Hebreos 1:1-14
1 Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas,
2 en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por medio de quien, asimismo, hizo el universo.
3 Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando hubo hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
4 Fue hecho tanto superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos.
5 Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy; y otra vez: Yo seré para él, Padre; y él será para mí, Hijo?
6 Otra vez, al introducir al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.
7 Y de los ángeles dice: Él hace a sus ángeles vientos, y a sus servidores llama de fuego;
8 mientras que del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos; cetro de rectitud es el cetro de tu reino.
9 Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con aceite de alegría, más que a tus compañeros.
10 Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos.
11 Ellos perecerán, pero tú permaneces; todos ellos se envejecerán como un vestido.
12 Como a manto los enrollarás, y serán cambiados como vestido. Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.
13 ¿Y a cuál de sus ángeles ha dicho jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
14 ¿Acaso no son todos espíritus servidores, enviados para ministrar a favor de los que han de heredar la salvación?
LA MAYOR DE TODAS LAS REVELACIONES NOS ES DADA AHORA EN EL HIJO DE DIOS, QUIEN ES MAYOR QUE LOS ANGELES Y QUIEN, HABIENDO TERMINADO LA REDENCION, ESTA ENTRONIZADO A LA DIESTRA DE DIOS. El autor, aunque no firma su nombre, era bien conocido a los destinatarios (13:19). Para las pruebas de que Pablo era el autor, véase mi Introducción. En el método paulino, la exposición del tema y la división anteceden a la discusión; y en la conclusión, la porción práctica sigue a la doctrinaria. El ardor de espritu en esta Epístola, como en la Primera de Juan, que se lanza al corazón de la discusión (sin inscripción preliminar de nombre y de salutación), con tanto más efecto impresiona a los oyentes. Debe fecharse la carta mientras estaba el templo en pie, antes de su destrucción en el año 70 d. de Cristo; algo antes del martirio de Pedro, quien menciona esta carta de Pablo (2 Pedro 3:15); en una época cuando muchos de los primeros oyentes del Señor ya estaban muertos.
1. muchas veces—El griego: “en muchas porciones”. No todo fué revelado a cada uno de los profetas, sino que uno recibió una porción de la revelación y otro otra. A Noé fué revelada la región del mundo a que pertenecería el Mesías; a Jacob, la tribu; a David e Isaías, la familia; a Miqueas, la aldea de la natividad; a Daniel, el tiempo preciso; a Malaquías, la venida del precursor y el segundo advenimiento; por medio de Jonás, su entierro y su resurrección; por Isaías y Oseas, la resurrección. Cada uno conoció en parte; pero cuando lo perfecto hubo venido en el Mesías, lo que era en parte fué quitado (1 Corintios 13:12). en muchas maneras—es decir, por sugestiones interiores, por voces audibles, por Urim y Thumim, sueños y visiones. “El fué visto de un modo por Abrahán, de otro modo por Moisés, de otro por Elías; Isaías, Daniel y Ezequiel percibieron diferentes formas” [Theodoreto] (Compárese Números 12:6). Las revelaciones del Antiguo Testamento fueron fragmentarias en sustancia, y múltiples en forma; la misma multitud de profetas demuestra que profetizaron sólo en parte. En Cristo, la revelación de Dios es plena: no en variables tonos de diversos colores, sino él mismo es la pura luz que confunde en su propia persona todo el espectro “el esplendor de su gloria”). hablado—la expresión usual que emplea un judío al dirigirse a judíos. Así Mateo, judío que escribe en especial para judíos, cita las escrituras, no con la fórmula, “Está escrito”, sino con el “Dijo …” en otro tiempo—en tiempos idos. Desde Malaquías, el último de los profetas del Antiguo Testamento, por cuatrocientos años no se había levantado profeta, a fin de que el Hijo fuese tanto más objeto de expectativa. [Bengel]. Como Dios (el Padre) está presentado aquí como quien habló, así Dios el Hijo en el 2:3, y Dios el Espíritu Santo en el 3:7. los padres—los padres judaicos. Los judíos de días anteriores (1 Corintios 10:1). por el Hijo—El Griego, en un Hijo. Un rey mortal habla por medio de su embajador, no (como el Rey de reyes) EN su embajador. El Hijo es la última y la más sublime manifestación de Dios (Mateo 21:34, Mateo 21:37); en él mora corporalmente no meramente una medida, como en los profetas, sino la plenitud del Espíritu de Dios (Juan 1:16; Juan 3:34; Colosenses 2:9). Así contesta él a la objeción que los judíos sacaron de sus profetas. Jesús es el fin de toda la profecía (Apocalipsis 19:10), y de toda la ley de Moisés (Juan 1:17; Juan 5:46).
