación, o el lado positivo de la rica y gozosa bendición con la que Dios ha dotado al pueblo, tenemos su salida de Egipto.
Otro pensamiento es llamativo. Balaam no se refiere a lo que iban a ser hechos en Canaán, sino a lo que Dios vio que eran, no, lo que a él mismo se le permitió ver que eran mientras estaban en el desierto. Por lo tanto, es una imagen maravillosamente hermosa de lo que la gracia hace ahora por el cristiano y la iglesia. Porque en virtud de la redención y de la entrada de Cristo en la gloria celestial, y del Espíritu Santo enviado, a pesar de todo lo que hay en este mundo, a pesar de lo que se ha llamado justamente el estado ruinoso de la iglesia aquí abajo, tenemos derecho siempre para deleitarse en la belleza real de los hijos y la asamblea de Dios, incluso ahora.
Sin duda es una visión sólo para la fe; pero es visión no de ojos cerrados, sino de ojos abiertos, como aquí se dice. Ciertamente, no es ninguna ilusión, ninguna imaginación humana acalorada de lo que van a ser. Es lo que Dios ve, y se deleita en darnos a ver por fe, en Su pueblo aquí abajo. Por supuesto que fue Israel, pero el mismo principio es igual de cierto; No necesito decir, y realmente con mayor fuerza aún, en el caso del cristiano.
Los términos aún más fuertes, en la visión anterior de Números 24:1-25 , que Balaam usa al hablar del poder con el que Dios los investirá, llevan la ira de Balac a un punto crítico; y se golpea las manos, y dice: "Te llamé para maldecir a mis enemigos, y he aquí, los has bendecido por completo estas tres veces.
"Debemos recordar que en todo esto Balaam no fue más capaz de resistir el poder de Dios que obró sobre él y por él, de lo que el asna de Balaam pudo callar antes. No debemos suponer que hubo la más mínima medida de verdadera simpatía con lo que Dios La transacción entera fue una del poder de Dios, a pesar de todo lo que se podía hacer en contra de Su pueblo, y esto porque Dios confundiría al enemigo que recurrió al poder de Satanás para traer una maldición sobre Israel. a lo cual Dios en su gracia soberana respondió en una expresión tan grandiosa de su bienaventuranza, y desde un lugar tan inesperado.
Pero queda un esfuerzo supremo en lo que se refiere a maldecir. En consecuencia, Balac le dice ahora a Balaam que se vaya, burlándose de él con el honor y la riqueza que tenía la intención de dar, de los cuales Jehová, añade, lo había impedido. Pero el profeta no parece conquistado por el deseo de sus sobornos, ni temeroso del poder del rey. "Si Balac", dice él, "me diere su casa llena de plata y oro, no puedo ir más allá del mandamiento de Jehová, para hacer bien o mal de mi propia mente; mas lo que Jehová dijere, eso hablaré yo. Y ahora, he aquí, voy a mi pueblo; ven, pues, y te anunciaré lo que este pueblo hará a tu pueblo en los postreros días.” Realmente abarca el fin de esta era.
Así, frente a las amenazas del rey, de lo que podrían haber parecido ser sus propios intereses, Balaam, después de todo, se vio obligado a dar otra palabra concluyente de parte de Jehová, y esto sin ir al encuentro... o al encuentro de Jehová con él. Es lo que Él dijo y mandó. Aquí no sólo está el título de Shaddai (Todopoderoso), como en la profecía anterior, sino de Elion (el Altísimo), quien dispondría del mundo como Él quisiera en vista de Su juicio propuesto de la tierra de y para Su gente; y aquí el profeta habla del rey sin que se lo pidan.
Es Jehová todo el tiempo, aunque se tiene cuidado de mostrar que Él es Elohim, y en conexión apropiada Shaddai y Elion. “Y tomó su parábola, y dijo: Balaam hijo de Beor ha dicho, y el hombre cuyos ojos están abiertos ha dicho: ha dicho, el que oyó las palabras de Dios, y conoció el conocimiento del Altísimo, que vi la visión del Todopoderoso, cayendo en trance, pero teniendo los ojos abiertos lo veré, pero no ahora: lo contemplaré, pero no de cerca.
"Palabras solemnes estas que pronuncian la propia condenación del hombre de su propia alma. ¡Cuán poco fue una cuestión de voluntad o de corazón! "Lo veré, pero no ahora: Lo contemplaré, pero no de cerca: vendrá una Estrella de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set. Y Edom será en posesión, Seir será también en posesión de sus enemigos; e Israel hará proezas. De Jacob saldrá el que se enseñoreará, y destruirá lo que quede de la ciudad”.
Incluso cuando también mira a Amalec, va más allá y pronuncia la condenación segura de aquellos que habían asaltado al pueblo en el desierto. "Amalek fue el primero de las naciones, pero su fin postrero será que perezca para siempre". Luego, mirando a los ceneos, dice: "Fuerte es tu morada, y tú has puesto tu nido en una peña. Sin embargo, los ceneos serán asolados, hasta que Asiria te lleve cautivo.
