Salmo 9:1-20
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El remanente piadoso. El inicuo y sus seguidores (9-15)
1. La alabanza del Altísimo ( Salmo 9:1 )
2. Liberaciones y glorias milenarias ( Salmo 9:3 )
3. Oración por la intervención divina: la visión de la fe ( Salmo 9:12 )
Salmo 9:1 . El Salmo 9-15 continúa la gran historia profética. Una vez más, el remanente piadoso está ante nosotros y en esta sección también se revela el inicuo, el hombre de pecado. La primera parte de este Salmo es una visión profética de lo que será en la tierra, cuando venga el Hijo del Hombre y cuando todas las cosas le sean sujetas.
Se celebra su triunfo. No dudamos que lo que está escrito aquí será el consuelo de esa compañía de judíos creyentes al final de la era mientras anticipan con fe lo que será cuando venga el Rey. Pero cuánto más nosotros, su pueblo celestial, deberíamos alabarle y declarar sus maravillas en gracia.
Salmo 9:3 . Lo que significará cuando el Señor reine se dice en estos versículos. Sus enemigos serán derrotados; Él reprende a las naciones y destruye a los impíos; Él juzga al mundo con justicia y es un refugio para su pueblo. El Señor morará en Sion, Israel cantará alabanzas y se convertirá en testigo entre las naciones.
Salmo 9:13 . Hasta el versículo anterior vimos los gloriosos resultados para Israel cuando venga el Hijo del Hombre. Pero eso aún no ha llegado. La fe lo comprende. En el versículo 13 escuchamos la voz de súplica de aquellos que con fe esperan las promesas, pero que sufren en medio de las pruebas de los últimos días de la era.
Son odiados y sufren y anhelan proclamar alabanzas en Sion. Luego, una vez más, la visión de fe de lo que debe suceder pronto a las naciones y a los impíos (15-18). La súplica "Levántate, oh SEÑOR", es la oración por Su gloriosa manifestación.
Este Salmo y el siguiente están unidos por las letras del Alfabeto (en hebreo). Se usan diez letras en este Salmo y cinco en el siguiente. Se eliminan seis letras en esta composición alfabética. La irregularidad puede explicarse como en armonía con el tiempo de la tribulación cuando todo en la tierra está roto y descoyuntado.