2. En estos postreros días—En los manuscritos más antiguos el griego reza: “En la última parte de estos días”. Los rabinos dividían la cronología en “este siglo” (edad, o mundo) y “el siglo venidero” (Juan 2:5; Juan 6:5). Los días del Mesías fueron el período de transición, o la “última parte de estos días” (en contraste con “en otros tiempos”), el fin de la dispensación existente y el principio de la final, de la cual la segunda venida de Cristo será la culminación gloriosa. por el Hijo—el griego: “en (su) Hijo” (Juan 14:10). El verdadero “Profeta” de Dios. “Su majestad es manifestada: (1) Absolutamente por el mismo nombre de “Hijo” y por tres gloriosos predicados: “Al cual constituyó”, “por el cual hizo el universo”, y “se sentó a la diestra de la majestad en las alturas”: así se describe su curso desde el principio hasta que él llega a su meta (Juan 1:2). (2) Relativamente, en comparación con los ángeles (Juan 1:4); la confirmación de esto sigue, y el mismo nombre de Hijo se prueba (en el 1:5); por su condición de heredero (1:6-9); la creación de los mundos por él (1:10-12); el sentarse a la diestra de Dios (1:13, 14);. El ser hecho heredero sigue de su estado de Hijo, y precede la creación por él de los mundos (Proverbios 8:22; Efesios 3:11). Como el primogénito es el heredero del universo (v. 6), el cual él creó instrumentalmente según el 11:3, donde la frase “por la Palabra de Dios” corresponde con “por el cual” (el Hijo de Dios) aquí (véase Juan 1:3). Cristo fué constituído (en el eterno consejo de Dios) para el oficio de la creación; y el universo así creado le fué asignado a él como un reino. El es “heredero de todas las cosas” por el derecho de la creación, y en especial por el derecho de la redención. La promesa hecha a Abrahán de que él sería heredero del mundo tuvo su cumplimiento, y lo tendrá aún más plenamente en Cristo (Romanos 4:13; Gálatas 3:16; Gálatas 4:7). el universo—el mundo inferior y el superior (Colosenses 1:16). Es decir, siglos o edades, con todas las cosas y las personas que les pertenecen; el universo, inclusive todo el espacio y las eras cronológicas y todo lo existente, tanto material como espiritual. El griego presupone que Dios no sólo constituyó a su Hijo heredero de todas las cosas antes de la creación, sino que también por medio de él hizo el universo. El cual siendo—por el ser preexistente y esencial. resplandor de su gloria—“Luz de (parte de) luz”. [Credo Niceno]. ¿“Quién es tan fatuo como para dudar el eterno ser del Hijo? Pues ¿cuándo se ha visto luz sin refulgencia?” [Atanasio contra Ario, Oratatio, 2]. “El sol nunca se ve sin su efulgencia, ni el Padre sin el Hijo”. [Teofilacto.] Por cuanto él es el resplandor … y por cuanto él sustenta … por tanto se sentó a la diestra … Fué un retorno a su gloria divina (Juan 6:62; Juan 17:5). la imagen misma—impresión grabada. Pero velada en la carne.
“Del Sol de Dios el resplandor
¿quién lo podrá mirar?
de su Hijo empero el fulgor
podemos contemplar”.—2 Corintios 3:18.