"Pero ¿qué hay de la victoriosa Asiria? 'Y él tomó su parábola y dijo: ¡Ay, quién vivirá cuando Dios haga esto! Y vendrán barcos desde la costa de Chittim, y afligirán a Asiria". Por lo tanto, no importa si son potencias occidentales u orientales, si los adversarios son muchos o pocos, con qué recursos ni de qué parte. Amalek puede ser la primera de las naciones, y Asshur desea ser la última; pero la aflicción llega a Asiria ya Eber; "y él también perecerá para siempre". Es el día de Emanuel, no de David o de los Macabeos. Jehová solo será exaltado en aquel día.
Así, la intención de maldición de Balaam se convirtió en la expresión de bendición más magnífica jamás pronunciada sobre el pueblo de Dios, extendiéndose hasta los últimos días cuando Israel será exaltado bajo el Dios Altísimo, el poseedor del cielo y la tierra.
¿Quién no confiaría en tal Dios, y en tales revelaciones de Su mente y voluntad? ¿Quién no tendría confianza en Aquel que convierte al más amargo y sutil de los enemigos sólo en el más poderoso para probar lo que el pueblo de Dios es para Sí mismo, y cuán vanos son los esfuerzos de sus peores enemigos?
En Números 25:1-18 vemos un estado de cosas muy diferente entre los hombres, pero el mismo Dios sobre todos. Las trampas son colocadas por Moab bajo el consejo de Balaam, pero toda su astucia no pudo alejar a Dios de Israel. Balaam (como sabemos, aunque no se explique aquí sino en otra parte) le da al enemigo su astuto consejo, y todo al principio sale bien.
Si no pudo alejar a Dios de Israel, ¿no podría alejar a Israel de Dios? La mujer madianita se convierte en instrumento de seducción. Esta dolorosa ocasión trae ahora, no Dios haciendo que un enemigo manifieste lo que Él es para Su pueblo, sino que Finees el sacerdote despertó con santa indignación, y ejecutó juicio sobre la pareja culpable frente a una plaga que cayó sobre el pueblo en estos muy circunstancias. Por consiguiente, Finees tiene asegurado el pacto de un sacerdocio perpetuo para él y para su descendencia porque tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.
Hay después de esto ( Números 26:1-65 ) una nueva numeración de los hombres de Israel en vista de ir a la guerra. Estaban ahora en los límites de la tierra santa; y la misma gracia de Dios que tomó en cuenta a cada uno de Su pueblo cuando entraron en el desierto da evidencia de que Su amor no disminuyó, y Su interés personal fue el mismo hasta el final.
Había todo lo que podría haberlo desviado, si hubiera sido posible. Sin esto no habría habido más que la adopción del pueblo como un todo; pero aquí Él da este testimonio de lo que eran, cada uno de ellos, para Sí mismo; porque Él ama convencer a Su pueblo de Su amor inquebrantable, a pesar del fracaso de su parte.
Solo hay una observación que necesito hacer ahora sobre las personas que se enumeran aquí, pero es de gran interés, según me parece. El juicio más solemne registrado en el libro de Números fue el de Coré con su compañía en la terrible escena donde Jehová creó algo nuevo, y la tierra abrió su boca y se los tragó vivos. Los hijos de Datán, Abiram y los demás, fueron todos tragados; pero, maravilloso decirlo, había una exención.
¿Donde estaba? alguna persona particularmente fiel, que tuvo la desgracia de estar casi asociado con ellos? De nada. La excepción de la gracia estaba en la casa de los peores de ellos. Las personas que menos merecían, como hubiera pensado el hombre, estar exentas de la destrucción eran precisamente aquellas a quienes Dios reservó esta gracia especial: ¡los hijos de Coré! de Coré, el líder y organizador de la apostasía, tanto por su posición como por su conducta, ¡el más culpable de todos los demás! Los hijos de Coré fueron objeto de una liberación singularísima.
¿No es esta la verdadera gracia de Dios? Es el mismo Dios que ahora conocemos, el mismo Dios desde el principio hasta el final. La gracia no es nada nuevo para Él; pero ¿dónde puedes encontrar una muestra más fina de su poder y superioridad sobre todas las circunstancias que en la gracia distintiva que salvó de la destrucción a los hijos del contradictorio Coré, el más infame de los que habían conspirado contra los tipos de la realeza y el sacerdocio de Cristo; a saber, Moisés y Aarón? Nada puede ser más explícito que la información aquí: "La tierra abrió su boca, y se los tragó junto con Coré, cuando murió esa multitud, cuando el fuego devoró a doscientos cincuenta hombres: y se convirtieron en una señal. A pesar de los niños de Coré no murió".
Además, esta es, creo, una clave importante para el libro de los Salmos. Todo lector atento habrá notado que la segunda de las cinco divisiones de los Salmos nos da al principio salmos titulados, "Para los hijos de Coré". ( Salmo 42:1-11 ; Salmo 43:1-5 ; Salmo 44:1-26 ; Salmo 45:1-17 ; Salmo 46:1-11 ; Salmo 47:1-9 ; Salmo 48:1-14 ; Salmo 49:1-20 )* Estos significan los descendientes de los hombres en cuestión.
¿Y quiénes eran tan aptos para tener tales salmos y cánticos como los hijos de Coré? ¿Qué estado supone el segundo libro de los Salmos? Seguramente como un conjunto de días de futura apostasía y la peor tribulación por la que los judíos jamás pasarán. Es la última y más grande tribulación. Es el momento en que la masa de la nación habrá desechado por completo al verdadero Dios y rechazado Su gracia, habrá abandonado Su verdad y se perderá al perderla.
A esta prueba de fuego es a lo que se aplican estos salmos. Y sin duda lo que fue al principio de su historia se volverá a representar, y más, al final. En medio de una condición verdaderamente culpable, y en la conexión más cercana con los más culpables, Dios reservará un remanente no más seguro que los hijos de Coré en el desierto que un grupo no indigno de ese nombre, y testigos de no menos gracia de parte de Dios. Dios en la última crisis.
Estos salmos serán apropiados para aquellos moralmente en circunstancias similares, y entregados por la misma gracia de Dios. Entonces, vemos, ya sea la ley o los salmos o los profetas, ya sea el evangelio o el reino entonces, es con el Dios de toda gracia que tenemos que hacer.
*Algunos pocos siguen en el libro 3 ( Salmo 84:1-12 ; Salmo 85:1-13 ; Salmo 86:1-17 ; Salmo 87:1-7 ; Salmo 88:1-18 )
Al final de este capítulo se da cuenta de la numeración.
En el próximo capítulo ( Números 27:1-23 ) hay un incidente de considerable interés que ilustra la tierna consideración de Dios. “Entonces vinieron las hijas de Zelofehad, hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés, hijo de José: y estos son los nombres de sus hijas: Mahla, Noé , y Hoglah, y Milcah, y Tirzah.
Y se pararon delante de Moisés, y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, diciendo: Nuestro padre murió en el desierto, y no estaba en la compañía de los que se juntaron contra Jehová en la compañía de Coré; pero murió en su propio pecado, y no tuvo hijos. ¿Por qué el nombre de nuestro padre ha de ser borrado de entre su familia, porque no tiene hijo?" No quedó ningún hijo.
Este era un caso que aún no se había presentado; pero como vemos las hijas de Zelofehad contaban con Dios, y no en vano. Es imposible que Dios sea como el hombre pobre, que dice: "Esperas más bien del que estoy dispuesto a darte". Dios no podría dar tal respuesta. Siempre da más. Cualquiera que sea la petición de fe, la respuesta de la gracia nunca deja de ir más allá. Y así las hijas de Zelofehad tienen asegurado su lugar en la bondad de Dios, aunque fuera de la rutina habitual de la ley.
Además, después de esto, Jehová le da a entender a Moisés que suba al monte Abarim y vea la tierra, y él será reunido con su pueblo. Esto lleva también al nombramiento de otro. Hay que notar esto en el nombramiento de Josué, que no menos que Moisés es un tipo de Cristo, pero con una clara diferencia entre los dos. Josué presenta al Capitán de la Salvación, y este responde a Cristo; pero ya no es Cristo según la carne: Él no es visto como un Mesías judío, por bendito que sea.
Porque Cristo es mucho más que el Mesías. Después de su rechazo en la tierra, cuando ya no se trata de la presentación a Israel como su Rey, Cristo actúa entonces en el poder del Espíritu Santo, ya no estando presente en forma corporal. Josué representa esto. Es Cristo, sin duda, pero Cristo actuando en el poder del Espíritu, no Cristo en carne relacionado con las promesas y las esperanzas de Israel.
Este tipo es lo que vemos aquí; se desarrolla en detalle en otra parte. Pero ni siquiera una característica debe pasarse por alto. Cuando Moisés dirigía al pueblo, actuaba solo; pero cuando Josué los guía, se dice: "Él estará delante del sacerdote Eleazar, quien consultará por él después del juicio de Urim delante de Jehová". ¿Cómo se aplica esto a Cristo? Puede parecer una dificultad, pero en realidad confirma la aplicación que se acaba de hacer; porque sabemos que, mientras el pueblo es conducido a tomar posesión de la tierra santa, su privilegio ahora es cruzar el Jordán y entrar en aquellas bendiciones con las que son bendecidos en los lugares celestiales.