de su sustancia—Griego, “de su esencia sustancial”; hypóstasis. sustentando todas las cosas—del universo. Véase Colosenses 1:15, Colosenses 1:17, Colosenses 1:20, que exponen en orden los tres hechos de este texto. con la palabra—Por tanto el Hijo de Dios es una persona, porque tiene la papalabra. [Bengel]. Su palabra es la palabra de Dios (Colosenses 11:3). de su potencia—“La palabra” es la pronunciación que procede del poder del Hijo y le da expresión al mismo. la purgación—griego, la purificación … de pecados, es decir, por su propiciación, que cubre la culpabilidad del pecado. “Nuestros” se omite de los manuscritos más antiguos. El pecado es la gran inmundicia a los ojos de Dios, de la que efectuó la purgación por su sacrificio. [Alford]. Nuestra naturaleza, cargada de culpa, no podría—si nuestro gran sumo Sacerdote no hubiese rociado el propiciatorio celestial con su sangre de expiación—entrar en contacto inmediato con Dios. Ebrard dice: “La mediación entre el hombre y Dios, que estaba presente en el lugar santísimo, se revelaba en tres formas: (1) En los sacrificios (típicas expiaciones por la culpa); (2) En el sacerdocio (los agentes de estos sacrificios); (3) En las leyes levíticas de la pureza (Se alcanzaba la pureza levítica, en forma positiva, mediante el sacrificio, y en forma negativa, evitando la contaminación levítica, pudiendo así el pueblo entrar en la presencia de Dios sin morir; Deuteronomio 5:26)”. por sí mismo—frase omitida de los manuscritos más antiguos. se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas—en cumplimiento del Salmo 110. El sentarse el Hijo a la diestra de Dios fué por el acto del Padre (Deuteronomio 8:1; Efesios 1:20). Nunca se refiere a su estado preexistente de igualdad con el Padre, sino siempre a su estado de exaltación gloriosa como el Hijo del hombre después de sus padecimientos, y como mediador a favor del hombre en la presencia de Dios (Romanos 8:34): una relación para con Dios y nosotros que está por terminar cuando se alcance su finalidad (1 Corintios 15:28).
4. Hecho tanto más excelente—por su exaltación por el Padre (vv. 3, 13): en contraste con el haber sido “hecho un poco menor que los ángeles” (1 Corintios 2:9): “mejor”, o superior a ellos. Como el “siendo” del v. 3 expresa su ser esencial, así “hecho” de este v. (compárese el 7:26) señala lo que vino a ser en su humildad asumida (Filipenses 2:6). Pablo demuestra que su forma de humillación (posible motivo de escándalo para los judíos) no se oponía a su divinidad mesiánica. Como la ley fué dada por la ministración de ángeles y de Moisés, fué pues inferior al evangelio dado por el divino Hijo, quien es (vv. 4-14) como Dios, y fué hecho como el exaltado Hijo del hombre (Filipenses 2:5), mucho más excelente que los ángeles. Las manifestaciones de Dios mediante los ángeles (y hasta por el ángel del pacto) en diversas ocasiones en el Antiguo Testamento, no ponían al hombre y a Dios en unión personal, como lo hace la manifestación de Dios en carne. alcanzó por herencia—Siempre tuvo eso mismo, es decir, la filiación divina; pero “alcanzó por herencia”, heredó, según la promesa del Padre, el nombre de “Hijo”, con el cual nombre fué hecho conocer a hombres y a ángeles. El es “el Hijo de Dios” en un sentido mucho más sublime que aquel en que los ángeles son llamados “hijos de Dios” (Job 1:6; Job 38:7). “La plenitud de la gloria del peculiar nombre de el Hijo de Dios supera a todo vocablo o pensamiento humano. Todos los títulos son meros fragmentos de sus gloriosos rayos que se concentran como en un sol de gloria. Nombre que nadie conoció sino él solo” (Apocalipsis 9:12).
5. Porque—Por cuanto alcanzó más excelente nombre que los ángeles. ¿a cuál …—Un argumento frecuente de esta Epístola se basa en el silencio de la Escritura (Apocalipsis 1:13; Apocalipsis 2:16; Apocalipsis 7:3, Apocalipsis 7:14). [Bengel.] hoy yo te he engendrado—(Salmo 2:7.) Cumplido en la resurrección de Jesús, por la cual el Padre “declaró”, vale decir, manifestó su filiación divina, hasta entonces velada por su humillación (Hechos 13:33; Romanos 1:4). Cristo tiene un cuádruplo derecho al título de “Hijo de Dios”: (1) Por la generación, como engendrado por Dios; (2) por la ordenación, como enviado de Dios; (3) por la resurrección, como “el primogénito de los muertos” (véase Lucas 20:36; Romanos 1:4; Apocalipsis 1:5); (4) por la posesión efectiva, como heredero de todo. [El Obispo Pearson.] El Salmo aquí citado se aplicaba en primer orden y en sentido menos pleno a Salomón, de quien Dios prometió por medio de Natán: “Yo seré su Padre, y él será mi hijo”. Pero como toda la teocracia era de significado mesiánico, el triunfo de David sobre Hadadezer y los reyes vecinos (2 Samuel 8; Salmo 2:2, Salmo 2:9) es un tipo del sojuzgamiento final por Dios de todos los enemigos bajo su Hijo, a quien coloca (hebreo, ungiσ, Salmo 2:6) sobre “su santo monte Sión”, como Rey de los judíos y de toda la tierra, antitipo de Salomón, hijo de David. El “yo” en el griego es enfático: Yo el Padre eterno te he engendrado hoy, el día de tu manifestación como mi Hijo. “El primogénito de los muertos” (Colosenses 1:18; Apocalipsis 1:5), cuando has rescatado a tu pueblo y les has abierto el cielo. Siempre había sido Hijo, pero ahora por vez primera fué manifestado como tal en su humanidad antes humillada, ahora exaltada, unida a su divinidad. Alford aplica este “hoy” a la eterna generación; el día cuando el Hijo fué engendrado por el Padre es un hoy sempiterno: para él nunca hubo un ayer o tiempo pretérito, ni un mañana ni tiempo futuro: “Nada hay por venir, nada pasado; pero el eterno AHORA nunca se acabará” (Proverbios 30:4; Juan 10:30, Juan 10:38; Juan 16:28; Juan 17:8). La comunicación de la esencia divina en su plenitud envuelve la generación eterna; porque la esencia eterna no tiene principio. No obstante, el contexto señala un punto cronológico determinado; es decir, cuando el Hijo recibió su herencia (v. 4). La introducción del primogénito en la tierra (v. 6) no es subsiguiente al v. 5, como opina Alford, sino anterior (Hechos 2:30).
6. Y—griego, “Pero …” No sólo está comprobada ya su superioridad, sino que el Salmo 97:7 ofrece prueba más decisiva, que demuestra que no sólo en su resurrección sino también en vista de ser introducido en la tierra (véase 9:11; 10:5) como hombre; en su encarnación, en su natividad (Lucas 2:9), en su tentación (Mateo 4:10), en su resurrección (Mateo 28:2), y futuro advenimiento en gloria, los ángeles estaban ordenados por Dios para que se sujetasen a él. Véase 1 Timoteo 3:16, “Visto de ángeles”: que Dios manifiesta al Mesías como quien debe ser contemplado con devoción por las inteligencias celestiales (Efesios 3:10; 2 Tesalonicenses 1:9; 1 Pedro 3:22). La más plena realización de su señorío será en su segunda venida (Salmo 97:7; 1 Corintios 15:24; Filipenses 2:9. “Adoradle vosotros dioses todos” (seres sublimes, como ángeles), significa culto a Dios; pero se concedía universalmente entre los hebreos que Dios moraría, en un sentido peculiar, en el Mesías (de modo que podría en la frase talmúdica “ser capaz de ser señalado con el dedo”); de modo que lo que se decía de Dios, se aplicaba también al Mesías y se cumplía en él. Kimchi dice que los Salmo 93 al 101 contienen el misterio del Mesías. Dios gobernaba la teocracia en él y por él. la tierra—el mundo sujetado a Cristo (Filipenses 2:5). Como “primogénito” él tiene los derechos de primogenitura (Romanos 8:29; Colosenses 1:15, Colosenses 1:18). En Deuteronomio 32:43, la versión de los Setenta tiene: “Adórenle todos los ángeles de Dios”, palabras omitidas en el hebreo. Este pasaje de la versión de los Setenta podría haber estado en la mente del autor respecto de la forma, pero la sustancia se deriva del Salmo 97:7. David el tipo, en el Salmo 89:27 (citado en el v. 5), es llamado el “primogénito de Dios, superior a los reyes de la tierra”; así el primogénito antitípico, el hijo de David, ha de ser adorado por todos los señores inferiores, como ángeles (“dioses”, Salmo 97:7); pues él es “Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 19:16). En el griego “otra vez” está pospuesta y no nos obliga, como opina Alford, a traducir: “Cuando haya introducido otra vez …”, es decir, en la segunda venida; porque no hay mención anterior de una primera introducción; y “otra vez” a menudo se usa en citas, no unida al verbo, sino parentéticamente.