Obsérvese entonces que aquí está la conexión de Cristo actuando así por el Espíritu con su posición como Sacerdote. Al mismo tiempo que estamos entrando en nuestras bendiciones celestiales por el poder del Espíritu, también tenemos a Cristo como Sacerdote en la presencia de Dios. Con Moisés no encontramos tal estado de cosas. Nunca se le dijo que se parara frente al sacerdote. Aarón podría hablar en lugar de Moisés, porque podía hablar bien.
Desempeñó otros deberes, pero nada en absoluto que responda a esto: tan admirablemente vela Dios y forma y modela todos estos tipos para imprimir la verdad completa en nuestras almas. En el caso de Cristo, por supuesto que Él mismo era la cabeza de la iglesia, para obrar por el Espíritu de Dios en nosotros; pero además Él es el gran Sumo Sacerdote. Une las dos funciones. Deben ser necesariamente dos individuos diferentes en el tipo, pero el gran Antitipo los combina.
En Números 28:1-31 ; Números 29:1-40 tenemos una exposición algo difícil y ciertamente muy diferente de las fiestas y sacrificios de lo que encontramos en otros lugares. Pero todo es fácil para aquellos que tienen presente el tema distintivo del libro.
No es meramente, como se notó, una peregrinación a través del desierto. Esto es, pero también comprende la tierra. En suma, la tierra es el escenario; y para nosotros el desierto. Pero la tierra no será siempre el desierto. Esta es una observación importante que hacer para entender Números. Porque viene un tiempo cuando lo que ahora es un desierto sin duda seguirá siendo la tierra para el pueblo de Dios en él, pero ya no será el lugar accidentado de prueba y dolor que es ahora. Si nos aferramos a este hecho, la aplicación de estos dos Capítulos se hará más fácil.
En primer lugar tenemos la ofrenda general. Está el olor fragante de Cristo que surge continuamente, en el cual Dios considera a su pueblo en la tierra. Es el Cordero de Dios quien inviste todo lo que es Suyo con Su propia aceptación ante Dios. Esto es lo que se quiso decir con los corderos diarios, pero hay mucho más que esto. Está dicho: "Y en el día de reposo, dos corderos de un año sin mancha, y dos décimas de gajos para una ofrenda de comida.
Esto claramente continúa con el descanso de Dios, del cual el sábado es siempre la figura bien conocida. Cuando llegue, la única diferencia será que el testimonio del valor de Cristo será más ampliamente difundido y más completo. Dios nunca fallan en hacer que el testimonio del olor grato de Cristo se eleve ante Él. El cristianismo lo ha sacado a relucir en lo más profundo, pero entonces es algo que sólo conoce el creyente por un lado, y Dios por el otro.
Pero cuando el día de reposo amanezca sobre la tierra, el verdadero día de reposo de Jehová en todo su significado, habrá un testimonio público de él por todo el mundo que no se puede equivocar. Esto parece referirse a la duplicación del cordero. Es la idea del reposo de Dios contrastada con el tiempo de trabajo que precede al reposo (como, por ejemplo, en el tiempo presente). “Queda, pues, un descanso (o la observancia del sábado) para el pueblo de Dios.
“Aún no ha llegado el tiempo del verdadero descanso. Fíjense, no significa el descanso que tenemos para nuestras almas por la fe. la conciencia y el corazón, pero este no es el significado de Heb.4, sino el reposo de la gloria para el pueblo de Dios y para el mundo, cuando habrá este testimonio difundido.
Luego viene "los comienzos de tus meses". Esto es peculiar de Números, ya que no se encuentra en ningún otro libro del Pentateuco. La razón parece ser que está esencialmente relacionado con los tipos de Israel en el desierto, sus experiencias y cambios como pueblo en la tierra "En los comienzos de vuestros meses", es decir, en la luna nueva, cuando resplandecía de nuevo. de lo que se había desvanecido. Tal tipo de ninguna manera se adapta a la iglesia que es llamada durante la oscuridad de Israel después de que la luz se apaga y antes de que brille de nuevo.
“Y al principio de vuestros meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, y un carnero, siete corderos de un año sin mancha,” con sus correspondientes ofrendas y libaciones. Está representada aquí la mayor forma de exponer a Cristo ofrecido a Dios en el novillo, con la idea de energía de devoción a Dios, y esto también en esa adecuación de testimonio que representa el "dos".
Las ovejas o las formas inferiores indican, supongo, Cristo apreciado en menor medida. El becerro es la máxima apreciación de Cristo. Aquellos que lo habían despreciado durante tanto tiempo ahora lo reconocerán con un fervor mucho mayor debido a su desprecio anterior. El Señor bondadosamente se da cuenta de esto. El carnero es tipo de Cristo como ofrenda de consagración a Dios; aquí no es más que un débil testimonio de "un carnero". Los "siete corderos" significan la plenitud del olor grato de Cristo ante Dios. También existe, como sabemos, la necesaria ofrenda por el pecado.
Pero ahora llegamos a las fiestas. En el día catorce del mes primero se conmemora la pascua, donde tenemos, como se dice, dos becerros, exactamente la misma provisión que estaba dispuesta para el comienzo de los meses, las lunas nuevas. Además, en el caso de la fiesta de las semanas, "en el día de las primicias, cuando ofreciereis una nueva ofrenda de cereal a Jehová" (la ofrenda pentecostal), hay un tipo similar.
“Pasadas vuestras semanas, tendréis santa convocación; ningún trabajo servil haréis, sino que ofreceréis holocausto en olor grato a Jehová: dos becerros, un carnero, y siete corderos de un año ."
Lo que resalta la verdad más claramente es el cambio que encontramos al descender al séptimo mes. Este es el tipo reconocido de lo que concierne distintivamente a Israel. Israel convocado y llevado a la bendición de Dios. Aquí vemos la diferencia muy marcada; porque no se afirma sino "un novillo, un carnero y siete corderos de un año sin defecto". Carece de la plenitud del testimonio de la gracia que se extendió tanto a los gentiles como a los judíos.
No es más que un único testimonio de la gracia que Dios está a punto de mostrar a su pueblo Israel. Puede incluir la forma más grande de apreciación, pero aun así es solo un testimonio parcial de la gracia. No hay más que un novillo que no son los dos encontrados en el caso anterior. Así que de nuevo el día de la expiación tiene exactamente la misma figura: "El día diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; no haréis en ella obra alguna, sino que ofreceréis holocausto". ofrenda a Jehová en olor grato, un novillo, un carnero, y siete corderos de un año".
Pero después de unos días, se presenta ante nosotros un tipo muy diferente. “El día quince del mes séptimo tendréis santa convocación; ninguna obra servil haréis, y haréis fiesta solemne a Jehová por siete días; y ofreceréis holocausto, ofrenda encendida, de olor grato a Jehová, trece becerros”. Ahora seguramente esto es muy notorio. ¿Por qué tal cambio? No hay nada como eso antes.
Es solo cuando llegamos a la fiesta de los tabernáculos que aparece este cambio repentino. Ante esto escuchamos en ciertas circunstancias de dos novillos o un novillo: aquí hay trece. ¿Por qué trece? ¿No tenía esto la intención de ejercitar nuestro pensamiento espiritual en cuanto a la verdad de Dios? ¿No debemos inferir que es casi la expresión más completa de Cristo conocida en la tierra? Ya no son los tratos preparatorios.
El primero y el décimo día del mes significan los caminos preparatorios de Dios para traer al pueblo judío de vuelta a su posición de testigo de la gloria de Cristo en el milenio. Pero ahora están en esa posición, no en los procesos preliminares, por así decirlo, con Dios guiándolos gradualmente. Por eso ahora leemos: "Ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida, de olor grato a Jehová, trece becerros, dos carneros, y catorce corderos de un año.
"El trece parece significar que está casi completo, y es la forma más completa de expresarlo; porque claramente dos sietes serían la expresión más completa de esto. Trece es solo un poco menos que esto; la figura se acerca a la perfección al máximo. Tal es el tipo del milenio entre las fiestas El milenio puede no ser la perfección, pero estará indefinidamente cerca de él.
Esta fiesta nos da una noción real de ese gran día. Es falso que no habrá pecado en la era venidera. Al mismo tiempo, el pecado será bastante excepcional. Habrá un gran efecto producido en honor a la obra del Señor Jesús. La reconciliación de todas las cosas según Cristo y por Su cruz se mostrará de una manera no completa. Esto es lo que aquí representa la fiesta.
Pero en los detalles de esta fiesta se da evidencia de otro hecho notable. Parecería que no se conserva adecuadamente el sentido de la gracia del Señor a lo largo del milenio. ¡Pobre de mí! esa era exhibirá síntomas de decadencia, como sabemos por otros lugares que al final habrá un gran estallido de rebelión cuando Satanás sea liberado por un tiempo. Sólo ha habido un testigo fiel.
Incluso en el milenio, cuando Satanás ya no tienta, se encontrará el hecho solemne de que no se sostiene el poder del testimonio con el que comenzaron. Por lo tanto, como vemos, esta fiesta representa toda la escena del día del milenio. Se dice que al día siguiente, el segundo día, "ofreceréis doce becerros"; y de nuevo al tercer día once becerros; y de nuevo en el cuarto día diez becerros; y el quinto día nueve becerros, y así decreciendo.
Seguramente todo esto no sólo tiene un significado, sino que el significado apunta al hecho de que no habrá el sostenimiento de la misma devoción que al principio. Sin embargo, el propósito de Dios nunca falla. Por lo tanto, encontramos que en el octavo día "ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida, de olor grato a Jehová, un becerro, un carnero y siete corderos". El octavo día no nos trae aquí más que un solo testigo, indicando lo que había fuera de la tierra.