7. de—griego, “referente a los ángeles …” espíritus—o vientos: El que emplea a sus ángeles como vientos y a sus ministros como rayos; o, el que hace a sus ministros angélicos los poderes directivos de vientos y llamas, cuando éstos hacen falta para cumplir su voluntad. “Los constituye para que asuman la agencia o forma de llamas para los propósitos de él”. [Alford.] “Hace a sus ángeles espíritus” significa que los hace de una naturaleza sutil, incorpórea, veloz como el viento. Así el Salmo 18:10 : “Un querubín … alas de viento”. “Espíritus administradores” del v. 14 favorece esta versión. Como “espiritus” envuelve la velocidad del viento y la forma sutil del querubín, así “llama de fuego” expresa la ardiente devoción e intenso celo consumidor del leal serafín (significa “ardiente”), Isaías 6:1. La traducción, “Hace vientos sus mensajeros y una llama de fuego sus ministros” es por cierto incorrecta. En el Salmo 104:3, el sujeto en cada frase viene primero, y el predicado atributivo en segundo término; así el artículo griego aquí señala “ángeles” y ministros” como los sujetos, y “vientos” y “llama de fuego”, como predicados. Schemoth Rabba dice: “Dios se llama el Dios de Zebaoth (las huestes celestiales), porque hace lo que le place con sus ángeles. Cuando le place, los hace sentarse (Jueces 6:11); otras veces, ponerse en pie (Isaías 6:2); ya sea tomar la forma de mujeres Malaquías 5:9), ya la semejanza de varones (Génesis 18:2); a veces los hace “espíritus”; a veces, “fuego.” “Hace” denota que por lo exaltados que sean, no son sino criaturas, mientras que el Hijo es Creador (v. 10): no engendrados desde la eternidad, ni para ser adorados, como el Hijo (Apocalipsis 14:7; Apocalipsis 22:8).
8. oh Dios—el griego lleva el artículo para indicar énfasis (Salmo 45:6). por el siglo—La duración eterna y la rectitud van unidas (Salmo 45:2; Salmo 89:14). vara de equidad—cetro de rectitud, de honradez, sin rodeos. Véase “cetro de oro” (Ester 4:11).
9. maldad—iniquidad, injusticia, “anarquía” según los manuscritos más antiguos. por lo cual—porque Dios ama la justicia y aborrece la iniquidad. Dios … el Dios tuyo—Jerónimo, Agustín, etc., traducen el Salmo 45:7 : “Oh Dios, tu Dios, te ungió”, por lo cual se llama Dios a Cristo. Esta es probablemente la traducción correcta del hebreo aquí; porque es probable que el Hijo sea invocado aquí con “oh Dios” como en el v. 8. El “ungió” no significa la unción de su bautismo, cuando solemnemente emprendió su ministerio a nuestro favor; sino que es la del “óleo de alegría”, o de “gozo inefable” (que denota un triunfo, y sigue como la consecuencia de su manifestado amor de la justicia y su odio de la iniquidad), con el cual, tras la triunfante terminación de su obra, ha sido ungido por el Padre más que (por encima de) sus compañeros (no sólo más que a nosotros, sus semejantes, adoptados a la familia de Dios, a los que no se avergüenza de llamar sus hermanos, sino más que a los ángeles, copartícipes con él en parte, pero infinitamente inferiores a él en gloria, santidad, y goces celestiales; “hijos de Dios”, mensajeros angelicales pero subordinados al Angel del Señor, Mensajero del pacto). Así es antitipo de Salomón, “elegido entre los muchos hijos de David para sentarse en el trono del reino del Señor sobre todo Israel”, como David fué escogido antes que toda la casa de los hijos de su padre. La figura se saca de la costumbre de ungir a los huéspedes en la fiesta (Salmo 23:5); o más bien de ungir reyes: no fué antes de su ascensión cuando asumió el reino como Hijo del hombre. Un acontecimiento más pleno aún ha de ser, cuando él será visiblemente el Rey ungido sobre toda la tierra (puesto por el Padre) sobre su santo monte de Sión (Salmo 2:6, Salmo 2:8). Así David, tipo de él, fué ungido primero en Belén (1 Samuel 16:13; Salmo 89:20); y aun otra vez en Hebrón, primero sobre Judá (2 Samuel 2:4), luego sobre todo Israel (2 Samuel 5:3); hasta después de la muerte de Saúl no ocupó en realidad el reino, así como no fué sino hasta después de la muerte de Cristo que el Padre lo colocó a su diestra sobre toda principalidad (Efesios 1:20). El Salmo 45 en su primer concepto se aplicaba a Salomón; pero el Espíritu Santo inspiró al escritor a usar lenguaje que en su plenitud puede aplicarse sólo al Salomón del tipo, la verdadera Cabeza Real de la teocracia.