Puede parecer extraordinario a primera vista que el octavo día sea menor que los siete días. Durante los siete días el número nunca descendió tanto como a un toro. Pero la razón parece ser esta, que en Números tenemos el testimonio y el servicio de Cristo en la tierra y, en consecuencia, no más que un testimonio de lo que está fuera y sobre la tierra. Señala otra escena celestial, que no era propiamente el tema del libro. Por lo tanto, no es más que un testigo solitario de las cosas celestiales, no su introducción en el poder.
En Números 30:1-16 hay otra y muy diferente exhibición de la verdad de Dios. Es una cuestión de diversas relaciones. Aquí nos encontramos con un principio muy bendito. El orden de relación depende de aquel con quien estamos relacionados. Es Él quien gobierna. No es el arreglo de Dios en estos asuntos hacer descansar el peso sobre el más débil, que está en el lugar de responsabilidad, sino sobre el superior, de quien se espera que tenga fuerza y sabiduría.
El primer caso del cual leemos en el capítulo es: "Si alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra, hará conforme a todo lo que hubiere de su boca." ¿No sabemos quién es? Conocemos a Aquel que nunca necesita recordar una palabra: de hecho, no hay otro. Su palabra permanece, podemos confiar en ella sin temor.
Pero no es así con la mujer, el vaso más frágil. “Si la mujer hiciere también voto a Jehová, y se obligare con obligación estando en casa de su padre en su mocedad, y su padre oyere su voto, y la obligación con que ella ha ligado su alma, y su padre retendrá su paz a ella; entonces todos sus votos serán firmes, y todo lazo con que ha ligado su alma será firme”. Esta es nuestra posición, como lo fue la de Israel.
Ocuparon el lugar de la mujer según el tipo de este capítulo, ya que el hombre era Jehová-Mesías, sin duda, en toda su importancia. Pero fue Jehová quien habló, y sus palabras permanecieron; Jehová-Mesías era el infalible de Israel. Muchas palabras temerarias dijeron; muchos votos tontos hicieron. ¿Cómo trató a todos? En dos maneras. Él actuó en el poder de Su propia gracia, y por lo tanto rechazó lo que estaba mal, no vinculando el voto necio a ella que habló tan imprudentemente con sus labios.
Permitió que sus palabras pasaran, que se rompieran, que no tuvieran ninguna eficacia vinculante. ¡Qué bondadoso es el Señor! Por otra parte, actuando con Su sabiduría gubernamental, Él podría permitir que la insensata probara su propia insensatez; y así lo hizo. Esto también ha sido cierto para Israel. Él ha permitido que Su pueblo sienta las consecuencias de lo que dijo en su orgullo. Pero seguramente llegará el día en que Él actuará en la plenitud de Su gracia, y todo lo que es insensato será como si no se oyera, no se registrara y se borrara para siempre.
Lo mismo es cierto, visto en otra relación. Suponiendo que no fuera un padre con un hijo, sino un marido (versículos 6-8): en este caso todo dependía del marido. Cuán perfectamente se aplica esto, ya sea que mires a Israel o a la iglesia, no necesita extenderse. Toda nuestra bienaventuranza depende de Aquel a quien pertenecemos. Al mismo tiempo, en Su gobierno, Él puede permitirnos sentir nuestra propia falta de sabiduría y de esperar en Él.
Por otro lado, donde oímos de una viuda o de un divorciado, claramente es una persona fuera de relación, y ahí queda todo (versículo 9). Pero esta no es la relación del cristiano o de la iglesia, si creemos en las escrituras. Israel puede ser viuda, y también puede ser vista como divorciada, pero nunca la iglesia, la novia de Cristo. Para nosotros sabemos que el matrimonio es aún futuro; y tal es la forma en que las Escrituras lo ven.
Así veis que el poder de la gracia plena permanece en las manos de nuestro Esposo. Tenemos la posición de hijos, y nuestro Padre, por lo tanto, actúa en la plenitud de su amor. Tenemos el lugar de ser la novia, pero aún no casada. Descansa en Sus manos para usarlo en perfecta gracia. No es así con Israel. Por tanto, encontramos otro caso de doble trato por parte de Jehová una severidad por un lado que no olvida su necedad, sino que la juzga; y por otro lado la plena misericordia al remitir según su propio amor. Jehová, como ha ejecutado a uno, seguramente exhibirá al otro.
En Números 31:1-54 , sobre el cual puedo decir muy pocas palabras, tenemos un bendito principio al que ya se aludió brevemente, pero ahora se pone en práctica. Vimos que Balaam no podía separar a Dios de Israel. Vimos que, de hecho, separó hasta cierto punto a Israel de Dios. Dios no podía permitir que Su siervo muriera antes de ver esta desgracia completamente borrada.
¿Cómo se hizo esto? "Venganza", dice Jehová, "los hijos de Israel de los madianitas, después serás reunido con tu pueblo". No hubiera sido adecuado a la gracia de Dios hacia su siervo dejar un pensamiento doloroso en su corazón ahora que estaba a punto de ser reunido con sus padres o de dormirse. “Y habló Moisés al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra los madianitas, y venguen a Jehová de Madián.
¿No es esto perfección? Cuando Jehová habló, le dijo a Su siervo que vengara a los hijos de Israel de los madianitas; pero cuando Moisés habló, les dijo que vengaran a Jehová de los madianitas. ¿Cómo exactamente Jehová asegura Su propia gloria, y en gracia Jehová pensó en los hijos de Israel, y los hijos de Israel pensarían en Jehová.Era un interés común Jehová e Israel tenían en el corazón una y la misma cosa.
De hecho, esta fue la verdadera y poderosa gracia de Dios, que revirtió por completo lo que se veía que el pecado del hombre había logrado. Al caer bajo el poder del lazo, podría haber parecido que debían ser separados de Jehová. Pero no; el eslabón debe estar remachado, para nunca romperse.
En consecuencia, la expedición no requirió ninguna gran fuerza: no se trataba de tener todo Israel reunido ahora. Un cuerpo pequeño sería suficiente. Debe ser una compañía selecta, no los elegidos más valientes como tales, pero algunos de cada tribu deben tener parte en ella. Se trata de vengar a Jehová de los madianitas, y las tribus lo repartirían entre ellos por partes iguales. Cualquier cosa que tendiera a traer a Israel como un todo derrotaría esta identificación con Su nombre al darles prominencia, incluso si no tuviera la apariencia de un sentimiento nacional o una venganza personal.
Tampoco debe serlo ahora; todo debe hacerse santamente en Su nombre. Debe ser la venganza de Jehová. En consecuencia, por lo tanto, se ordena de manera sagrada, así como con un grupo selecto de cada tribu. "Y fueron entregados de los millares de Israel, mil de cada tribu, doce mil armados para la guerra" un cuerpo comparativamente pequeño para hacer frente a un pueblo formidable. "Y Moisés los envió a la guerra, mil de cada tribu, a ellos y" ¿a quién? ¿Un capitan? algún capitán elegido? Josué? No; Finees, hijo del sacerdote Eleazar, a la guerra, con los instrumentos sagrados, y las trompetas para tocar en su mano.
"El líder debe ser santo, y sin falta de instrumentos santos. Las trompetas deben estar allí para los oídos de Jehová así como para los de Israel. No se puede dudar del resultado; y de inmediato se nos presenta el resultado de la pelea.
Además, vemos que Jehová establece los más sanos principios en cuanto a la división del botín. Se hace una cierta reserva. El principio es este, que Israel no podía usar nada que no pasara por el fuego. Todo para ellos debe pasar por el juicio escrutador de Dios. Además, la gente que no había luchado tendría su parte, así como los que sí lo habían hecho. Estaba reservado para David decidir que todos debían compartir por igual. Esta ordenanza esperó otro día. Pero aquí no fue según la plena gracia de ese día. Fue una temporada de bondad, y nada más.
Del próximo capítulo ( Números 32:1-42 ) parecería que esta misma victoria sugirió un pensamiento apresurado a los jefes de algunas tribus de Israel. Les gustó extraordinariamente la tierra que fue conquistada, y desearon permanecer en el lado equivocado del Jordán. Moisés se entristeció por esto. Sin embargo, después de consultar, les cede; sólo él insiste en que deben ayudar a sus hermanos.
Mientras tanto, cualquiera que sea la asignación que hayan escogido para sí mismos (y ciertamente deben demostrar cuán imprudente es elegir así, en lugar de aceptar la elección de Jehová), deben, no obstante, compartir los conflictos del pueblo de Canaán.
Números 33:1-56 da testimonio de otra y hermosa verdad, el recuerdo de Jehová de todo el pasado, de todas nuestras andanzas, de todas las escenas de dificultad por nuestra debilidad, y peor aún en ocasiones también, de juicios solemnes. Y aquí lo tenemos ensayado. Fue bueno pensar en Sus caminos con ellos, bueno para aquellos que estaban a punto de entrar en una nueva escena para mirar hacia atrás en cada paso del viaje.
Está, por tanto, lejos de ser un capítulo sin importancia o, como podría parecer a la superficie, una mera lista seca de nombres. No hay parte de las Escrituras que no tenga un propósito tanto divino como moral.
El siguiente capítulo ( Números 34:1-29 ) presenta a las personas que debían dividir la herencia. Esto introduce en Números 35:1-34 la singular institución de las ciudades levíticas, algunas de las cuales estaban reservadas para los que pudieran haber sido culpables de derramamiento de sangre.
Si se hace con premeditación de malicia, no podría haber refugio para el perpetrador en tal asilo. Sólo podían servir como prisión de donde debía ser llevado y juzgado a su debido tiempo. Pero había muchos casos en los que podía sobrevenir la muerte en los que no había malicia. Por un lado, Dios no tomaría a la ligera el derramamiento de sangre; por el otro, no mezclaría a los inocentes con la clase de los asesinos.