10. Y—en otro texto (Salmo 102:25) él dice. en el principio—Otra versión: “desde antiguo”; el hebreo: “antes”, “anteriormente”; la versión de los Setenta: “en el principio” (como en Génesis 1:1), en parangón con la idea del fin entendido en “ellos perecerán”, etc. El orden del griego aquí (no en la Versión de los Setenta) es: “Tú en el principio, oh Señor”, lo que hace hincapié en “Señor”. “Cristo es promulgado en algunos textos que muchas personas podrían insistir se refieren al Padre”. [Bengel.] fundaste la tierra—firmemente cimentada es la idea del griego. los cielos—en plural: no uno, sino muchos, e incluyen las varias órdenes de las inteligencias celestiales (Efesios 4:10). obras de tus manos—como un velo tejido o una cortina tendida.
11. Ellos—La tierra y los cielos en su presente estado y forma perecerán (Efesios 12:26; 2 Pedro 3:13). “Pereceran” no significa aniquilación; así como tampoco fué el sentido del caso cuando “el mundo anegado bajo el agua pereció” bajo Noé (2 Pedro 3:6). El pacto de la posesión de la tierra fué renovado con Noé y su simiente en la tierra renovada. Así será también después que perezca con fuego (2 Pedro 3:12). eres permanente—permanecerás, a través de (así el griego) todas las alteraciones.
12. vestidura—“envoltura”, manto, tapado, así el griego. envolverás—así la versión de los Setenta, Salmo 102:26; pero el hebreo tiene “los cambiará”. El Espíritu, por medio de Pablo, trata el hebreo del Antiguo Testamento con independencia en el uso, presentando la divina verdad bajo varios aspectos, sancionando a veces, como aquí, a la versión de los Setenta (véase Isaías 34:4; Apocalipsis 6:14); a veces al texto hebreo; a veces difiriendo de ambos. mudados—como uno hace de un lado una prenda y se viste otra. tú eres el mismo—(Isaías 46:4; Malaquías 3:6.) El mismo en naturaleza, por lo tanto el mismo en la fidelidad pactual con tu pueblo. no acabarán—el hebreo, “no terminarán”. Israel, en el cautiverio babilónico, en el Salmo 102, pone sus esperanzas de liberación en el Mesías, el inmutable Dios pactual de Israel (el Dios del pacto).
13. Cita del Salmo 110:1. La figura viene de la costumbre de los conquistadores de poner el pie sobre el cuello del vencido (Josué 10:24).
14. espíritus adminis tradores—Véase el v. 7, “espíritus … ministros”. Son espíritus incorpóreos, como lo es Dios, que sirven no obstante como inferiores. enviados—participio presente: enviados continuamente, en su servicio constante de todos los siglos. para servicio—Los ángeles son enviados para servir en primer orden a Dios y a Cristo, no a los hombres primordialmente. a favor—pero sirven “para el bien de” los que están por (así el griego) heredar la salvación: de los elegidos, que creen, o que creerán, por los cuales todas las cosas, inclusive los ángeles, cooperan para bien (Romanos 8:28). Las ministraciones de los ángeles no se efectúan propiamente dicho a los hombres, puesto que éstos no tienen autoridad alguna para mandarlos, aun cuando el servicio de ellos muchas veces se dirige para el bien de los hombres. Así se demuestra la superioridad del Hijo de Dios sobre los ángeles. Ellos “todos”, sea cual fuera su rango, administran; él es a quien administran. Ellos “están en pie” (Lucas 1:19) delante de Dios, o “son enviados” para ejecutar las divinas órdenes a favor de aquellos a los cuales le place salvar; él “está sentado” a la diestra de la majestad en las alturas (vv. 3, 13). El reina; ellos sirven.