Luego, el capítulo expone de manera vívida lo que siempre estuvo ante los propios ojos de Dios: el acto venidero de culpabilidad por sangre, y los tratos divinos con Israel con respecto a ello. No necesito decir muchas palabras sobre esto. Israel se ha manchado con sangre y está acusado ante Dios de matar a su propio Mesías. La gracia de Dios actúa, y el juicio de Dios también. Ambos son verdaderos, y ambos verdaderos de Israel.
Como hubo quienes lo mataron voluntariamente, así han llevado su juicio y lo harán aún más. Pero hubo aquellos por quienes la gracia rogó, y ciertamente no sin respuesta; porque Aquel mismo cuya sangre fue derramada clamó a Dios desde la cruz en intercesión por ellos: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". ¡Qué poderoso y qué maravilloso el cómputo de la gracia! A esto respondió el Espíritu de Dios cuando indujo a Pedro a decir: "Sé que por ignorancia lo hicisteis, como también vuestros gobernantes.
"Y así hubo aquellos que encontraron no sólo refugio, sino que habiéndolo encontrado están allí guardados por Dios. Más aún: en cierto sentido providencial se aplica incluso a aquellos que no fueron sacados del lugar del judío al del cristiano. , que último no aparece aquí, porque Él no tendría la membresía del cuerpo de Cristo así anticipada.
Pero tenemos un tipo importante del lugar del judío en la tierra. El hombre que estaba albergado en la ciudad de refugio, a causa de la mancha de sangre, que en lugar de ser condenado a muerte por ello encontró allí una morada temporal, esperaba con ansias el tiempo en que podría regresar. Esta limitación a su estancia se da aquí. Sólo aparece en el libro de Números. El matador (se dice) "permanecerá en él hasta la muerte del sumo sacerdote, que fue ungido con el óleo santo.
Mas si el homicida en algún tiempo pasare fuera de los límites de la ciudad de su refugio, adonde había huido; y el vengador de sangre lo halle fuera de los límites de la ciudad de su refugio, y el vengador de sangre mate al homicida; no será culpable de sangre: porque debió permanecer en la ciudad de su refugio hasta la muerte del sumo sacerdote; pero después de la muerte del sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión”
Esto queda para Israel. Ese pueblo es el asesino de sangre ahora en la ciudad de refugio. Mientras Cristo esté ejerciendo Su sacerdocio según el tipo del que aquí se habla, mientras Él sea el Sacerdote ungido que "vive siempre para interceder" en la presencia de Dios, mientras el homicida debe permanecer fuera de la tierra de su posesión. El judío nunca regresará como acreditado por Dios mientras Cristo ejerza Su sacerdocio como ahora dentro del velo rasgado en lo alto.
Pero sabemos bien que nuestro Señor Jesús va a volver otra vez. Sabemos, pues, que Él va a poner fin a la forma* en la que ahora ejerce Su sacerdocio, que típicamente se representa por la muerte del sumo sacerdote que era ungido con aceite. La muerte del sumo sacerdote real de ese día tipifica el final de ese carácter de sacerdocio en el que nuestro Señor actúa ahora.
* Hebreos 7:24 podría parecer chocar con esto; pero no es tan cierto porque como nadie pone en duda que Cristo continúa para siempre, así el apóstol afirma que su sacerdocio no puede ser transferido, como el de Aarón, de padre a hijo. Tiene el sacerdocio intransmisible (ἀπαράβατον). Es una negación de la transferencia sucesiva, no del cambio de forma según Su gracia y sabiduría en la era venidera.
Así es que, cuando el Señor ya no cumpla el tipo de Aarón detrás del velo, cuando salga como el gran Melquisedec, no habrá un terreno nuevo sino una nueva forma y carácter de Su sacerdocio, no más como ahora intercesión fundada sólo en la sangre, pero que corresponde a la producción del pan y del vino, como sacerdote del Dios Altísimo, poseedor del cielo y de la tierra (el nombre milenario de Dios). Cuando llegue ese día, el homicida ya no requerirá ser protegido en la ciudad de refugio, sino regresar a la tierra de su heredad.
En Números 36:1-13 tenemos un punto más que cierra el relato de las hijas de Zelofehad. Así como el primero notificaba honraba su fe, así éste actúa como guardia y pone orden en el asunto, asegurando la gloria de Dios pero evitando la confusión entre los hombres; porque las tribus de Israel deben ser debidamente guardadas.
Por un lado, era conforme a la bondad de Dios que las hijas heredaran si no había hijo; por otro lado, no podía permitirse que la herencia pasara de la tribu de sus padres. Este fue provisto contra aquí como lo fue el otro antes. Así, todo el libro abunda desde el principio hasta el final con la prueba reiterada, continua y perfecta del cuidado amoroso de Dios por su pueblo en la tierra.